En IPS falta limpieza a profundidad
El manejo del IPS es tremendamente irresponsable y hasta criminal en algunos aspectos, especialmente en lo concerniente a compras de productos y servicios con sobreprecio, lo cual hace que esté en serio peligro. Entre los delitos ya descubiertos se pueden mencionar sobrecostos en televisores y muebles de mala calidad, medicamentos, contratación de guardias de seguridad y programas informáticos. A estos se puede agregar gran cantidad de planilleros.
En 2012 el IPS compró 35 televisores de 46 pulgadas a G. 23 millones cada uno, que representaron una erogación total de casi G. 812 millones. Una auditoría hecha después reveló que se transgredió la Ley de Contrataciones Públicas en cuanto a búsqueda de economía y eficiencia y en la igualdad y libre competencia. En este caso la sobrefacturación fue de casi 100 por ciento y ningún delincuente responsable fue a prisión por el evidente contubernio que hubo en el caso. Hace unos días se denunció que el organismo compró un lavarropas industrial por G. 650 millones y ninguna imputación existe aún; ¿cuántas operaciones similares habrá?
También por años la previsional era prácticamente asaltada con la contratación de guardias de seguridad de una “empresa” en particular y por el servicio de limpieza de sus sedes. Con cada contrato los montos que debía desembolsar la entidad crecían exponencialmente y ninguna autoridad detenía el ilícito pese a las constantes quejas reveladas por la prensa y por los mismos trabajadores, a quienes ni la mitad de lo que el IPS pagaba por ellos les llegaba.
También hubo denuncias de que se les adeudaba meses de sueldos y luego los despedían sin pagarles un guaraní. Ninguna institución actuó, ni el MTSS, ni el MIC, ni Hacienda, ni la
Fiscalía, lo cual evidencia el grave déficit existente en las instituciones estatales pertinentes a aquel hecho.
El año pasado se intentó de nuevo seguir esquilmando a los asegurados con una licitación amañada para contar con centinelas. En esa ocasión el dinero que iba a ser sacado de los bolsillos de los trabajadores inscriptos en el IPS ascendía a G. 140.000 millones. Solo mediante el repudio ciudadano el presidente Mario Abdo se animó a pedir la anulación de aquel proceso. Saltaron los reclamos de los confabulados de que supuestamente sin esos guardias iba a ser difícil el cuidado de la institución. Sin embargo, ahora las diferentes sedes del IPS funcionan mejor inclusive sin custodios privados, con ayuda de uno o dos policías.
En la compra de medicamentos es también donde existen gigantescos desembolsos que necesitan una auditoría seria. No solo por algunos precios pagados sino por la aparente irracionalidad en su distribución. Cada paciente que consulta retira cuatro remedios diferentes aunque necesite solo uno. Por ejemplo, si un asegurado consulta por una tos, además de que se le recete el medicamento para esa afección los médicos tienen la orden de darles tres medicamentos más aunque no los necesite. Con eso el stock tiene que ser repuesto con mayor frecuencia y el gasto crece.
Los programas informáticos son otra de las debilidades de las sucesivas autoridades del IPS. Hace unos años una falsa compañía brasileña les dejó una sangría de cinco millones de dólares, en 2017 convocaron a otra licitación por similar monto y hace apenas días las protestas frustraron otra tentativa de compra de otro software, ya por más de US$ 6 millones. ¿Cómo puede ser que los citados peculados o intentos son tan evidentes para los ciudadanos y no para los representantes de los asegurados, para el presidente Abdo y la Fiscalía?