Historia que también debe revisarse
“El acta (final de Foz de Yguazú) ayudó a subsanar las discrepancias y plasmó el deseo de “reafirmar la tradicional amistad entre los dos pueblos hermanos”.
Se lee en la versión de la historia oficial de Itaipú del Acta Final que el 22 de junio de 1966 suscribieron los cancilleres de las dictaduras militares que entonces, con puño de hierro, gobernaban nuestro país y Brasil, Raúl Sapena Pastor y Juracy Magalhaes. Las reuniones, en el entonces puerto Presidente Stroessner y Foz de Yguazú comenzaron el día 21.
Ante la redacción oficial, es comprensible que el ciudadano de a pie pregunte acerca “de las discrepancias” que subsanaron las dictaduras. El especialistas compatriota, general (R) Juan A. Pozzo, sobre el testimonio de los protagonistas de ese capítulo de nuestro historia, señala que la manifestación más exacerbada de esas diferencias, sobre la soberanía de los saltos de Guairá, fue la invasión militar brasileña del territorio paraguayo.
Debe apuntarse igualmente, que esa “superación” de los problemas se limitó a la inundación del área de las controversias, inclusive de los saltos del Guairá y que a pesar de transcurrieron 54 años desde esa fecha, los planes de demarcación de límites también sucumbieron bajo el peso de la “Obra del Siglo XX”.
Pozzo enfatiza que mediante el Acta Brasil pasó a constituirse en socio condómino de los saltos, que
hasta entonces eran solo paraguayos.
Además, ciertos principios que consagraba este documento, como el “justo precio” por la energía paraguaya en Itaipú, se redujo hasta 1986 a formar parte del costo de Itaipú y luego como una ínfima compensación brasileña a nuestro país por cederle su “derecho de uso de la energía de Itaipú”.