Alta traición
El 19 de marzo pasado, ante los cientos de millones de dólares que se liberarían para enfrentar la pandemia, sosteníamos que hacer cualquier tipo de negociado con el dinero público asignado a sobrellevar esta crisis no debería ser considerado solo un delito, sino una alta traición a la Patria.
Pasaron poco más de dos meses de aquello y hoy, en varios procesos de compra, emergió el tufo de la miserabilidad de quienes lucran con nuestra salud.
Desde la compra de milagrosa agua tónica en Petropar, pasando por las costosas mascarillas de la Dinac, hasta llegar a los inaceptables insumos ofrecidos al Ministerio de Salud por dos empresas que resultaron estar vinculadas entre sí.
Las denuncias periodísticas sobre este último proceso comenzaron hace varias semanas, generando incluso la renuncia de la directora general de Vigilancia Sanitaria, Lourdes Rivaldi, y del director de Administración y Finanzas, Alcides Velázquez.
Recuerdo que cuando le preguntamos al ministro de Salud
Julio Mazzoleni, durante uno de los programas especiales en ABC TV, si el les había pedido sus renuncias, nos respondió que conversó con ellos y que fueron ellos quienes tuvieron “la cortesía, el espíritu de dar un paso al costado”.
Para ese momento ya era muy público que el proceso estuvo viciado de irregularidades administrativas, pero sin embargo el ministro se mostraba excesivamente cauteloso.
Tuvo que aparecer esta semana un lapidario informe de 44 páginas de la Contraloría, que concluye que el proceso de adquisición estuvo viciado de irregularidades en todas sus etapas, para que el Ministerio de Salud tomara la decisión de rescindir totalmente el contrato con estas dos empresas, activando el mecanismo para intentar recuperar el anticipo del 20 por ciento que debió desembolsar para concretar la que finalmente resulta un fallido intento de compra de insumos por 85 mil 220 millones 500 mil guaraníes a las empresas Insumos Médicos SA y Eurotec SA, vinculadas a un Justo Ferreira, antiguo proveedor del ministerio.
Lo que francamente no termino de entender es por qué el Ministerio de Salud no presentará una denuncia formal ante la fiscalía.
El argumento de que ya existe una denuncia presentada por un grupo de diputados, y que por ello la fiscalía ya está al tanto, sabe a poco.
Hasta aquí, tanto el ministro como su equipo se han ganado la confianza de la gente, por los buenos resultados sanitarios con base en las rápidas decisiones asumidas y pese a que las medidas tomadas, han generado, naturalmente, la pérdida temporal o definitiva de miles de puestos de trabajo.
Esa confianza es un crédito a favor, que puede verse deteriorado si no se toman medidas drásticas para apartar a todos aquellos quienes formaron parte del frustrado esquema de compra de insumos, así sean personas de mucha confianza del ministro.
Desarmar la rosca histórica de Salud está en sus manos.
La buena educación y la diplomacia son excelentes compañeras de vida para muchos momentos, pero no para enfrentar a la corrupción.
Para ella son fundamentales, intolerancia y firmeza.