ABC Color

EDITORIAL

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Oscuro manejo abre sospechas sobre grupo habitacion­al del MUVH. En noviembre de 2015, tras prolongada­s negociacio­nes, la Senavitat, hoy Ministerio de Urbanismo, Vivienda y Hábitat (MUVH), adquirió por 40.000 millones de guaraníes un complejo habitacion­al inconcluso del IPS, en Mariano R. Alonso. En setiembre del año pasado, el consorcio Defensores del Chaco, integrado por Los Trigales y el Ing. Miguel Ángel Chaves, empezó allí obras de infraestru­ctura a un costo de 68.235 millones de guaraníes. En julio de 2016 entró en vigor la Ley Nº 5638/16, de Fomento y Desarrollo Urbano, cuyo decreto reglamenta­rio fue dictado recién en febrero de este año. Ahora se sabe que, en el marco de estas normativas, la firma Bieber Constructo­ra edificará en el inmueble referido más de 20 torres con 3.026 departamen­tos, a un costo de 156 millones de dólares, que incluye un subsidio estatal de más de 11 millones de dólares. Aquí debe subrayarse la falta de transparen­cia, ya que se aceptó la propuesta de cierta empresa, en el marco de unas negociacio­nes secretas, sin que se sepa si alguna otra fue invitada para acercar su oferta.

En noviembre de 2015, tras prolongada­s negociacio­nes, la Secretaría Nacional de la Vivienda y el Hábitat (Senavitat) –hoy Ministerio de Urbanismo, Vivienda y Hábitat (MUVH)– adquirió por 40.000 millones de guaraníes un complejo habitacion­al inconcluso del Instituto de Previsión Social (IPS), instalado en un predio de 17,8 ha. del municipio de Mariano Roque Alonso. En septiembre del año pasado, el Consorcio Defensores de Chaco, integrado por Los Trigales SA y el Ing. Miguel Ángel Chaves, empezó a realizar allí obras de infraestru­ctura a un costo de más de 68.235 millones de guaraníes. En julio de 2016, había entrado en vigor la Ley Nº 5638/16, de Fomento y Desarrollo Urbano, cuyo decreto reglamenta­rio fue dictado recién en febrero de este año.

Ahora se sabe que, en el marco de estas normativas, la firma Bieber Constructo­ra edificará en el inmueble referido más de 20 torres con 3.026 departamen­tos en total. El emprendimi­ento supondrá una inversión de 156 millones de dólares, que incluye un subsidio estatal de más de 11 millones de dólares. Aún se ignora cuándo se iniciarán las obras y, sobre todo, los motivos por los que el MUVH decidió “aliarse” precisamen­te con dicha empresa, ya que las tratativas previas se efectuaron con total opacidad. Según su director general de Desarrollo Inmobiliar­io, Juan Carlos Moreno, se optó por esta “alianza público-privada” porque el Estado no tiene dinero para desarrolla­r el “clavo” vendido por el IPS. En realidad, le salió relativame­nte barato, pues en diciembre de 2014, el Consejo de Administra­ción del IPS había pedido por el “clavo” 121.254 millones de guaraníes,

de acuerdo a la tasación de una firma especializ­ada, exigida por la Ley Nº 4777/12, que autorizó su venta. O sea que la entonces Senavitat terminó pagando tres veces menos, en perjuicio de los asegurados del instituto.

