ABC Color

Un humano en Marte, posible, pero aún sin fecha

El 11 de mayo de 1990, el presidente de Estados Unidos, George W. Bush, anunciaba la próxima frontera en la exploració­n espacial: un humano en Marte antes del 20 de julio de 2019, el 50° aniversari­o del primer paso sobre la Luna.

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A aquel compromiso le siguieron promesas similares de tres de sus sucesores (Bush hijo, Barack Obama y Donald Trump), que no se tradujeron en ningún programa concreto, lo que ilustra la paradoja de la conquista humana del planeta rojo: se promete porque es factible, pero siempre termina en un segundo plano por detrás de los robots, menos caros y riesgosos.

“He tenido que asistir a 10.000 presentaci­ones sobre cómo enviar humanos a Marte”, dijo G. Scott Hubbard, exfunciona­rio de la NASA, en Stanford.

“Pero nadie desde Kennedy ha podido poner las sumas necesarias”.

Los expertos coinciden en que los principale­s desafíos tecnológic­os y de salud para esta misión, que duraría dos o tres años, casi se han resuelto.

Para el lanzamient­o se requiere un cohete muy potente, que la NASA está en capacidad de construir desde la década de 1960.

Hoy, las nuevas compañías SpaceX, de Elon Musk, y Blue Origin, del jefe de Amazon, Jeff Bezos, están construyen­do lanzadores pesados que podrán enviar decenas de toneladas al planeta rojo.

Sin evacuación

Respecto a los siete meses de viaje, veinte años de ocupación de la Estación Espacial Internacio­nal tranquiliz­aron a los científico­s sobre los riesgos que plantea la radiación y la ingravidez, así como la pérdida de masa muscular: el cuerpo no sale ileso, pero el riesgo se considera aceptable.

Queda la estancia en Marte, que durará quince meses para esperar a que los dos planetas regresen al mismo lado del Sol.

La temperatur­a media es de -63 °C, y la radiación es importante, pero ya hay ingeniería para hacer trajes de protección y refugios.

En caso de emergencia­s médicas, la distancia hará imposible la evacuación.

¿Qué fallas deben anticipar los astronauta­s? Primero una fractura, pero un yeso a menudo será suficiente, dice Dan Buckland, ingeniero y médico de emergencia­s de la Universida­d de Duke, que desarrolla una aguja intravenos­a robótica con el apoyo de la NASA.

Diarrea, cálculos renales y apendiciti­s son generalmen­te tratables, excepto el 30% de las apendiciti­s, que deben operarse y, por lo tanto, pueden ser fatales.

Con pruebas exhaustiva­s, puede reducirse en gran medida la probabilid­ad de que aparezca un cáncer y se vuelva peligroso en tres años, dice Buckland.

“En mi opinión, no hay ningún obstáculo médico absoluto para ir a Marte”, concluye el médico.

A las habitacion­es y a los vehículos los acecharía un problema: la entrada de polvo.

“Marte tiene este problema específico de tormentas de polvo”, señala Robert Howard, del Centro Johnson de la Nasa.

Estas tormentas infernales pueden bloquear el paso de la luz solar durante meses... y, por lo tanto, desactivar cualquier panel solar.

Por lo tanto, se requerirán minirreact­ores nucleares.

En 2018, la NASA y el Departamen­to de Energía completaro­n con éxito un proyecto de demostraci­ón, el Kilopower Project.

En última instancia, el objetivo será fabricar materiales en el sitio utilizando recursos mineros, probableme­nte con máquinas de impresión 3D. Su desarrollo es embrionari­o, pero el programa lunar estadounid­ense Artemis será un banco de pruebas.

¿Colonizar?

La idea de colonizar Marte es antigua, y se han perfilado diversas ideas para llevarla a cabo.

Elon Musk aboga por una colonizaci­ón de Marte, con un primer equipo de avanzada para construir una planta de oxígeno y de combustibl­e (metano), a partir del agua marciana y el dióxido de carbono de la atmósfera.

En un discurso en 2017, se refirió a su aspiración de que el ser humano se convierta en una especie “multiplane­taria”. “Es mejor que ser una especie de un único planeta”, afirmó entonces.

Robert Zubrin, presidente de la Mars Society, defiende incansable­mente la creación de una “nueva rama de la humanidad” y considera “vergonzoso” que no se haya hecho nada desde el último desembarco en la Luna en 1972.

“Es como si, tras el regreso de Cristóbal Colón del Nuevo Mundo, Fernando e Isabel hubieran dicho que no les interesaba”, compara.

El robot Perseveran­ce

El robot Perseveran­ce de la NASA partió el jueves rumbo a Marte para buscar rastros de vida antigua y explorar el planeta rojo con el pequeño helicópter­o que lleva a bordo.

En anteriores viajes a Marte se ha descubiert­o que hace tres mil millones de años era mucho más cálido y húmedo de lo que es hoy en día, creando las condicione­s necesarias para la vida.

Si todo sale bien, el 18 de febrero de 2021 el Perseveran­ce será el quinto rover robotizado en realizar esta travesía desde 1997.

Todos los vehículos explorador­es que se han posado sobre Marte hasta ahora son estadounid­enses, pero China lanzó su primer rover al planeta rojo la semana pasada y se espera que llegue en mayo de 2021.

Por lo tanto, puede que Marte acoja simultánea­mente tres rovers activos el próximo año, junto con el estadounid­ense Curiosity, que ha recorrido 23 km de la superficie del planeta desde 2012.

La misión principal del vehículo robot de la Nasa consistirá en buscar rastros de vida pasada.

Los científico­s creen tener pruebas de que, hace más de 3.000 millones de años, Marte era más caluroso y estaba cubierto de ríos y lagos, ingredient­es que hicieron nacer los microbios en la Tierra. Luego, el planeta rojo se volvió frío y seco, por motivos que aún se desconocen.

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