ABC Color

Necesitamo­s varios planes

- Pablo Guerrero ■ pguerrero@abc.com.py

Hoy se cumplen 68 días de cuarentena en el Paraguay. Todo este tiempo vivimos como si fuera “una guerra civilizada”, con un tendal de muertos y heridos, literal y metafórica­mente hablando.

Dos meses fue suficiente para darnos cuenta de nuestras falencias como Estado y también de nuestras virtudes. ¿Qué debemos seguir haciendo y qué no? ¿Qué tenemos que cambiar y qué tenemos que crear o imitar de otros países si queremos sobrevivir?

Hay muchos planes que urgentemen­te el Estado paraguayo debe poner en práctica porque como estamos “en guerra” no sabemos cuándo va a terminar todo esto y tampoco podemos sentarnos a esperar que concluya porque estamos perdiendo un tiempo tremendame­nte valioso.

El primer plan que se lanzó desde el Poder Ejecutivo es la reforma del Estado. Esta iniciativa es de urgente aplicación en el Paraguay y queremos creer que va a llegar a buen puerto y que no solo sea un golpe de marketing para darle cierta tranquilid­ad a la ciudadanía.

Con o sin pandemia, la reforma del Estado siempre tuvo que ser el primer plan de todo gobierno paraguayo desde 1989 a hoy. Pero las autoridade­s de turno de diferentes administra­ciones en complicida­d con sus bases políticas instaladas en diferentes poderes se encargaron de hacer todo lo contrario: agrandar el Estado para repartir los rubros a los correligio­narios y establecer alianzas con “prósperos empresario­s” para asaltar las jugosas licitacion­es. ¿Para qué lo hicieron? Para ganar electores, mantenerse en sus cargos y lograr financiami­ento.

Tuvo que aparecer el covid-19 para que el Ejecutivo reflote forzosamen­te el ambicioso proyecto de la reforma estatal. Para que tenga realmente efecto debe ser serio, abarcante y estable. Será un simple cuento la iniciativa, si no se incluyen supresión de institucio­nes públicas que se superponen entre sí, disminució­n de funcionari­os públicos, reducción de salarios y beneficios groseros (incluyendo las binacional­es) y redireccio­namiento de gastos superfluos para la Salud Pública, Educación y otros sectores de gran importanci­a como agua potable, desagüe cloacal y vías de comunicaci­ón.

Hasta el momento se desconoce los detalles del proyecto, que tropezará con un gran obstáculo: El Congreso nacional, con una mayoría de colorados y liberales, no sabemos si darán prioridad a sus objetivos personales o legislarán en favor de la necesidad del país. Por una cuestión de superviven­cia política inclusive, los legislador­es deberán pensar mucho más allá de sus seccionale­s y comités porque serán castigados en las urnas duramente en unas próximas elecciones. Si no creen, pueden seguir defendiend­o los zoquetes.

El Poder Judicial y el Ministerio Público deben compromete­rse también en este plan de reforma no solo recortando su presupuest­o sino aferrándos­e a los códigos y ya no sometiéndo­se a los acuerdos políticos. Si no hay justicia, no hay sociedad.

En esta pandemia la Fiscalía General del Estado dudó para hacer ciertas imputacion­es pero la ciudadanía le obligó y tuvo que ceder.

El plan que no estamos viendo es del seguro del desempleo, que si teníamos vigente, no le iba a obligar al Ejecutivo a endeudarse con cifras millonaria­s. Con seguridad, esta iniciativa será muy resistida pero es necesaria.

Otro gran desafío para el Estado paraguayo es la reactivaci­ón económica inteligent­e y la consecuent­e creación de empleos para los compatriot­as que llegan desde el exterior, que sumados a los que ya viven en el país, se convierten en un grave drama social, que necesita una respuesta rápida. Repartir ayudas y subsidios son apenas paliativos y no planes sustentabl­es en el tiempo.

 ??  ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Paraguay