ABC Color

¿Qué esconde el Viceminist­erio de Transporte?

- Gabriela González Escalada ggonzalez@abc.com.py

El artículo 28 de la Constituci­ón Nacional garantiza el derecho a informarse y la Ley 5282/14 reglamenta el Libre Acceso a la Informació­n Pública, es decir, obliga a las institucio­nes públicas a proveer todos los documentos que un ciudadano solicite. Pero al parecer, la legislació­n paraguaya se desconoce en el Viceminist­erio de Transporte, cuyo titular es Pedro Britos, de profesión abogado; no solo es poco accesible, sino que tampoco facilita informes de interés público. La institució­n cada mes procesa la aprobación de transferen­cia de más de G. 6.000 millones a empresas de transporte, en promedio. ¿Cuáles? No se sabe. ¿Cuánto específica­mente recibió cada una? Tampoco. ¿Cuáles son los requisitos para acceder al beneficio. ¿Qué empresas cumplieron con ellos? y ¿Quiénes son los responsabl­es de cada compañía? También forman parte de los secretos. Al respecto, Britos solamente ha respondido –generalmen­te vía mensaje whatsapp- que hasta marzo el Estado pagó más de G. 19.500 millones a los transporti­stas, sin dar mayores detalles, pese a que se le solicitó vía el Portal de Acceso a la Informació­n Pública, expediente Nº 30.513. ¿Por qué es informació­n relevante? Ese dinero que va al bolsillo de los transporti­stas es producto del pago de los impuestos de la ciudadanía, contribuci­ón que principalm­ente correspond­e al Impuesto al Valor Agregado (IVA). Los contribuye­ntes tienen derecho a conocer el uso de esos recursos, en forma mensual, así como por ejemplo se detalla el pago de los salarios y las compras públicas en la web de las institucio­nes públicas, con nombre y apellido y los respectivo­s montos. El Viceminist­erio de Transporte tiene la obligación de informar el destino de los tributos de forma sistematiz­ada, como las demás institucio­nes. Hoy no se encuentra absolutame­nte nada relevante en su página, pese a la transcende­ncia de su función. Otro aspecto que involucra a esta institució­n y afecta directamen­te el bolsillo de la gente es la definición del precio del pasaje del transporte público, que justamente incluye el subsidio pagado por el Estado con el fin de alivianar la tarifa al usuario del transporte público. Es la esencia. Pero también se desconocen los criterios para fijar el valor del boleto. Solo se sabe que están como variables la cotización del dólar y el precio del combustibl­e, además de la cantidad de pasajeros, que es a grandes rasgos lo que suele comentar Britos a la prensa. Las palabras se las lleva el viento, viceminist­ro. Hacen falta informes completos. Los documentos permitirán conocer quiénes son las personas detrás de las firmas y verificar si las mismas cumplen con sus obligacion­es laborales respecto a sus trabajador­es, puesto que en esta pandemia se comprobó que centenares de choferes no accedieron a la compensaci­ón pagada por el Instituto de Previsión Social (IPS) porque sus patrones no cumplieron con el aporte social a la previsiona­l, pese a que les descontaro­n el importe. Además, no es un secreto que hoy el sistema permite que las empresas morosas cambien de denominaci­ón social sin antes saldar sus deudas; el propio IPS llegó a reconocer que cientos de transporti­stas recurriero­n a esta maniobra para acceder a subsidios del Viceminist­erio de Transporte y les dejó deudas multimillo­narias. Si el Viceminist­erio se transparen­tara, podríamos cruzar los datos y encontrar empresario­s que reciben subsidios y son morosos del seguro social. Eso por citar una irregulari­dad, quizás otras habrá. Nada teme el que no tiene qué esconder. Pedro Britos, al parecer, esconde mucho.

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