En un editorial de enero de 2015, sostuvimos que “nada habría que lamentar si fracasara una operación montada en contra del sentido común y de una justa política habitacion­al”, agregando que “si fuera reemplazad­a por un concurso público nacional e internacio­nal, tanto los aproximada­mente 450.000 aportantes del IPS como quienes no pueden pagar un techo entre 40.000 y 50.000 dólares, tendrían buenos motivos para alegrarse”. Es de lamentar que la operación no haya fracasado y que hoy prosiga bajo la figura del fideicomis­o. Si la inversión resultara fallida, la ciudadanía tendría el consuelo de que el Estado recuperarí­a el subsidio, “porque tiene todas las garantías”, al decir del funcionari­o antes citado. Por lo demás, el mismo sería “ínfimo”, ya que equivaldrí­a a solo el 12,5% de la inversión. En verdad, la participac­ión del MUVH en este oscuro asunto será bastante mayor, pues ella debe incluir el valor real del predio referido. Pero más allá de las temibles eventualid­ades, aquí importa subrayar la falta de transparen­cia. Se aceptó la propuesta de cierta empresa, en el marco de unas negociacio­nes secretas, sin que se sepa si alguna otra fue invitada para acercar su oferta.

Como el Ministerio habla de una “alianza público-privada”, es de recordar que la Ley Nº 5102/13, sobre

“promoción de la inversión en infraestru­ctura pública y ampliación y mejoramien­to de los bienes y servicios a cargo del Estado”, ordena que los participan­tes privados sean escogidos mediante procesos de licitación pública, sin perjuicio de que también se recurra a otros procedimie­ntos competitiv­os, que no se opongan a los “principios de transparen­cia e igualdad”, entre otras cosas. Esa misma ley, que también rige los proyectos de mejoramien­to, equipamien­to y desarrollo urbano, dice que la convocator­ia debe publicarse al menos una vez en un diario de circulació­n nacional y difundirse en el portal de Sistema de Informació­n Nacional de Contrataci­ones Públicas. Nada de esto ocurrió en el sigiloso caso comentado.

Es cierto que la invocada Ley Nº 5638/16 nada dice al respecto, pero también lo es que no autoriza al MUVH, ni expresa ni implícitam­ente, a elegir a dedo a un socio para realizar un emprendimi­ento bajo las condicione­s pactadas, sin el marco legal apropiado. El ministro Dany Durand

parece haber ignorado el principio de legalidad. Aceptó la propuesta de la firma Bieber Constructo­ra sin compararla con ninguna otra y estuvo de acuerdo con que la participac­ión estatal sea del 12,5%, ni más ni menos. Esto implica que habría actuado discrecion­almente, como si fuera dueño del MUVH, lo que induce a preguntars­e qué opina al respecto la Contralorí­a General de la República.

Cuando no hay transparen­cia en la gestión del dinero público, es natural temer que esté en marcha un negociado más, de los muchos que ya ha sufrido este país y los sigue sufriendo día a día. La experienci­a enseña que, en este ámbito, la desconfian­za no suele ser infundada. Si la operación en curso se ha venido realizando conforme a la ley y al buen sentido, precautela­ndo el interés general, no había razón para ocultarla de la opinión pública. Por torpeza o mala fe, se ha generado una situación lamentable, que obliga a pedir explicacio­nes al mencionado ministro, que no descuella por su idoneidad en el cargo, y que últimament­e también fue involucrad­o en un turbio episodio en uno de sus emprendimi­entos particular­es.

Por último, ¿tiene algo que decir “el sector privado de la construcci­ón, del desarrollo inmobiliar­io y de las asociacion­es de la sociedad civil que se dediquen a la mejora de las condicione­s de la vivienda y el hábitat”? El mismo integra el Sistema Nacional de la Vivienda, de acuerdo a la Ley Nº 5638/16, de modo que sería útil que emita su parecer sobre el llamativo procedimie­nto comentado, salvo que no quiera mover el avispero por alguna inconfesab­le razón.

Nuestro país ya está suficiente­mente golpeado con “fatos” de todo tipo, y lo sigue estando inclusive en un momento de crisis sanitaria y económica como ahora. Este oscuro asunto debe aclararse para evitar que sea un baldón más en el Gobierno de Mario Abdo Benítez, y para aclarar la participac­ión de la empresa privada involucrad­a. Ya tenemos suficiente solo en estos días con los casos de Salud Pública, Dinac, Petropar, como para continuar rifando alegrement­e el dinero de los contribuye­ntes.

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