Estiman 30% de merma del maíz
La cosecha de maíz zafriña, que está en curso, tendría una merma de alrededor de 30% respecto a la cosecha anterior, sobre un área de 850.000 hectáreas. Se aguarda la colecta de unas 3.500.000 toneladas, lo que arroja una media de 4.117 kilogramos por hectárea, según los datos preliminares de la Cámara Paraguaya de Exportadores de Cereales y Oleaginosas (Capeco).
Las esperadas 3.500.000 toneladas representan una caída de la producción de cerca del 30% con relación a las 5.019.586 toneladas registradas el año pasado.
Por otro lado, acorde con el informe de la Unión de Gremios de la Producción, los agricultores reportan que las precipitaciones beneficiaron al cultivo de maíz tardío, pero que los precios que se abonan por tonelada están todavía muy por debajo de lo esperado. Actualmente pagan US$ 95 por tonelada.
Solo algunos agricultores pudieron cerrar contrato por US$ 110 por tonelada sobre el financiamiento para su cultivo.
Los productores señalaron que para pagar los costos de producción con los rendimientos actuales, el precio de equilibrio debería estar en US$ 120 por tonelada, y así poder cubrir los costos de producción, según la explicación de Cristi Zorrilla, productor y dirigente de la Coordinadora Agrícola del Paraguay, filial Caaguazú.
Por otra parte, Rafael Forlín, productor de Alto Paraná, señaló que en la mayoría de las parcelas se está llegando al fin del ciclo del cultivo con el cargado de granos.
“Estas lluvias fueron provechosas para esta etapa, ya que permitirán recuperar los rendimientos, que se estiman estarían por los 2.500 a 3.500 kilos por hectárea”, agregó.
Sin embargo, el productor Lauro Fischer, de Colonias Unidas,
Itapúa, indicó que la prolongación de las precipitaciones por varios días podría incluso ser perjudicial para los cultivos de maíz, en esta última etapa. “Si la lluvia continúa por varios días, así como marca el pronóstico regional, se afectarán los cultivos de maíz; habrá rebrote, pudrición o los llamados ‘calcinados’, acotó.
Por otra parte, las precipitaciones llegan en el contexto de un gran estiaje, y eran necesarias para recargar pozos, ríos, arroyos y nacientes, que tenían un muy bajo nivel de agua.