Sobreviviendo
1917 es una de esas abrumadoras películas de guerras con mensajes de vida en medio de muertes absurdas. La dirigió el británico Sam Méndez, basado en cuentos que narraba su propio abuelo, un hombrecito pequeño que transmitía misivas claves en el frente occidental. Lo usaban porque medía menos de 1,60 y la niebla caía hasta en 1,80, no se lo veía. Es la primera guerra mundial y dos jóvenes reciben el encargo de entregar un recado a las tropas que van en la primera línea y que están a punto de caer en una emboscada. “Si fallan, será una masacre”, les advierten. Les dan apenas dos bengalas, el arma reglamentaria y los envían por corredores de muerte, minas activadas y crueldad bélica. No pasa mucho tiempo en la película para darnos cuenta de que la misión más importante de los jóvenes en realidad es mantenerse con vida: sobrevivir.
Sobrevivencia y guerra, enfermedad y muerte. De eso me hizo acordar el video que el doctor Arturo Cáceres me pasó unos minutos antes de la medianoche del viernes último. En el material que se ha viralizado en las últimas horas se ve a una decena de médicos cantando y protestando con música, ataviados con sus batas blancas ejecutando arpa, guitarras y batería: Domingo Pérez, Artur Zamberlan, Luis Barriocanal, Ángel Aguayo, Marcelo Pederzani y Marino Aguilar. Víctor Heredia les prestó la letra de su música, Ricardo Flecha les acompañó con su apasionada voz mientras otros artistas los acompañaron con arreglos, instrumentos y producción.
“No nos dejen solos”, escribieron. “Ninguna posibilidad”, contestamos. Y los mismos médicos escribieron en su gacetilla de prensa: “Sobreviviendo, con miedos y sentimientos encontrados, los galenos junto a su vocación, respeto y responsabilidad por la vida humana, hoy nos cantan que ya no quieren ser “sólo sobrevivientes”.
La letra de Heredia da conciencia de que frente al peligro y a las tragedias, a veces lo único que le queda a un ser humano es permanecer “sobreviviendo”. Quizá en la canción o en la pasión de una letra sea aceptable la sobrevivencia. Quizá hasta sea comprensible en una tragedia inesperada, en la sorpresa de una trama no prevista ni planeada. Pero cuando se ha planificado un “Aislamiento General Preventivo” para “preparar” al país en insumos y entrenamientos; cuando se ha provocado el mayor PARE económico de toda la historia del Paraguay en tiempos de paz, y no se ha conseguido el objetivo programado de adquirir los insumos, preparar los hospitales, puestos de salud, unidades de salud familiar, hospitales y puestos de IPS, de verdad, ¿debemos hablar de sobrevivencia por culpa de vulgares delincuentes y aprovechadores?
¿Cómo les decimos a nuestros médicos, enfermeras, laboratoristas, técnicos, a todo el personal de salud del Paraguay que hoy deben ir si o sí al frente de batalla, donde caen los morterazos, sin las armas y escudos planeados? ¿Deben ellos apelar a sus ideales y al juramento hipocrático para explicar a sus familias –y a ellos mismos– que en casi 90 días (¡tres meses!) apenas nos preparamos para “sobrevivir” y que puede que muchos no lo hagan porque delincuentes nos han robado? ¿Puede alguien decir cómo iremos todos a una guerra munidos de honditas? Sospecho que aunque lírico y poético, Víctor Heredia dio en el clavo cuando en 1974 escribió su canción: “Todos frente al peligro, sobreviviendo / tristes y errantes hombres / sobreviviendo”.