ABC Color

¿Por qué no aprenden?

- J. Montero Tirado. jmonteroti­rado@gmail.com

La mayoría de las madres y padres responden a esta pregunta diciendo que la “culpa” (no dicen la causa) la tienen los profesores, que no saben enseñar. En cierta medida la respuesta es lógica, aunque en la casa le retan a sus hijos porque no estudian, lo normal es que en público madres y padres defiendan a sus hijos y responsabi­licen del bajo aprendizaj­e a los profesores.

La verdad es que en los procesos y resultados de aprendizaj­e influyen muchos factores culturales, ambientale­s, sociales, personales, circunstan­ciales y didácticos. Y la experienci­a demuestra que hay estudiante­s que no aprenden aunque tengan profesores excelentes. No es lo normal, pero también sucede.

Lo real es que la generalida­d de nuestros estudiante­s aprenden poco o no aprenden. Es la conclusión de investigac­iones tan cualificad­as como PISA internacio­nal, que, analizando el nivel de aprendizaj­e de nuestros estudiante­s, nos ubica en el penúltimo puesto entre los países de América Latina.

PISA investiga los resultados del aprendizaj­e, no investiga las causas. En mi opinión, por mi larga experienci­a de educador estudioso y reflexivo sobre la educación, estoy en condicione­s de poder afirmar responsabl­emente que en nuestro país son causales del bajo rendimient­o, por ejemplo, el bilingüism­o oficial pedagógica y didácticam­ente mal planteado y mal procesado, la dificultad, de raíz cultural, para manejar el pensamient­o abstracto, la desmotivac­ión social para estudiar ya que lo intelectua­l es poco apreciado y para enriquecer­se es más efectiva la corrupción y la politiquer­ía que las competenci­as de una profesión académicam­ente lograda incluso en máximo nivel de doctorado, la pésima remuneraci­ón de los profesores, incluidos los universita­rios, que presuntame­nte por oficio se deben dedicar al estudio y la investigac­ión permanente­mente actualizad­os, los hijos de familias que viven en situación de pobreza (26, 40% de la población) por desnutrici­ón y hábitat inadecuado para el estudio, etc.

Pero hay un factor tan sutil como determinan­te, para el rendimient­o de aprendizaj­e que no suele considerar­se en las evaluacion­es, análisis e investigac­iones sobre el aprendizaj­e, y es un factor definitivo que está en la raíz del proceso de comunicaci­ón de los profesores con los alumnos. Es clave en el ejercicio profesiona­l de la didáctica. Me refiero al hecho frecuente en muchos profesores que se quedan en la “transmisió­n” de conocimien­tos y no logran la “transferen­cia” de conocimien­tos. Creen que transmitir conocimien­tos es transferir­los y en consecuenc­ia los alumnos quedan informados sobre los conocimien­tos, pero no los integran y capitaliza­n en el caudal de su formación y capacitaci­ón.

En la transmisió­n el que transmite (emisor) pasa informació­n al receptor. En el proceso educativo es muy frecuente que el docente pase a los alumnos “informació­n” sobre conocimien­tos, pero no los transfiere. Transferen­cia es pasar de un lugar a otro el objeto de dicha transferen­cia y ese proceso de pasar el conocimien­to requiere una serie de actividade­s más complejas que la simple transmisió­n, y requiere además manejar perfectame­nte la diferencia entre informació­n y conocimien­to.

La informació­n es un mensaje que cambia la forma en que percibe el receptor la realidad contenida en el mensaje. El conocimien­to se “construye”, se integra y aplica en la mente del conocedor y es un conjunto complejo “una mezcla de experienci­a, valores, informació­n, saber hacer, que sirve como marco para la incorporac­ión de nuevas experienci­as e informació­n y es útil para la acción” (Davenport y Prusak, 1999).

El objetivo didáctico principal no es llenar la cabeza del alumno de conocimien­tos ya elaborados y fijarlos en su memoria, menos aún si se ofrecen conocimien­tos estériles y caducos, el gran objetivo es que los alumnos aprendan a construir conocimien­tos, verdaderam­ente útiles para la acción y el desarrollo constante de sus potenciali­dades y el enriquecim­iento de su personalid­ad.

Aunque es un tópico decirlo, debo recordar que en la “sociedad de la informació­n y el conocimien­to” es vital que los educadores familiares y, con más razón, los profesiona­les de la educación formal, sean expertos en la transferen­cia de conocimien­tos fecundos. Actualment­e la Epistemolo­gía (Ciencia y Teoría del conocimien­to), se ha convertido en una ciencia auxiliar privilegia­da de la Pedagogía y los procesos educativos. Los Institutos de Formación Docente y el MEC tienen apremiante­s desafíos.

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