Amnesia por coronavirus
Días atrás estábamos hablando con un apreciado colega deportivo sobre la necesidad de ir recordando cómo estaba la tabla del campeonato de fútbol de Primera División hasta que llegó la suspensión por la pandemia. Esto, naturalmente, porque la mayoría hemos olvidado la mayor parte de los detalles del campeonato por el tiempo transcurrido, y surge la necesidad de recordarlo ante la posibilidad de su reinicio, que de no haber inconvenientes se daría el viernes 17 de julio. La aparición de la pandemia ha obligado a hablar casi monotemáticamente por largo tiempo, de forma comprensible, del nuevo virus, de la enfermedad que genera, y de las consecuencias sanitarias, económicas y sociales que produjo, produce y seguirá produciendo. El mundo habló y sigue hablando de ello, y previsiblemente seguirá siendo así por un buen tiempo más, aunque disminuyendo gradualmente de intensidad, entre tanto no aparezca una vacuna y continúe muriendo gente por ello. Embarcados ahora en el intento de volver a retomar la vida bajo el “modo Covid” que plantean los responsables de la salud pública en nuestro país, se hace también necesario recordar una cantidad de hechos que forman parte de nuestra realidad, pero que han sido desplazados de la memoria colectiva por otros más recientes. Recordar por ejemplo que sigue impune la firma del acta bilateral entreguista de Itaipú, que debió ser anulada por los gobiernos de Paraguay y Brasil, ante el tsunami político que puso en jaque al gobierno de Abdo. Más allá de algunas destituciones políticas, en la justicia aún no hay castigo para quienes avalaron sin recibir nada a cambio para el país, la generosa concesión de un beneficioso recurso utilizado desde hace tiempo por la ANDE. El escándalo se desdobló también con la pintoresca aparición de “Joselo”, un precoz abogado vinculado al vicepresidente, sobre quien pretenden convencernos de que fue un solitario negociador para la venta de energía eléctrica paraguaya a una empresa brasileña. Un caso más reciente es el de la empresaria Dalia López, también vinculada a la política, sobre quien dicen que pesa una orden de captura, por haber gestionado documentos oficiales falsos para Ronaldinho y otros brasileños ante la expectativa de hacer negocio. Todos los otros involucrados, incluyendo al mágico Dinho, ya están detenidos y procesados, pero a Dalia nadie la busca hasta ahora. Si de gente que anda suelta se trata, tampoco está demás recordar que siguen libres los principales cabecillas del grupo criminal EPP, mientras que decenas de millones de dólares ya se destinaron a la Fuerza de Tarea Conjunta. Y ni de Edelio Morínigo ni de don Félix Urbieta, nadie sabe nada. El intento de recordar los casos pendientes nos lleva también a acordarnos de que se pagaron más de 30 millones de dólares por una obra no solo inservible sino, a juzgar por los resultados, absolutamente perjudicial para frentistas y otros ciudadanos. Mientras la contratista sigue además reclamando un millonario monto al Estado, y el ministerio de Obras Públicas ya demolió los restos de algo que nunca fue, a estas alturas vemos que aún no hay un solo procesado por el fallido proyecto Metrobús. Claro que estos son apenas unos pocos temas, por lo que esta lista parcial e imperfecta está abierta para combatir la amnesia a la que nos llevó esta pandemia.