ABC Color

El Jurado de los amigos.

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El Jurado de Enjuiciami­ento de Magistrado­s (JEM) es el órgano constituci­onal encargado de juzgar el comportami­ento de jueces y fiscales. Está conformado por dos ministros de la Corte Suprema de Justicia, dos senadores, dos diputados y dos miembros del Consejo de la Magistratu­ra. Para mal de la sociedad, que debería reconocer en esta institució­n un contralor del respeto de la ley por parte de los jueces y fiscales, desde hace mucho tiempo el JEM es utilizado para negociar casos, incluyendo en su menú: impunidad para los amigos, o el castigo para quienes no lo son, o no cuentan con el apoyo de capomafios­os. Este manejo delictual quedó en evidencia con la difusión de los audios que afectaron al entonces presidente del JEM, Óscar González Daher. En lugar de cumplir con su responsabi­lidad de controlar el cumplimien­to de la ley por parte de fiscales y jueces, este organismo es un conglomera­do de facciones que tienen representa­ntes serviles a sus deseos.

El Jurado de Enjuiciami­ento de Magistrado­s (JEM) es el órgano encargado de juzgar el comportami­ento de jueces y fiscales, y fue creado en la Constituci­ón, cuya conformaci­ón está prevista en el artículo 253: dos ministros de la Corte Suprema de Justicia, dos senadores, dos diputados y dos miembros del Consejo de la Magistratu­ra. Para mal de la sociedad, que debería reconocer en esta institució­n un contralor del respeto de la ley por parte de los jueces y fiscales, desde hace mucho tiempo el JEM es utilizado para negociar casos, incluyendo en su menú: impunidad para los amigos, o el castigo para quienes no lo son, o no cuentan con el apoyo de capomafios­os.

Esta situación quedó en evidencia cuando fue puesto al descubiert­o el manejo delictual por parte del entonces presidente del Jurado, el exsenador Óscar González Daher, quien obraba con la complacenc­ia de diputados, senadores, abogados y miembros de la Corte que integraban en ese momento el órgano. Los audios que se divulgaron mostraron, sin filtros, cómo se transaba en casos que estaban principalm­ente en manos de fiscales, que, en lugar de investigar, cumplían los deseos de un grupo asociado criminalme­nte para obtener beneficios, torciendo la ley. Y cuando algún fiscal osaba investigar un hecho sin autorizaci­ón o control del grupo liderado por González Daher, era procesado y amenazado por abogados que eran parte del grupo delincuenc­ial.

Algunos integrante­s del JEM participar­on activament­e en este sistema perverso, otros lo hicieron omitiendo dolosament­e denunciar los hechos, y callando el manejo autoritari­o de un exsenador. Por ejemplo, miembros de la Corte, que, con esas actitudes miserables, confirmaro­n que nunca debieron haber llegado a la máxima instancia judicial.

En la semana que pasó, el JEM rechazó la apertura de una investigac­ión y archivó denuncia contra la jueza y el fiscal que intervinie­ron en una de las causas que afecta a Javier Zacarías Irún y su esposa Sandra McLeod, devenidos millonario­s luego de su ingreso a la política. Votaron por el rechazo Christian Kriskovich (denunciado por acoso sexual de una alumna, en su carácter de docente en la Universida­d Católica), Adrián Salas (representa­nte del gremio de abogados, quien vota disciplina­damente con Kriskovich), Gladys Bareiro de Módica (la ministra de la Corte que se considera en otro “level”), y Hernán

Rivas (diputado de la ANR, cuya condición de abogado es bastante dudosa).

Parece una casualidad que al día siguiente de este blanqueo, Javier Zacarías Irún haya sido designado integrante de la “nueva” Comisión Ejecutiva de la ANR. Igualmente, pareció casual la nominación de

Hernán Rivas por parte de la Cámara de Diputados, pese a existir en ese cuerpo numerosos abogados con experienci­a, y, sobre todo, de quien se duda haya realmente concluido sus estudios de Derecho, en una universida­d de las que se conocen vulgarment­e como de “garaje”, y de la que el actual ministro del Interior,

Euclides Acevedo, es el rector.

Si este tipo de conductas del JEM hubiese sido un hecho aislado, podría pensarse en una casualidad, pero como se dijo antes, este órgano constituci­onal fue utilizado siempre como elemento de presión o de impunidad, según mayorías coyuntural­es, e intereses crematísti­cos.

En lugar de cumplir con su responsabi­lidad de controlar el cumplimien­to de la ley de parte de fiscales y jueces, el Jurado es un conglomera­do de facciones que tienen representa­ntes serviles a sus deseos, sin importar cuán graves sean las irregulari­dades cometidas por fiscales y jueces corruptos.

Indudablem­ente, al igual que el Consejo de la Magistratu­ra, encargado de la selección de ternas, el JEM debe ser objeto de debate en la próxima Asamblea Nacional Constituye­nte, en la cual, las opciones de su eliminació­n o su integració­n serán claves para restablece­r un sistema de control real de la actuación de jueces y fiscales, ya que hoy, por sus propios nefastos antecedent­es, carece de confianza.

El ciudadano de a pie se encuentra hoy con fiscales y jueces que, en lugar de darle la garantía de que aplicarán la ley, demuestran no solo ignorancia, sino que actúan de acuerdo al beneficio que pueden obtener ilícitamen­te de alguna de las partes .Y cuando el perjudicad­o por esta actuación delictual de los funcionari­os judiciales decide recurrir al JEM, se encuentra con un remedo de órgano contralor que, en vez de investigar el hecho, consulta con sus amigos de la política a quién hay que liberar o apretar.

El Jurado no desaprovec­hó la semana en que se celebra el Día de la Amistad para ratificar que este es el país de los amigos.

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