Otro repudiable abuso de la Municipalidad contra los asuncenos.
Bajo la gestión del exintendente Mario Ferreiro y la del actual Óscar Rodríguez (ANR), la Municipalidad de Asunción ha venido ocultando de hecho, en violación de la Ley Nº 5282/14, “de libre acceso ciudadano a la información pública y transparencia gubernamental”, tanto lo referente a la cuantía de su personal como al monto de sus remuneraciones. Para ello ha ideado un complicado sistema de acceso, pero nuestro diario ha creado una herramienta informática para superar ese problema. Así, ahora se sabe que los asuncenos sustentaban en las planillas hasta febrero de este año nada menos que 8.549 personas, de las cuales 7.279 estaban ubicadas en la Intendencia y 1.270 en la Junta Municipal. Y tal como ocurre en la Administración Central, el sobredimensionamiento municipal va acompañado de unas triquiñuelas absurdas para disimular los ingresos reales del personal. Del continuo vaciamiento institucional son tan responsables tanto el intendente como los concejales que le dan su aval. Los asuncenos y las asuncenas deben prepararse para dar la espalda a los sinvergüenzas que se presenten reclamándoles su voto para las próximas elecciones.
Bajo la gestión del exintendente Mario Ferreiro y la del actual Óscar Rodríguez (ANR), la Municipalidad de Asunción ha venido ocultando de hecho, en violación de la Ley Nº 5282/14, “de libre acceso ciudadano a la información pública y transparencia gubernamental”, tanto lo referente a la cuantía de su personal como al monto de sus remuneraciones. El art. 3º de dicha ley obliga a los Gobiernos municipales a “prever la adecuada organización, sistematización, informatización y disponibilidad” de la información pública, para que sea “difundida en forma permanente, a los efectos de asegurar el más amplio y fácil acceso a los interesados”.
Y bien, por algo habría de ser, el acceso informático a los datos referidos al personal municipal capitalino resulta en la práctica imposible, pues están dispersos en unos 33.000 ítems, en los que, además, aparecen nombres repetidos. En 2016, el anterior intendente cumplió con la norma citada, pero un año después, debido a las presiones de funcionarios, contratados y jornaleros, así como a las de sus respectivos padrinos políticos, recurrió con toda mala fe a la actual opacidad, ignorando el formato diseñado por la Secretaría de la Función Pública para facilitar el libre acceso. Es que la razón para este amañado proceder municipal es muy sencilla: había y hay mucho que esconder. Para empezar, ahora se sabe, mediante una herramienta informática creada por este diario, que los asuncenos sustentaban en las planillas hasta febrero de este año a nada menos que 8.549 personas, de las cuales 7.279 estaban ubicadas en la Intendencia y 1.270 en la Junta Municipal. No se ignoraba que la Municipalidad es un ogro que se alimenta de los contribuyentes, sin brindarles una contraprestación adecuada. Lo nuevo es que ahora se pueden conocer cifras oficiales, pese al ilícito encubrimiento urdido con el silencio cómplice de una mayoría de concejales, tan interesados, como los intendentes de ayer y de hoy, en la nefasta práctica del prebendarismo. Y aquí vale repetir la aclaración de que las barbaridades que ocurren en la Municipalidad de Asunción –y en todas las del país– se cometen con el aval de los concejales, por lo que son tan responsables como el propio intendente del continuo vaciamiento institucional. Al asumir el cargo que tan mal ejercería, Mario Ferreiro “reafirmó su compromiso (...) de llevar adelante una administración transparente y honesta, de desburocratizar la Municipalidad y hacer que el contribuyente esté en primer lugar”, según expresó en su oportunidad el sitio web de la Intendencia. A estas alturas, los asuncenos ya conocen el valor de su palabra empeñada en cuanto a la transparencia y a la desburocratización. Más aún, pueden tomar nota de que, entre 2016 y 2019, ingresaron 1.016 nuevos presupuestívoros, suma esta que no incluye a los removidos bajo la actual administración. O sea que esa cantidad podría ser mayor.
Menos mal que el contribuyente iba a estar “en primer lugar”. En los dos primeros meses de la gestión de Óscar Rodríguez, iniciada el 20 de diciembre de 2019, la planilla de remuneraciones varias se amplió con 64 nuevos perceptores, sin que se pueda excluir que, entretanto, se haya engrosado aún más. Tal como ocurre en la administración central del Estado, el sobredimensionamiento municipal va acompañado de unas triquiñuelas absurdas para disimular, de algún modo, los ingresos reales del personal. En efecto, ahora se sabe que, en febrero de este año, se gastó la friolera de 27.824.410.193 guaraníes en concepto de gastos de representación, de gratificación por servicios especiales (!), de subsidio para la salud (!) y de bonificación familiar, por nocturnidad, por insalubridad, por productividad, por gestión administrativa, por responsabilidad en el cargo, por gestión presupuestaria y por jefatura. En muchos casos, los agraciados nada tienen que ver con los disparatados beneficios que reciben. En efecto, sería ocioso analizar las diferencias entre cada uno de los sobresueldos que implican las cuatro últimas bonificaciones mencionadas, pero no así señalar, por
ejemplo, que 78 personas que trabajan en el Jardín Botánico y Zoológico cobran por “gestión administrativa” y que 39 empleadas en la Dirección de Obras Particulares perciben por “gestión presupuestaria”. Al margen de la ridícula “matriz salarial”, que supone una burla sangrienta, es de recordar que la Municipalidad se endeuda cada año para pagar remuneraciones. Los ediles no son confiables y la Contraloría General de la República, de acuerdo al art. 203 de la LOM, debe examinar cada año la veracidad de ese informe y, por tanto, el cumplimiento de la norma antes citada. La experiencia indica que, curiosamente, el organismo contralor nunca encontró ninguna irregularidad. Siendo la Junta Municipal tan responsable como la Intendencia de la falta de transparencia y del despilfarro prebendario, las posibles candidaturas para las próximas elecciones municipales de Óscar Rodríguez y del diputado Hugo Ramírez (ANR), ambos exconcejales, solo pueden calificarse de caradurez a toda prueba. Si por tantos años toleraron las matufias que se cometían bajo sus narices y que constantemente salen a luz, o fueron unos redomados inútiles o cómplices de los robos a los contribuyentes. Los asuncenos y las asuncenas deben prepararse para dar la espalda a los sinvergüenzas que se presenten reclamándoles su voto. La Municipalidad debe ser redimida de quienes, por acción u omisión, vienen abusando de ella desde hace tanto tiempo.