Una verdadera pelota tatá
Como pocas veces, el Congreso nacional salió en defensa de la ciudadanía en general con la sanción del proyecto de ley que anula y exonera durante seis meses (de marzo a agosto de este año) las facturas emitidas por la Administración Nacional de Electricidad (ANDE) y de la Empresa de Servicios Sanitarios del Paraguay SA (Essap). Obviamente que los usuarios afectados aplaudimos la decisión, pero el titular de la ANDE, Luis Villordo, ya pegó el grito al cielo y advirtió que de promulgarse la decisión tendrá un costo de US$ 250 millones, según su cálculo, mientras que desde la Essap hablan de US$ 15 millones. A la burocracia gubernamental le asustan seguramente estos millonarios montos y ya está pensando en cómo cubrir ese dinero, que no se recaudará en caso de que el Presidente de la República promulgue la ley. Ojo que los funcionarios de la ANDE tienen beneficios muy superiores al de un trabajador común y por tanto la administración del ente necesita que la ciudadanía pague sus facturas, de lo contrario empeorará la relación entre los cuatro sindicatos de la ANDE y Villordo. Este castigo político que le está dando el Poder Legislativo a los titulares de la ANDE y Essap, Luis Villordo y Natalicio Chase, respectivamente, debe ser aleccionador para las autoridades de turno de distintas instituciones que prestan servicios tan sensibles para la ciudadanía como el agua y la luz. Pero el colacionado va dirigido especialmente a Villordo, quien desde su zona de confort no tuvo la capacidad y sensibilidad necesarias para acompañar el sacrificio al cual fue sometido el ciudadano para combatir el covid-19. Cuando su jefe, el presidente de la República Mario Abdo Benítez, decretó la cuarentena, el 11 de marzo pasado, lo primero que tenía que hacer Villordo es dar instrucciones precisas, cual comandante de un destacamento militar, para que a ningún cliente del país se le recargue un solo guaraní de más y que el redondeo sea incluso para abajo y no como siempre para arriba. Pero se hizo todo lo contrario, con lo cual este funcionario pisoteó el slogan político de Mario Abdo: “Gobierno de la gente”. La ANDE confirmó que al menos unos 44.000 clientes denunciaron sobrefacturaciones durante esta cuarentena. Y no solo eso, se le denigró al consumidor obligándole a que forme fila en la vereda de la casa central en Asunción –porque cerró casi todas las sucursales– desde tempranas horas y en algunos días exponiéndoles bajo la lluvia, frío y/o calor. Cuando distintos medios de comunicación recogieron y publicaron las quejas, vinieron las excusas desde el ente, luego un tímido reconocimiento de error pero nunca un pedido de disculpas públicas y menos aún un reembolso del cobro indebido. Lo que hizo Villordo es un verdadero “crimen de guerra” porque estamos viviendo un momento histórico muy parecido a un clima bélico. Lamentablemente el Ejecutivo no quiso ver las quejas ciudadanas que saltaron a la vista de todos porque seguramente estaba más entretenido en la “pandemia” de irregularidades que saltaron en la compra de insumos en el Ministerio de Salud Pública. Pero felizmente la mayoría de los legisladores de ambas cámaras leyeron muy bien el padecimiento ciudadano y decidieron acompañar el proyecto de ley del senador Salyn Buzarquis (PLRA), quien se encadenó incluso frente al edificio de la ANDE en señal de protesta. Una verdadera pelota tatá cayó en el patio del Palacio de López con la exoneración y anulación de las facturas de ANDE y Essap. Es casi un hecho el veto pero la duda está en si será parcial o total. Si es parcial, reconocerá el grave error de sus administradores y si es total apañará las sobrefacturaciones. Vamos a ver qué pasa. Esto es lo lindo de la división de poderes. Ojalá sea siempre así.