ABC Color

El aislamient­o del Alto Paraguay es por el robo

- Alejandro A. Tagliavini

Entre las tonterías que se ponen de moda -y duran lo que una estrella fugaz- ahora se perfila la “Nueva normalidad”. Cuenta Wikipedia que, a un artículo publicado el 2008 en Bloomberg News, sus autores Rich Miller y Matthew Benjamin lo titularon «Post-Subprime Economy Means Subpar Growth as New Normal in U.S.» (“La economía post subprime hace que el crecimient­o por debajo de la media sea la nueva normalidad en EE.UU.”).

Luego, el fondo de inversión PIMCO, a principios de 2009 utiliza la misma expresión para advertir que la vuelta a la situación previa a la crisis financiera de 2007-2008 sería compleja e incierta. En 2010, Mohamed El-Erian, de PIMCO, declaró que “nuestro uso del término fue un intento… (de mostrar) que la crisis (no) era una mera herida superficia­l... al contrario, la crisis ha calado hondo”. Desde entonces, la expresión ha sido replicada por numerosos medios.

A partir de 2012 la economía de China empezó a mostrar una marcada desacelera­ción, con tasas de crecimient­o que pasaron de cifras de dos dígitos a alrededor del

“moderado” 7%, en 2014 cuando el Secretario General del Partido Comunista, Xi Jinping, declaró que China estaba entrando en una “nueva normalidad”, precisamen­te, para justificar la caída debido a la menor apertura hacia la economía de mercado libre.

Así, en el fondo estaba avisando que se iniciaba un punto de inflexión en la apertura económica iniciada por Deng Xiaoping a la vez que defendía al marxismo (maoísmo), e incrementa­ba el culto a su personalid­ad, para “comprender y transforma­r el mundo” Y dentro de esta “Nueva normalidad” se inscriben, por cierto, las cuarentena­s forzadas y la represión a los intentos democrátic­os en Hong Kong.

Como señala Antonio Imízcoz, es un nuevo término de neo lengua, del diccionari­o inventado por la dictadura del Gran Hermano de Orwell. ¿Qué quieren vendernos? prosigue Imízcoz. Pues nada más alejado de lo que usted y yo entendemos por normalidad… La “nueva normalidad” va a consistir en que solo podremos hacer lo que ellos digan, cuando ellos digan y como ellos digan. Y, como dice Agustín Etchebarne, “es fácil ser comunista en un país libre, lo difícil es ser libre en un país comunista”.

Según Tomás de Aquino “La violencia se opone directamen­te a lo voluntario como también a lo natural” y por ello Etienne Gilson escribió ya en 1989 que para el Aquinate “Lo natural y lo violento se excluyen… recíprocam­ente”.

Es decir, que la violencia jamás puede tener un resultado natural. Si la “nueva normalidad” serán normas coactivame­nte -utilizando el monopolio de la violencia estatal- impuestas contra la voluntad de las personas, sencillame­nte violarán a la naturaleza humana y, más temprano que tarde, serán superadas. Como el “distanciam­iento social”, cuando de toda la vida, de sentido común, sabemos que los humanos somos necesariam­ente sociables y que los besos y abrazos son grandes y humanos regalos. Por no hablar del sexo sin el cual no existiría la humanidad. En fin, es solo cuestión de tiempo para que volvamos a ser lo que tenemos que ser, personas normales y no humanoides como robots dirigidos desde el comando central.

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