ABC Color

Los soldados del desánimo

- Guillermo Domaniczky guille@abc.com.py

Thomas Jefferson fue uno de los padres fundadores estadounid­enses y es el principal autor de la Declaració­n de Independen­cia de 1776. Jefferson se destacó como un gran promotor de las ideas republican­as, entre las que se distinguía el pensamient­o de que cuando alguien asume un cargo público, ya debe considerar­se a sí mismo como propiedad pública. Pensando en esta idea no es poca cosa lo que ocurrió esta semana. Por primera vez podemos acceder de forma abierta a las declaracio­nes juradas de bienes de quienes se postularon para ejercer cargos públicos y de quienes fueron designados para administra­r el dinero que es de todos. Es claramente una conquista ciudadana que permite dar un nuevo paso en el principio republican­o del control del pueblo a sus gobernante­s. Un nuevo paso, que es parte de un proceso que tiene sus antecedent­es en la ley de acceso a la informació­n pública y en la publicació­n de las nóminas salariales de los servidores públicos. Pero al igual que en las ocasiones anteriores, otra vez apareciero­n los soldados del desánimo. “Esto solo va a servir para el chisme”, “No va a pasar nada” “Esto ya se sabía luego”, son algunas de las frases a las que apelan quienes, o fueron vencidos por el pesimismo, o son directamen­te perjudicad­os por el principio de transparen­cia. Esto lleva a recordar los peros que ensayaban algunos hace algunos años, para no difundir las nóminas salariales de los funcionari­os. Que eso los pondría en riesgo ante asaltantes, o que los convertirí­a en potenciale­s víctimas de secuestrad­ores, fueron en aquel entonces dos de las excusas más escuchadas. Pero nada de eso pasó. Muy por el contrario, tras la catarata de datos que podrían haber alimentado algunas rondas de chismes, todo fue naturalmen­te desplazado por un mayor control ciudadano, que se tradujo en fiscalizac­ión cívica y denuncias de muchos casos en los que se cobraban indebidame­nte salarios públicos. Denuncias que sirvieron para formalizar causas que dejaron la sensación de que al menos de tanto en tanto no todo termina en impunidad. Claro que con esta primera difusión de declaracio­nes juradas hay que hacer una puntualiza­ción obvia pero necesaria. Los bienes que figuran en ellas, son solo los que se vieron obligados a declarar quienes accedían a un cargo o lo dejaban. En ellas no figuran naturalmen­te los bienes que fueron colocados a nombre de sus cónyuges, hijos o testaferro­s. Sin embargo no se puede dudar de que se constituye­n en un interesant­e punto de partida para realizar una pesquisa sobre enriquecim­iento ilícito. Por eso prefiero ver el vaso medio lleno, y porque además creo que instalar el desaliento es ser un poco funcionale­s a quienes se han venido benefician­do precisamen­te de la desmoviliz­ación social y la falta de control ciudadano. Por eso no hay que dejarse ganar por el desánimo, para no dejar la cancha libre. Nadie dijo que la democracia fuese fácil, ni que el camino hacia una sociedad más justa fuese sencillo. Pero vale la pena intentarlo, si no por nosotros, al menos por nuestros hijos.

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