Nosotros cumplimos, ¿y ustedes?
Pocos paraguayos olvidaremos lo que pasó el martes 10 de marzo del 2020. Era alrededor de las 18:00 cuando el Presidente Mario Abdo Benítez –rodeado de autoridades de los tres poderes del Estado– comunicó al país que entrabamos a un “Aislamiento Preventivo General” por dos casos confirmados de covid-19. Sospechaban circulación comunitaria.
La medida no tenía precedentes ni protocolo. En el Paraguay post stronista nunca antes se tuvo que ordenar que a los habitantes se restrinjan derechos consagrados como el trabajo, la circulación, reuniones, educación …y una larga lista de etcéteras.
Esa tarde Mario Abdo Benítez nos habló de
Y acatamos: dejamos vacías las aulas, calles, industrias y comercios. Solo el miedo deambulaba por las noches cuando oíamos los megáfonos policiales. La gente se paralizó, desde el principio, sin exigir condiciones ni hacer rebeliones, sin certezas de sobrevivencia.
Hoy día tenemos un saldo auspicioso y Paraguay es consultado por otros países; el acatamiento parece haber acorralado por el momento al virus. El gobierno infla pecho por el éxito obtenido en salud pero mira de costado nomás todavía las demoledoras cifras económicas de quiebres de empresas, desaparición de fuentes de trabajo, bajas en las recaudaciones, endeudamiento y agravamiento de franjas de pobreza.
Si nos dicen que estamos ganando el partido, ¿por qué muchos tenemos atragantado el grito del gol? Porque la corrupción le está haciendo una auténtica goleada al pueblo. Enoja y rabia descubrir que el SACRIFICIO que pidió nuestro Presidente lo hicimos NOSOTROS. Y la TOLERANCIA que también pidió nuestro Presidente la hicieron ELLOS, desde el gobierno.
Tienen una tolerancia nauseabunda con la corrupción en varios entes públicos; sin ir más lejos, el propio Ministro Mazzoleni que es brillante como artífice en salud demuestra tibieza a la hora de reaccionar y castigar la corrupción. El mismo Capitán que nos ha pedido paciencia lleva 74 días tolerando que la lasciva ambición de los ladrones le robe a él los insumos sanitarios, respiradores y camas que necesita tener para salvar las vidas que prometió salvar si nos encerrábamos.
Mañana se cumplirán 75 días de privaciones a cambio de preparar la defensa para nuestros soldados de salud y hospitales, ¿y qué tenemos? Hay apenas 250 camas de terapia intensiva con respiradores; no están las camas, trajes protectores ni mascarillas que prometieron. No existen, y si existían, tuvieron que ser rechazados por mala calidad.
En medio de esta miserabilidad es difícil pedir más paciencia pero TENEMOS que seguir. Perú inició su cuarentena total cinco días después que nosotros y luego avanzaron con las fases inteligentes. Tras el éxito inicial, todo cambió: solo al día de ayer ya tenían 3.244 muertos … y en la ciudad de Loreto la gente iba a morir a sus casas porque los hospitales ya no tenían camas. Mañana iniciamos la segunda fase de la cuarentena inteligente: fabriquemos fuerzas donde ya no quedan, y hagámoslo por la gente que amamos. Bien lo dice Atahualpa Yupanqui: “Las penas y las vaquitas se van por la misma senda; las penas son de nosotros, las vaquitas son ajenas”. Si no hacemos bien las cosas, los muertos serán los nuestros, las ganancias serán ajenas.