Reforma educativa desde los 90
De vez en cuando aparece en algún medio de comunicación social algún comentarista diciendo que la Reforma es un fracaso y que yo soy su mentor responsable. Afirmaciones tan simplistas e indocumentadas desorientan y nada ayudan a encontrar las causas reales de la crisis de la educación.
Decir que toda la Reforma fracasó no corresponde a la realidad, la verdad es que no se lograron todos los objetivos, pero sí muchos e importantes. Por ejemplo: pasamos del 60% de cobertura escolar de la cohorte al 95%; de preescolar optativo a los 6 años, a Educación inicial y preescolar obligatorio a los 5; de 6 años de educación obligatoria gratuita a 10; de salario docente de la tercera parte del sueldo mínimo al sueldo mínimo por turno; de educación absolutamente centralizada a descentralizada; de ley de educación de 1945, copia de la de 1909, a ley general actualizada de 1998; de sistema en dictadura a sistema en democracia; de educación en castellano al bilingüismo oficial; de estudiantes sometidos a democratización de los centros de estudiantes; se han multiplicado los Institutos de Formación Docente, los Institutos Superiores y los Técnico Profesionales de Tercer Nivel; de dos universidades a 57; de privilegiados universitarios a un ingreso anual de unos 160.000 jóvenes; de acabar el bachillerato solamente el 14% de los que iniciaron primer grado, a casi el 50%; de no tener libros de texto, a la producción paraguaya y aparición de editoriales locales; de no tener alimentación y kits escolares a tenerlos; del aislamiento a recuperar la representación en la Unesco y la OEI, además de estar en Mercosur educativo e integrados en PISA;
La lista es suficiente para evidenciar que se consiguieron objetivos importantes. Sin embargo la valoración de tantos logros no elimina el reconocimiento de objetivos esenciales no alcanzados, entre ellos hay que citar la deficiente formación de los docentes, que son el corazón y sistema sanguíneo de todo el sistema educativo. En consecuencia la educación que se viene ofreciendo (salvo excepciones mayoritariamente privadas) en todos los niveles educativos, no tiene calidad, lo que contribuye definitivamente al muy bajo rendimiento escolar, hasta el punto de quedar clasificados en los últimos puestos entre los países de América Latina.
Tampoco se logró liberar al sistema educativo de las abusivas interferencias políticas, alimentadas por el clientelismo y la partidización de la administración pública, usando el MEC como empresa de empleo e ignorando la meritocracia profesional.
La educación es un sistema complejo en relación de interdependencia e interinfluencia con otros sistemas del macrosistema nacional.
No se ha hecho evaluación científica de la Reforma, pero quien la haga sólo descubrirá la realidad y todas sus causas si hace análisis sistémico, Las causas de sus éxitos y fracasos están también fuera de su sistema. En nuestro caso las causas profundas de la situación están en la política y la corrupción. Hay políticos y corruptos que se acercan a la educación no para servirla, sino para servirse de ella. La traicionan, la contaminan y la saquean.
Por problemas políticos, la media de permanencia en el cargo de ministro desde el 90 es de dos años ¿Se puede hacer algo serio en el sistema educativo en dos años? En los años 98-99 hubo tres ministros. En cuatro años del Presidente Lugo hubo tres ministros, con Cartes tres, un año, el 2017 estuvieron Riera, Aguilera y Petta. La educación necesita estabilidad, continuidad con políticas de Estado, pero cada ministro que llega trae las políticas de su gobierno y su gente de confianza sobre todo para cargos importantes. En 30 años deberíamos haber tenido. Seis ministros y hemos tenido quince. ¿Dónde quedó la Reforma?
Por justicia y fidelidad a los compañeros del CARE debo aclarar que si hay que buscar referentes de la Reforma hay que citar al menos a tres personalidades del CARE, los doctores Vicente Sarubbi, Domingo Rivarola y Adriano Irala Burgos, que aportaron más que yo y de los que aprendí mucho. Y debe constar que los consejos que daba el Consejo se decidían por unanimidad o mayoría de votos. Como asesores (no ejecutivos) somos corresponsables de los consejos dados, no de la ejecución de la educación.