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Carmen Echauri socióloga y asesora de IDEA Internacional Paraguay en temas de género y democracia, participó recientemente de un encuentro virtual organizado por Sumamos Mujeres titulado: Política y Covid-19: ¿Cómo participamos las mujeres?
–¿Por qué hay que poner en el debate público las tareas de cuidado?
–Porque los cuidados son imprescindibles para el sostenimiento de la vida y el desarrollo humano, ante los riesgos para la vida y la salud que instala la pandemia, este debate se hace imprescindible. Los cuidados son esenciales en todos los ciclos de vida, un bebé no sobreviviría sin todo el conjunto de actividades de cuidado y de estimulación necesarios para activar su potencial humano y ser incorporado a la sociedad y a la cultura; los adolescentes, las personas adultas, adultas mayores, todas y todos dependemos de ese conjunto de actividades de cuidado fundamentales para dar continuidad a los procesos vitales de la vida cotidiana y para el bienestar material y psicológico. Por lo tanto, vemos como campo de actividad humana que los cuidados son esenciales y
relevantes tanto a nivel individual como colectivo; las sociedades dependen de ese cúmulo de actividades para su supervivencia.
La crisis de la pandemia puso en evidencia el vínculo imprescindible entre los cuidados y el sostenimiento de la vida humana, un cúmulo de tareas que ha estado siempre allí, como si fuera un bien inagotable, y cuya reproducción diaria ha estado y está a cargo de las mujeres, principalmente. En la crisis de la pandemia se produce un aumento de las necesidades de cuidado, ya que bajo la consigna de “quedate en casa”, está implícito que las actividades para sostener la vida se harán
en los hogares, al menos una parte importante. Pero los cuidados también se gestionan desde espacios públicos como los servicios de salud, donde el personal de blanco tiene en sus primeras filas a miles de mujeres.
Paradójicamente a su relevancia, la construcción social y política de las valoraciones no le han cargado de valor, y fueron asociados como labor y función propia de las mujeres, con toda su carga de trabajo de menor valía o de “no trabajo”, lo que desde las ciencias sociales analizamos en términos de división sexual del trabajo.
Es por esto que el campo de los cuidados debe ser puesto en el debate público, debemos discutirlo políticamente, abrir conversaciones públicas sobre su valor, sobre qué implica como trabajo, remunerado y no remunerado, la distribución desproporcionada de los cuidados como responsabilidad femenina.
–Esta idea de oportunidad para capitalizar el trabajo organizativo y el liderazgo comunitario de las mujeres, ¿es un espacio para discutir sobre política, la realidad nacional y aspirar a cambios reales?
–Las mujeres tienen experiencia y gran capacidad para gestionar procesos colectivos con esquemas más horizontales, para resolver problemas prácticos como los que emergen de la situación de emergencia de la pandemia, así como sensibilidad para identificar necesidades sociales en sus comunidades. Creo que estas son habilidades clave para la construcción de liderazgos políticos; no son habilidades innatas, sino construidas a lo
“Las mujeres tienen experiencia y gran capacidad para gestionar procesos colectivos con esquemas más horizontales, para resolver problemas prácticos como los que emergen de la situación de emergencia de la pandemia”.
largo del proceso de socialización y desarrollo humano. Hay una experiencia de lidiar con situaciones adversas por parte de las mujeres, en tiempos normales y en tiempos de crisis, y cito a Line Bareiro, cuando habla de “vencer adversidades” como una capacidad que permite a las mujeres transitar desde la vida privada a la vida pública y la política, ejerciendo sus liderazgos y tomando parte de las conversaciones públicas, aun cuando las condiciones de competencia política no sean iguales para mujeres que para hombres. Y aún cuando en estos momentos de crisis el horizonte se presenta incierto, necesitamos ampliar el espacio democrático y hacer efectivos los derechos políticos de las mujeres, en igualdad y sin discriminaciones; es preciso capitalizar las capacidades de las mujeres y trasladarlas a los espacios de deliberación y de decisiones políticas, como en este momento son los debates sobre revisión del contrato social y reforma del estado.