EDITORIAL
¿Cuánto más le debe Marito a Cartes? Mario Abdo Benítez se presentó en su momento como un contrapeso a los planes autoritarios de Horacio Cartes, principalmente cuando este se obsesionó con la reelección. Pero el tiempo fue mostrando que los colorados siempre encuentran coincidencias y sellan todos los acuerdos que sean necesarios para mantenerse en el poder. La debilidad del Presidente que inicialmente era una sospecha, actualmente es un hecho que no ofrece dudas. Ha sido Horacio Cartes quien, apenas fracasó su idea de atentar contra la Constitución, inició su plan B: retomar el poder con pasos concretos, lo que es facilitado por el actual mandatario que le cede espacios en importantes instituciones. De esta manera se puede llegar a la conclusión más obvia: Cartes nunca abandonó el poder, y que Marito está en la Presidencia con su permiso. Un permiso que cada vez es más limitado, ya que este último apenas es un peón y, como tal, prácticamente no tiene margen de maniobra, a solo dos años de haber asumido su mandato.
Mario Abdo Benítez se presentó en su momento –aunque esto parezca paradójico, debido a sus antecedentes y convicción estronista– como un contrapeso a los planes autoritarios de Horacio Cartes, principalmente cuando este se obsesionó con la reelección. El actual Presidente de la República ocupaba circunstancialmente, producto de un acuerdo con sectores no colorados en el Senado, la presidencia de ese poder del Estado.
Desde ese lugar tuvo una postura firme de oposición ante la tozudez del entonces titular del Ejecutivo de prolongar su mandato con un artilugio inconstitucional, apoyado en ese momento, con fervor, por los liberales llano-cartistas y los luguistas. Este grupo de antipatriotas hizo hasta lo imposible para saciar sus anhelos personales, contra la Constitución, y por tanto, contra la democracia. De esa manera, escribieron una de las páginas más negras de nuestra historia, con inocentes que perdieron la vida, como Rodrigo Quintana ,a quien las fuerzas policiales dispararon cobardemente por la espalda dentro de la sede del Partido Liberal Radical Auténtico (PLRA).
Mario Abdo Benítez utilizó ese episodio para fortalecer su figura política, que, a los ojos de la ciudadanía, fue identificado como el contrapunto a un personaje nefasto y antidemocrático, como Horacio Cartes. Pero el tiempo fue mostrando que los colorados siempre encuentran coincidencias y sellan todos los acuerdos que sean necesarios para mantenerse en el poder. Su motivación es una sola,
enriquecerse y beneficiar a sus amigos, a costa del erario público. A eso le suman los negocios ilícitos que cierran todas las veces que no son descubiertos, y si lo son, compran voluntades en el Ministerio Público y el Poder Judicial.
La debilidad del Presidente, que inicialmente era una sospecha, actualmente es un hecho que no ofrece dudas. Ha sido Horacio Cartes, quien apenas fracasó su idea de atentar contra la Constitución, inició su plan B: retomar el poder con pasos concretos. Su estrategia pasó por afectar la imagen de Marito, y exigirle constantemente espacios de poder y favores. Los antecedentes muestran que, ya en octubre de 2018, uno de los escuderos de Cartes, Pedro Alliana –quien había sido elegido por el expresidente contra las aspiraciones del flamante jefe de Estado para ocupar la presidencia del Partido Colorado– publicó en su cuenta de Twitter una fotografía con el estrenado Primer Mandatario que, demostrando debilidad, fue a la sede de la ANR, supuestamente para buscar la famosa unidad partidaria. Además, agregó que se produjo una conversación telefónica entre Cartes y Marito.
Posteriormente, varios referentes del sector denominado Añetete, que lidera este último, con su particular estilo descafeinado, ya expresaban abiertamente lo importante que era mantener contento a Cartes. Así, por ejemplo, uno de los más entusiastas voceros, el conocido como “trato apu’a”, Silvio “Beto” Ovelar, en agosto de 2019 llenó de elogios al expresidente investigado por lavado de dinero y asociación criminal en Brasil: “Maneja muy bien los códigos de poder. No sé si es ajedrecista, pero mueve muy bien las piezas. Él entiende perfectamente que en esta coyuntura se convierte en un actor principal”. Mayor sumisión al cacique real, imposible.
Pero Cartes no solo ejecutó una estrategia comunicacional para enviar el mensaje del poder que tiene, y que, obviamente, nunca disminuyó. También ocupó espacios decisivos dentro del esquema dominante, que forman parte de su plan B. Así, obligó a Marito a confirmar a Sandra Quiñónez como fiscala general, y, más recientemente, a
Humberto Rosetti en el apetecido Alto Paraná como fiscal adjunto. No es cualquier movida la que hizo Cartes cuando impuso o acordó ello con el actual Presidente, ya que se trata del órgano de persecución penal. La máxima autoridad nacional, Sandra Quiñónez, y la máxima autoridad departamental, Humberto Rosetti, son piezas de Cartes, con lo cual tendrá impunidad y protección ante cualquier reclamo judicial del Brasil, donde está investigado por crímenes graves. Y también se asegura protección, al más puro estilo de la mafia, con un servil como Rosetti, en la zona donde produce cigarrillos que son ingresados de contrabando al Brasil.
Otro peón colocado por Cartes en el tablero de la Justicia es César Diesel, quien sin ningún antecedente de aporte en el ámbito jurídico, sin trayectoria docente o ejercicio de la profesión, accedió a la Corte Suprema de Justicia con la complicidad del Consejo de la Magistratura y Abdo Benítez, ya que este, como Presidente de la República, tiene un representante en dicho colegiado.
Como había dicho trato apu’a Ovelar, Cartes es un excelente ajedrecista, y tiene en los tres poderes del Estado piezas a su servicio: en el Poder Ejecutivo, al mismo Presidente; en el Legislativo, en ambas Cámaras, a sus hombres, Llano y Alliana; en la Corte Suprema tiene mayoría de votos; y en el Ministerio Público, la titular es igualmente su alfil.
Con esta revisión de la situación política, la conclusión más obvia es que Cartes nunca abandonó el poder, y que Marito está en la presidencia con su permiso. Un permiso que cada vez está más limitado, ya que el actual Presidente es apenas un peón, y, como tal, prácticamente no tiene margen de maniobra, a solo dos años de haber asumido el poder.
El temor que le tiene el ocupante del Palacio de los López al hombre investigado por crímenes en el Brasil, o las insondables deudas que tiene para con el empresario cigarrillero y exconvicto, son evidentemente tan numerosas que ha cedido rápidamente el poder, y de esa forma se mueve en el tablero de ajedrez al ritmo y en la dirección que decide Cartes. Lo que cabe preguntar ahora es: ¿cuánto más le debe Marito a Cartes? ¿Qué cosas más debe cederle para mantenerlo contento?
Estamos, sin dudas, transitando el segundo gobierno de
Horacio Cartes.