¿Y las ideas?
A pesar de la cruda realidad que vive el país por los casos de coronavirus, la crisis económica y la corrupción institucional, no podemos dejar de recordar el 14 de julio de 1789. Esta fecha es histórica porque ocurrió la toma de la Bastilla durante la Revolución francesa dando inicio a una nueva era en la historia de la humanidad. La revolución francesa marcó una época muy significativa y dio lugar a la actual, edad contemporánea. Basada en las ideas de la ilustración de los filósofos enciclopedistas, los revolucionarios derrocaron al absolutismo monárquico. Surgieron nuevos principios de libertad, igualdad y fraternidad. Asimismo, patriotas de América latina, derrocaron a los gobernadores españoles. El otro episodio histórico que marcó época es la Independencia de los EE.UU., el 4 de julio de 1776 y que tuvo repercusión en Francia y en América Latina. Hay que recordar que bajo el influjo liberal se fundaron los partidos tradicionales de nuestro país: la Asociación Nacional Republicana (ANR) y el Partido Liberal. Lastimosamente, estas nucleaciones políticas sufrieron vaciamiento ideológico a lo largo de los años por el accionar de sus dirigentes. La ANR durante la dictadura de Alfredo Stroessner (1954-1989) se estableció en el poder con la trilogía: Gobierno, FF. AA. y Partido Colorado, un sistema totalitario y arbitrario, apartado de la filosofía de asociación de hombres libres, democrático, republicano y agrarista. Un gran sector del partido liberal, por su parte, lejos de su doctrina se amoldaron a los poderes de turnos. Ni siquiera tienen la capacidad de diálogo y menos aún aceptan las críticas. Sin embargo, los principios establecen la libertad de expresión y de prensa; el respeto a las personas desde la concepción misma; a las ideas ajenas, libertad de asociación y el libre comercio. Ni hablar de los dirigentes de partidos socialistas que se inclinan por el confort sin importarles los que viven en situaciones vulnerables. Las ideas nobles quedaron en teoría, porque los políticos, salvo algunas escasas excepciones, buscan el poder con fines de llevar una vida de lujos y en abundancia. Poco o nada les importa el bien común.