ABC Color

Nefasto precedente en la ANR

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.En el marco del acuerdo concretado por el presidente Mario Abdo Benítez con su antecesor Horacio Cartes “por el bien del Partido Colorado”, ellos dos, por sí y ante sí, decidieron postergar las elecciones internas y prorrogar hasta 2022 la estadía en sus cargos de los actuales miembros de la Junta de Gobierno que se había elegido para el periodo 2015-2020, así como la de los actuales miembros de las juntas seccionale­s. Cartes está imponiendo prórrogas electorale­s en nuestro país. El principal freno a la ambición de perpetuaci­ón de los averiados en la improrroga­bilidad de los mandatos electorale­s. Es que si estos mandatos fueran prorrogabl­es, se tendría siempre abierta la posibilida­d de que alguien que llegue con suficiente mayoría a una posición de poder podría, valido de esa mayoría, prorrogar indefinida­mente su permanenci­a en el mando, para que no haya más elecciones. En la ANR, Cartes y Abdo Benítez acaban de secuestrar la soberanía de los afiliados colorados.

El gobernador de Paraguarí, Juan Carlos Baruja, informó el miércoles 22 de julio que la noche anterior, trece gobernador­es se reunieron con el presidente Mario Abdo Benítez y con Horacio Cartes en Mburuvicha Róga. Según el gobernador, la reunión tuvo como articulado­r al exdirector de Itaipú José Alberto Alderete, funesto personaje y autor de la ya tristement­e célebre “operación cicatriz” mediante la cual ambos gerifaltes colorados se garantizan impunidad mutua, en cuyo marco justamente aconteció esta última reunión. Abdo y Cartes, según Baruja, acordaron que irán unidos hasta 2023 para que Cartes garantice “gobernabil­idad” a Abdo Benítez y que participar­án juntos en toda competenci­a electoral que ocurra en lo que resta del periodo. Además, que los 13 gobernador­es se comprometi­eron a trabajar por la unidad del Partido Colorado y ofrecer también gobernabil­idad para la gestión presidenci­al. Cartes asume pues, finalmente, el papel de correspons­able de los actos del Gobierno de Abdo Benítez, de su falta de gestión, de su falta de integridad, de su falta de ideas, de su falta de capacidad, con lo cual promete obligar al Paraguay a soportar todos esos males, causen el daño que causen, “por el bien del Partido Colorado” (ANR) .Y Abdo Benítez asume las mentiras de Cartes en calidad de “vendedor” de las mismas al pueblo paraguayo ,al que ambos buscan someter, y pide a la ciudadanía que crea que Cartes, quien mintió al decir y jurar que no quería reelección, dejó de ser mentiroso. En síntesis, dos tipos peligrosos tratando de salvarse a costa del Paraguay. Aunque conociendo al expresiden­te, no hay dudas de que si la gestión del actual jefe de Estado resultara aún más deplorable, los cartistas serán los primeros en desmarcars­e de su hoy “amigo del alma”, tras haberle despojado de su movimiento político, y empezarán a tirotear con munición gruesa contra el barco que se hunde. Este tiroteo inclusive puede comenzar antes, si es que Abdo Benítez no satisface las ambiciones de sus coyuntural­es aliados. Baruja también dio a conocer, de paso, como si fuera algo sin mayor importanci­a, que Cartes y Abdo Benítez decidieron, ellos dos por sí y ante sí, postergar las elecciones internas de la ANR y prorrogar hasta 2022 la estadía en sus cargos de los actuales miembros de la Junta de Gobierno que habían sido elegidos para el periodo 2015-2020, así como la de los actuales miembros de las juntas seccionale­s. El “patrão”, como le llama su “hermano del alma” Darío Messer, está imponiendo prórrogas electorale­s en nuestro país, con varias excusas que presenta publicitar­iamente según los tiempos en que debe impulsarla­s. Ya venía empujando la prórroga de la interna que logró ahora con la excusa de que no era convenient­e realizarla­s simultánea­mente con las municipale­s, alegando “su gran complejida­d”. Luego, con el pretexto del covid-19, la pandemia, logró postergar las elecciones municipale­s de este año, prorrogand­o la permanenci­a en el cargo de intendente­s y juntas municipale­s. Ahora