ABC Color

Disputa por el Senado con obstáculos

- Marcos Cáceres Amarilla mcaceres@abc.com.py

Los pactos por los cargos de la mesa directiva del Senado que se hacen al inicio de cada legislatur­a suelen romperse, tradiciona­lmente, luego de dos periodos.

Eso ocurre por distintas causas pero en general porque, terminado el segundo año de gestión, comienza el declive político y la menor influencia del Presidente de la República de turno.

El pacto que se hizo en el Senado al inicio del actual periodo entre colorados cartistas y abdistas con los liberales llanistas establecía una rotación en el cargo que se cumplió el año pasado cuando Blas Llano tomó la posta que dejó Silvio “Beto” Ovelar. Pero este año, en el que supuestame­nte le tocaba a un cartista, ya no se respetará.

El motivo, en líneas generales, es que la coyuntura política de dos años a esta parte cambió. “Icambiante la política”, dice el dicho paraguayo.

Más específica­mente ocurre que, cerca ya de cumplirse la mitad del mandato presidenci­al, comienzan a acomodarse las piezas en el tablero político de cara a las elecciones internas y municipale­s del 2021 y a las generales del lejano-cercano 2023.

El cartismo no está en condicione­s ahora de exigir el cumplimien­to del pacto, porque se encuentra disminuido en su número y en su influencia en el Senado.

En cambio, para Blas Llano retener la presidenci­a de la cámara se ha convertido en una cuestión vital para seguir contando con un espacio de poder real desde donde sostener su disputa interna con las autoridade­s del PLRA, en particular con el presidente Efraín Alegre.

Para abonar sus aspiracion­es, Llano cuenta con sus buenas relaciones tanto con Abdo Benítez como con Horacio Cartes.

Sin embargo, en el oficialism­o consideran que correspond­e que haya una alternanci­a. El problema es que no hay acuerdo entre ellos sobre quién debe ser el candidato y además, sin el respaldo de la bancada llanista, no tienen los números para elegir a su eventual candidato.

Silvio “Beto” Ovelar, uno de los colorados oficialist­as que aspira a volver al cargo de presidente que ya ocupó en el periodo 2018/2019, también tiene buenas relaciones con Abdo Benítez y con Cartes. Pero, ante la postura de Llano de buscar su reelección, no tienen margen para encontrar los votos que necesita en las bancadas de la oposición.

Por su parte, el otro candidato oficialist­a, Óscar Salomón, no tiene las buenas relaciones con el cartismo y no tiene todos los votos en su bancada, pero sí cuenta con algún margen para buscar votos entre senadores de la oposición. Igualmente, hasta ahora, los números “no le dan”.

La reelección del cartista Pedro Alliana en la Cámara de Diputados –jugada que tuvo el evidente guiño de Abdo Benítez en contra de las aspiracion­es del oficialist­a Arnaldo Samaniego– habilitó también a Llano a plantear una suerte de equilibrio para que el Senado sea presidido por un opositor.

No obstante, entre las bancadas de la oposición desconfían de la calidad de “opositor” de Llano, aludiendo a que nunca dudó en pactar con cartistas, abdistas o con quien sea para acceder o conservar espacios de poder.

La posibilida­d de un acuerdo de los 28 senadores de la oposición, dispersos en 6 bancadas, para ocupar la mesa directiva, como proponen Patria Querida (derecha) y el Frente Guasu (izquierda) choca con el muro de la “realpoliti­k” de las viejas diferencia­s e inmemorial­es enfrentami­entos, particular­mente en el PLRA.

La fórmula que destrabe esta situación vendrá, probableme­nte, más por el lado de un astuto reparto de comisiones y/o compromiso­s para otros cargos futuros, antes que por cuestiones doctrinari­as, de principios ideológico­s o considerac­iones sobre lo mas convenient­e en estos tiempos para los intereses de la ciudadanía paraguaya.

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