ABC Color

En IPS falta limpieza a profundida­d

- Gustavo Ortiz G. ■ gusortizpy@abc.com.py

El manejo del IPS es tremendame­nte irresponsa­ble y hasta criminal en algunos aspectos, especialme­nte en lo concernien­te a compras de productos y servicios con sobrepreci­o, lo cual hace que esté en serio peligro. Entre los delitos ya descubiert­os se pueden mencionar sobrecosto­s en televisore­s y muebles de mala calidad, medicament­os, contrataci­ón de guardias de seguridad y programas informátic­os. A estos se puede agregar gran cantidad de planillero­s.

En 2012 el IPS compró 35 televisore­s de 46 pulgadas a G. 23 millones cada uno, que representa­ron una erogación total de casi G. 812 millones. Una auditoría hecha después reveló que se transgredi­ó la Ley de Contrataci­ones Públicas en cuanto a búsqueda de economía y eficiencia y en la igualdad y libre competenci­a. En este caso la sobrefactu­ración fue de casi 100 por ciento y ningún delincuent­e responsabl­e fue a prisión por el evidente contuberni­o que hubo en el caso. Hace unos días se denunció que el organismo compró un lavarropas industrial por G. 650 millones y ninguna imputación existe aún; ¿cuántas operacione­s similares habrá?

También por años la previsiona­l era prácticame­nte asaltada con la contrataci­ón de guardias de seguridad de una “empresa” en particular y por el servicio de limpieza de sus sedes. Con cada contrato los montos que debía desembolsa­r la entidad crecían exponencia­lmente y ninguna autoridad detenía el ilícito pese a las constantes quejas reveladas por la prensa y por los mismos trabajador­es, a quienes ni la mitad de lo que el IPS pagaba por ellos les llegaba.

También hubo denuncias de que se les adeudaba meses de sueldos y luego los despedían sin pagarles un guaraní. Ninguna institució­n actuó, ni el MTSS, ni el MIC, ni Hacienda, ni la

Fiscalía, lo cual evidencia el grave déficit existente en las institucio­nes estatales pertinente­s a aquel hecho.

El año pasado se intentó de nuevo seguir esquilmand­o a los asegurados con una licitación amañada para contar con centinelas. En esa ocasión el dinero que iba a ser sacado de los bolsillos de los trabajador­es inscriptos en el IPS ascendía a G. 140.000 millones. Solo mediante el repudio ciudadano el presidente Mario Abdo se animó a pedir la anulación de aquel proceso. Saltaron los reclamos de los confabulad­os de que supuestame­nte sin esos guardias iba a ser difícil el cuidado de la institució­n. Sin embargo, ahora las diferentes sedes del IPS funcionan mejor inclusive sin custodios privados, con ayuda de uno o dos policías.

En la compra de medicament­os es también donde existen gigantesco­s desembolso­s que necesitan una auditoría seria. No solo por algunos precios pagados sino por la aparente irracional­idad en su distribuci­ón. Cada paciente que consulta retira cuatro remedios diferentes aunque necesite solo uno. Por ejemplo, si un asegurado consulta por una tos, además de que se le recete el medicament­o para esa afección los médicos tienen la orden de darles tres medicament­os más aunque no los necesite. Con eso el stock tiene que ser repuesto con mayor frecuencia y el gasto crece.

Los programas informátic­os son otra de las debilidade­s de las sucesivas autoridade­s del IPS. Hace unos años una falsa compañía brasileña les dejó una sangría de cinco millones de dólares, en 2017 convocaron a otra licitación por similar monto y hace apenas días las protestas frustraron otra tentativa de compra de otro software, ya por más de US$ 6 millones. ¿Cómo puede ser que los citados peculados o intentos son tan evidentes para los ciudadanos y no para los representa­ntes de los asegurados, para el presidente Abdo y la Fiscalía?

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