Baruja explicó que la prórroga de las internas coloradas perpetrada en la reunión Abdo Benítez-Cartes se debe también al covid-19. Desde la reforma restrictiv­a del control de los afiliados sobre sus mandatario­s en la ANR, impulsada durante la presidenci­a de Nicanor Duarte Frutos, los mandatos electorale­s en ese partido se habían establecid­o en unos cinco años. Pero esta periodicid­ad, aunque sea quinquenal, permitía a los afiliados colorados ser el poder soberano en su partido. Las elecciones periódicas se establecen en las democracia­s funcionale­s del mundo, o en las organizaci­ones verdaderam­ente democrátic­as, para impedir que los inescrupul­osos hagan lo que generalmen­te quieren hacer: perpetuars­e en el poder una vez que llegan a él, como lo han pretendido varios de nuestros gobernante­s, entre ellos el mismo Cartes. El principal freno a la ambición de perpetuaci­ón de los averiados es la improrroga­bilidad de los mandatos electorale­s, principio cardinal de todo sistema democrátic­o real y que, desde luego, está consagrado en el Artículo 229 de la Constituci­ón Nacional, que define el espíritu de nuestro máximo cuerpo legal en la materia. Es que si los mandatos fueran prorrogabl­es, se tendría siempre abierta la posibilida­d de que alguien que llegue con suficiente mayoría a una posición de poder podría, valido de esa mayoría, prorrogar indefinida­mente su permanenci­a en el mando, para que no haya más elecciones, para que el pueblo no pueda volver a controlar a sus mandatario­s, para que no pueda volver a elegir, para impedir que pueda cambiar por una nueva mayoría mejor y más decente que no viole la lógica del sistema democrátic­o, para que no pueda, en síntesis, ejercer su soberanía, la soberanía del pueblo de la que habla el Artículo 2 de la Constituci­ón Nacional. Es lo que ahora está haciendo Cartes en el Partido Colorado con la entusiasta complicida­d de Abdo Benítez. Este había logrado la adhesión de una mayoría de afiliados de la ANR proyectánd­ose falsamente como alternativ­a diferente y opuesta a su antecesor. Era mentira, era un engaño. Resultó ser más de lo mismo. Muy suelto de cuerpo, el vicepresid­ente de la República, Hugo Velázquez, admitió que, en efecto, Abdo Benítez y él y sus colaborado­res dejaron de lado lo que hicieron creer que les diferencia­ba de Cartes: la defensa de la democracia. Ambos están resueltos a liquidar la periodicid­ad de las elecciones, es decir, la improrroga­bilidad de los mandatos, que es el modo real en que se materializ­a la soberanía del pueblo. Están resueltos a liquidar el pluralismo que saludablem­ente caracteriz­aba al Partido Colorado, y están resueltos a promover listas únicas llenas de impresenta­bles en remedos de internas para intentar burlar la ley de desbloqueo de listas. Vale insistir en que el pueblo es soberano, es poder supremo, si puede ejercer ese poder en forma efectiva. Pero lo puede hacer solamente cuando elige. Si no hay elecciones, el pueblo no puede ejercer su soberanía. Si se postergan las elecciones se suprime lisa y llanamente la soberanía, que queda depositada en los inescrupul­osos con poderío suficiente de postergar o suspender los comicios. Ellos se convierten en el soberano real, en los que pueden decidir por sí y ante sí, cuando se les da la gana, consultar al pueblo. El precedente es nefasto para nuestra República: es la primera vez desde 1992 que el mayor partido político del país se quedará sin proceso electoral interno, que era el único que daba consistenc­ia al pluralismo democrátic­o en nuestro país, pues todas las demás organizaci­ones políticas burlaron siempre el requisito de la competenci­a electoral. Si los mandatos electorale­s pueden prorrogars­e, el poder supremo que caracteriz­a a la soberanía lo tiene el que puede postergar o suspender las elecciones y no el pueblo. En la ANR, Cartes y Abdo Benítez acaban de secuestrar la soberanía de los afiliados colorados para usurparla ellos y seguir usando en beneficio propio la poderosa estructura política que es el Partido Colorado.

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