Rusia, preocupada por Santa Sofía
MOSCÚ (AFP). Las autoridades rusas y la Iglesia ortodoxa mostraron ayer su inquietud ante la intención del presidente turco, Recep Tayyip Erdogan, de convertir la antigua basílica de Santa Sofía de Estambul, hoy un museo, en una mezquita.
El patriarca ruso Kirill dijo, en un comunicado, estar “profundamente preocupado” por un posible cambio en el estatuto de “uno de los mayores monumentos de la cultura cristiana” y “especialmente querido por la Iglesia rusa”, heredera de tradiciones bizantinas.
“Cualquier intento de humillar o pisotear la herencia espiritual milenaria de la Iglesia de Constantinopla es visto por el pueblo ruso —antes y ahora— con amargura e indignación”, dijo el patriarca de Moscú.
Por su parte, el portavoz del Kremlin, Dimitri Peskov, dijo “esperar que (Ankara) tendrá en cuenta el estatuto de la basílica de Santa Sofía como objeto que pertenece al patrimonio mundial”.
Peskov dijo que Santa Sofía tiene un “valor sagrado” para los rusos, pero reconoció que la cuestión de la reconversión del lugar es “un asunto interno de Turquía”.
La justicia de Turquía estudió el jueves un pedido de reconversión de la antigua basílica de Santa Sofía en mezquita, a instancias de Erdogan.
Esta obra arquitectónica fue construida en el siglo VI por los bizantinos que coronaron en ella a sus emperadores. Está incluida en la lista del patrimonio mundial de la UNESCO y es una de las principales atracciones turísticas de Estambul.
Ya fue convertida en mezquita, una vez, tras la toma de Constantinopla por los otomanos en 1453, pero en 1935 la república de Turquía, convertida en laica, la transformó en museo para “ofrecerla a la humanidad”.