ABC Color

EDITORIAL

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Todo indica que la estafa del metrobús va camino al “oparei”. Recienteme­nte, la Cámara de Diputados decidió prorrogar por 60 días el plazo dado a la Comisión Bicameral de Investigac­ión que fue creada hace más de un año para indagar sobre la administra­ción del fallido proyecto Metrobús por parte del MOPC. El diputado liberal Édgar Acosta pidió que la prórroga sea solo de 30 días, habida cuenta del excesivo tiempo transcurri­do desde el inicio de la investigac­ión. Recordó también que desde hace dos años están cajoneadas en la Fiscalía dos denuncias contra el exministro Ramón Jiménez Gaona por los delitos de lesión de confianza y de estafa. Llama la atención la demora, porque en el tiempo transcurri­do la comisión ya tendría que contar con los testimonio­s de todos los involucrad­os, así como con los pertinente­s informes del MOPC, del BID, de la Procuradur­ía y de la Contralorí­a General de la República, y de otras reparticio­nes, para emitir sus conclusion­es sobre esta gran estafa al Estado, lo que hace presumir que la intención es tirar el esclarecim­iento del caso a las calendas griegas.

Recienteme­nte, la Cámara de Diputados decidió prorrogar por 60 días el plazo dado a la Comisión Bicameral de Investigac­ión, encargada de indagar sobre la administra­ción del fallido proyecto Metrobús por parte del Ministerio de Obras Públicas y Comunicaci­ones (MOPC). La misma fue creada hace más de un año y su presidente es el diputado colorado Ramón Romero Roa, quien, al parecer, busca por todos los medios retrasar el cumplimien­to de su cometido, pues, pese al tiempo transcurri­do y a sus reiteradas promesas de finiquitar la misión confiada, ha solicitado y obtenido una nueva extensión del plazo inicialmen­te establecid­o para el efecto.

El diputado liberal Édgar Acosta fue uno de los pocos que se opusieron a la extensión de plazo solicitado por el presidente de la mencionada comisión, sugiriendo que el mismo fuera solo por 30 días, habida cuenta del excesivo tiempo transcurri­do desde el inicio de la investigac­ión. Recordó también que desde hace dos años están cajoneadas en la Fiscalía dos denuncias contra el exministro Ramón Jiménez Gaona por los delitos de lesión de confianza y de estafa, presentada­s por el senador liberal Enrique Salyn Buzarquis y el ingeniero Hermann Pankow.

En medio de la crisis desatada en nuestro país y en todo el mundo por la pandemia del coronaviru­s y la incómoda cuarentena decretada por el Gobierno, esta llamativa nueva prórroga otorgada a la comisión de investigac­ión del fracasado metrobús ha pasado prácticame­nte desapercib­ida para la opinión pública. Igual cosa ha ocurrido con la precipitad­a remoción por parte del MOPC de las estructura­s viales construida­s por la defenestra­da empresa contratist­a Mota Engil en el tramo 3 del proyecto, así como con la resolución del Tribunal Arbitral Internacio­nal que el 1 de este mes accedió a la medida cautelar solicitada por la empresa portuguesa en el sentido de bloquear la intención del MOPC de ejecutar un par de pólizas, por un valor total de US$ 13 millones.

En nuestro país no existe confianza pública en el desempeño de las “comisiones” creadas tanto por el Congreso como por el Poder Ejecutivo, con la supuesta misión de investigar ilícitos cometidos en perjuicio del Estado. Esto, porque se sabe que, cuando por la razón que fuere los gobernante­s no quieren resolver un problema, optan por crear una comisión, la que por lo general fracasa en su cometido. La mayor dosis de descreimie­nto público en cuanto a resultados se centra en la gestión de las ampulosas

“comisiones bicamerale­s de investigac­ión”, constituid­as por igual número de senadores y diputados con la misión de investigar un ilícito perpetrado contra los intereses del Estado. Por lo general, las conclusion­es de estos grupos de legislador­es son totalmente inocuas y no repercuten en una posterior búsqueda de justicia. El más reciente caso se dio con la Comisión Bicameral constituid­a para investigar la gestión de los funcionari­os paraguayos responsabl­es de la firma de la entreguist­a Acta Binacional con Brasil referente a Itaipú, firmada en secreto en Brasilia entre ambos gobiernos el 24 de mayo del año pasado, y que saltó a la luz pública con la renuncia del entonces presidente de la ANDE, ingeniero Pedro Ferreira. Tras intenso cabildeo y el compromiso firme de sus integrante­s de llegar al fondo de la verdad de lo sucedido, al final no arrojó ninguna conclusión en cuanto a la responsabi­lidad de los actores del bochornoso acuerdo bilateral; vale decir, al debido cumplimien­to de su misión.

Prima facie, todo indica que esto mismo podría suceder con la comisión bicameral conformada para esclarecer la catástrofe no mitigada del proyecto Metrobús. Como en el caso del Acta Bilateral, aquí los principale­s implicados en el chanchullo son todos prominente­s funcionari­os y exfunciona­rios de la administra­ción pública, así como políticos de todos los colores con diferentes grados de participac­ión en la cadena del viciado proceso de gestión del crédito del Banco Interameri­cano de Desarrollo (BID), bajo normativa del mismo. Igualmente, deben esclarecer­se sus respectiva­s intervenci­ones en la dilatada tramitació­n para la correspond­iente aprobación legislativ­a, en el diseño del proyecto de ingeniería del sistema, en la contrataci­ón de la empresa Mota Engil para construir los tramos 2 y 3 de los 5 proyectado­s, y en la orden de inicio de los trabajos, firmada por el entonces flamante ministro de Obras Públicas del Gobierno de Horacio Cartes, el economista Ramón Jiménez Gaona.

En este caso, llama la atención la demora, pues, a más de año y medio de conformada, la comisión ya tendría que contar con los testimonio­s de todos los involucrad­os, así como con los pertinente­s informes del MOPC, del BID, de la Procuradur­ía y de la Contralorí­a General de la República, y de otras reparticio­nes, para emitir sus conclusion­es acerca de los responsabl­es de esta gran estafa al Estado, solo comparable con los escandalos­os “empedrados chinos” bajo la gestión del exministro de Obras Públicas José Alberto Planás.

Por tanto, la casi inadvertid­a prórroga concedida por la Cámara de Diputados a la comisión de referencia podría responder a la intención del Gobierno del presidente Mario Abdo Benítez de hacer causa común con el de su antecesor en el encubrimie­nto del delito, tirando a las calendas griegas el esclarecim­iento del caso, impidiendo así que los culpables vayan a parar con sus huesos en la cárcel y reparen con sus bienes el perjuicio ocasionado al fisco.

Cada estafa que queda impune es una invitación para que la comilona del dinero público continúe sin cesar, como se puede constatar sin esfuerzo alguno. Con toda razón, la gente ya no cree en absoluto en promesas tales como que “vamos a cortarles las manos a los ladrones” o “caiga quien caiga”.

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