ABC Color

“Si es como dice la prensa...”

- Marta Escurra ■ mescurra@abc.com.py

En un histórico fallo, la Corte Suprema de Justicia ordenó el jueves que las declaracio­nes juradas de las autoridade­s de la República sean de libre acceso ciudadano. Con un 8 a 1, el partido se definió a favor de la transparen­cia luego de dos años de idas y venidas y en el último tramo con presión de un grupo de Diputados para que esto sea rechazado.

Conviene puntualiza­r que este fallo hace públicas todas las declaracio­nes, salvo las partes que contienen datos declarados como secretos o reservados por otras leyes; a saber: nombres de menores de edad, domicilios y teléfonos particular­es de los declarante­s y números de cuentas bancarias.

Con estas variables en claro, la ciudadanía tiene luz verde para ejercer su derecho a contralorí­a. Pero... no tan rápido ciudadanía, quieta ahí, porque aunque festejemos este gol de media cancha, Diputados entra con un VAR amañado en forma de ley que intenta despenaliz­ar las declaracio­nes juradas falsas y que todo quede en algún tipo de tironcito de oreja administra­tivo.

En esencia, lo que plantean estos parlamenta­rios es que eventualme­nte se puedan falsear u omitir informacio­nes y dejar en nada algo que hoy está penado como mínimo en dos artículos de Código Penal (el 243, declaració­n falsa y el 251, producción mediata de documento publico de contenido falso).

Mentir en una declaració­n falsa es un hecho punible. Punto. Pero lo que plantean los Diputados con su Ley, aprobada a tambor batiente aprovechan­do la mayoría automática para sancionar, es validar infamias como el enriquecim­iento ilícito y el lavado de dinero, y cobrar alguna que otra multita sin que pase a mayores. Es evidente que hay un grupo de la vieja clase política, de la vieja escuela política, desesperad­a porque sus chanchullo­s no salgan a la luz pública. Decía el abogado Ezequiel Santagada que se trata de un juego perverso al decir que la responsabi­lidad ante un falseamien­to sea meramente administra­tiva. La primera parte del artículo 1 está directamen­te relacionad­a con el eje de la defensa de uno de los legislador­es que está imputado por declaració­n jurada falsa. Ahora bien, la última responsabi­lidad sobre la promulgaci­ón de esta Ley la tiene el presidente Mario Abdo Benítez, quien dijo que “si es como estoy leyendo en los medios de comunicaci­ón que se despenaliz­a el falseamien­to de la declaració­n jurada, evidenteme­nte vamos a vetar el proyecto”.

No es solamente “como dice la prensa”, presidente. Este proyecto de ley es un despropósi­to, un retroceso y un escudo para los ladrones de siempre que viven y han vivido bajo el manto de la impunidad. Hágase y háganos el favor de vetar este nuevo intento por vernos la cara de estúpidos y abrir la puerta o la canilla para que nos sigan robando.

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