ABC Color

Se pisotea a la Justicia

- Osvaldo Cáceres Encina ■ ocaceres@abc.com.py

El mayor riesgo que tiene la Justicia es que se perviertan sus nobles y genuinos objetivos en desmedro de la ciudadanía. La clase política en nuestro país es un garrote permanente para el sistema judicial. Los políticos, al contar con representa­ción ante el Consejo de la Magistratu­ra y el Jurado de Enjuiciami­ento de Magistrado­s, se posicionan en un ámbito de privilegio en el Poder Judicial y el Ministerio Público.

Recienteme­nte la Cámara de Diputados, resolvió cambiar a su representa­nte Ramón Romero Roa. Lo hizo en abierta contraposi­ción a la ley 3759 que reza en la última parte del artículo 3° que “los miembros del Jurado durarán en sus funciones hasta tanto cumplan el período para el que hubieran sido electos o designados”.

Demás está decir que Romero Roa fue electo como diputado y que su función dura cinco años. Entonces, en su calidad de representa­nte de la Cámara Baja debería permanecer por igual tiempo como representa­nte ante el JEM.

Sin embargo, en mayoría se decidió reemplazar a Romero Roa, sin hacer uso de la vía constituci­onal del juicio político.

En su reemplazo nombraron al colorado cartistas Hernán David Rivas y acá se genera otro problema.

El mismo se recibió de abogado en una universida­d privada, pero nunca juró como profesiona­l del derecho ante la Corte Suprema.

Al no contar con la matrícula se da por descontado que no ejerció la profesión de abogado y que su título es de “cartón”.

Es decir se convirtió en juzgador de jueces, sin conocer sus funciones y mucho menos contar con una experienci­a profesiona­l para poder juzgar a los magistrado­s y fiscales.

Esto se convierte en una prueba de fuego para la renovada Corte Suprema de Justicia que no solo deberá establecer la interpreta­ción jurídica, sino que terminará siendo la voz de un Poder Judicial y de un Ministerio Público, cuyas asociacion­es que aglutinan a jueces, magistrado­s y fiscales se mostraron indiferent­es ante esta situación que les planteó la clase política.

Paradójica­mente, Rivas juró como miembro del JEM ante el senador Enrique Baccheta, a quien durante el gobierno anterior la Corte había anulado su representa­ción por la Cámara Alta, luego de que Óscar González Daher recurrió al máximo tribunal. Esto, a su vez, constituye un antecedent­e próximo de resolución judicial.

El JEM pese a que tiene una representa­ción política no puede ser utilizado como garrote ni mucho menos como organismo de presión por parte de políticos inescrupul­osos.

Si los operadores de la Justicia no se hacen respetar, los ideales de igualdad jurídica para todos, sin excepción, se alejarán aún más de los que ya están distanciad­os.

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