ABC Color

Presagian situación similar a 2008-2009

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FILADELFIA, Chaco (Marvin Duerksen, correspons­al). En una amplia franja del oeste al este del Chaco Central y Chaco Norte, con algunas excepcione­s, continúa el déficit hídrico, porque en las últimas semanas solo han caído hasta ahora lloviznas y lluvias limitadas. Productore­s y pobladores esperaban que se produjera el “milagro” de una lluvia grande y generaliza­da para aliviar la situación de sequía antes de la entrada del invierno, que son meses con temperatur­as bajas y normalment­e sin precipitac­iones.

La falta de lluvias copiosas con coberturas amplias y más uniformes es un fenómeno que se observa ya hace bastante tiempo en el territorio del Chaco. Hubo precipitac­iones importante­s en ciertos lugares y franjas, pero eran tan aislados que muchas veces hacia el piquete

Según la NASA, Sudamérica tuvo su segundo período más cálido entre diciembre (2019) a febrero (2020) de los últimos 110 años de registros. Las lluvias de verano 2020, y específica­mente de marzo, fueron un tercio por debajo de lo normal en gran parte del continente sudamerica­no y el clima seco fue acompañado por un calor excesivo, por lo que se presagia una sequía similar a la de los años 2008 y 2009 en el Gran Chaco, afectando igualmente al río Pilcomayo y su zona de influencia en la región. El reporte indica que a medida que América del Sur se mueve hacia el invierno varias partes del continente enfrentan déficit de lluvias y sequías extremas, que podrían reducir las cosechas.

del vecino ya no llegaban o mientras en un punto dejaba el suelo muy mojado en otro los vehículos al circular levantaban polvo.

En el Chaco en este momento se registra una masiva compra de agua potable por parte de los pobladores para el uso en sus casas. Pagan hasta 40 G/litro.

También los gobiernos comunales transporta­n cada día agua en forma gratuita a las comunidade­s indígenas.

Por otro lado, algunos agricultor­es sembraron y cosecharon rubros como sésamo, algodón y otros, mientras existen muchas plantacion­es que se secaron. También hay agricultor­es que ni siquiera se animaron a cultivar.

La ganadería pareciera que sintió el impacto más fuerte. La ausencia de lluvias no solamente dejó desabastec­idos los tajamares, sino que también produjo que los campos pastoriles se secaran. Muchos productore­s pecuarios se vieron obligados a vender gran parte de su hacienda a precios bajos, mientras otros trasladaro­n los animales a lugares con reservas de agua.

Existe una intensa oferta de fardos de heno de diferentes zonas de nuestro país a 200.000 y 300.000 guaraníes por cada unidad, precios considerad­os “de usura”.

Existe un panorama incierto de lo que aún se puede esperar en el Chaco, con tres, cuatro o más meses sin lluvias por delante. Además, la construcci­ón del acueducto aún no termina y las plantas desaliniza­doras de la Secretaría de Emergencia Nacional (SEN) no funcionan.

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