Peregrinación a La Meca, reducida por la pandemia
LA MECA, Arabia Saudita (AFP). Con la restricción del número de fieles y la aplicación de medidas sanitarias excepcionales contra la pandemia del nuevo coronavirus, la gran peregrinación de este año a La Meca resultó, paradójicamente, una de las más seguras.
El llamado hach tiene lugar una vez al año en el inicio del mes lunar musulmán de “du l-hiyya”. En cambio, la pequeña peregrinación, o Umrah, puede llevarse a cabo todo el año.
Las otras obligaciones rituales definidas por la ley islámica, los “pilares de la religión”, son la profesión de fe, la oración, el ayuno y el azaque (limosna).
Durante el hach, el peregrinaje anual que suele reunir a centenares de miles de personas de todo el mundo, los fieles se ven expuestos a muchas enfermedades virales.
Pero este año, las autoridades de Arabia Saudita –donde se registraron 272.590 casos de covid-19 y 2.816 decesos– multiplicaron las medidas de protección, con directivas sanitarias estrictas.
Normalmente, más de dos millones de fieles de todo el mundo participan en la gran peregrinación, un acontecimiento religioso que supone un gran desafío logístico y sanitario.
La peregrinación se inspira en una tradición anterior al islam, que se remonta a Abraham, patriarca bíblico venerado por musulmanes, judíos y cristianos. La Kaaba albergaba cientos de ídolos preislámicos, destruidos en 630 por Mahoma durante su retorno triunfal a La Meca.
Este vez, a causa del coronavirus, solo se permitió la asistencia de unos 10.000 peregrinos de diversas nacionalidades pero residentes todos en Arabia Saudita.
No representan más que el 0,4% de los 2,5 millones de peregrinos que en 2019 efectuaron el hach, uno de los 5 pilares del islam.
Alia al Dulaimi, una kuwaití, contó que sufrió una fuerte tos que duró tres meses tras haber realizado el hach en 2003. “Ni siquiera pude acercarme a la Kaaba, de tantas personas que querían tocarla”, explicó.
La Kaaba es la estructura cúbica que se yergue en el centro de la Gran Mezquita de La Meca, hacia la cual se encaran los musulmanes durante la oración.
Este año, a causa de la pandemia, los peregrinos no podrán tocar la Kaaba. Una situación sanitaria excepcional que, sin embargo, hizo que muchos afirmaran sentirse más seguros frente a las enfermedades y los riesgos de accidentes. En 2015, una gigantesca estampida causó 2.300 muertos entre los peregrinos del hach, que ha conocido varias tragedias a lo largo de los años.