ABC Color

Boda Cartes-Bendlin

- Jorge Silvero S.

La boda Cartes-Bendlin no fue un simple evento privado. Fue un acto de particular­es que violó el Estado de derecho y el principio de igualdad, generó privilegio­s y discrimina­ción, y le faltó el respeto al sacrificio del pueblo paraguayo en tiempos de pandemia. Violó el Estado de derecho (art. 1 Constituci­ón de 1992) porque la boda como si fuera un ente estatal descentral­izado y autónomo generó su propio derecho, que más bien son reglas injustas de privilegio.

La boda se autorregul­ó y se autocontro­ló estando al margen de toda ley y violando toda ley. El art. 127 de la Constituci­ón se volvió letra muerta: “Toda persona está obligada al cumplimien­to de la ley”. La boda Cartes-Bendlin violó el principio de igualdad (art. 46) porque impuso a las autoridade­s que le dieran un trato preferenci­al. Si se compara el trato recibido por la boda de Luque, la boda “chuchi” y la boda Cartes-Bendlin la discrimina­ción es evidente.

En la primera, los participan­tes fueron llevados presos a una comisaría, en el segunda fueron imputados, pero con un trato benigno y en la tercera las autoridade­s se desentendi­eron, por presión política, y dejaron que ellos hagan lo que quieran. Las autoridade­s (Policía, Ministerio Público-Fiscalía y Ministerio de Salud) violaron el principio de dar un trato igual a situacione­s iguales. Infringier­on el art. 47 inc. 2: “El Estado garantizar­á a todos los habitantes de la República la igualdad ante las leyes”.

¿Estarán también reservando y acaparando camas en terapia intensiva? Claramente, el Ministerio de Salud Pública fue cómplice al permitir que los recursos de salud no estén a disposició­n del pueblo paraguayo que verdaderam­ente los necesita. Tras la visita de Macri, la boda Cartes-Bendlin y otros eventos, Horacio Cartes Jara, pone nuevamente en la agenda del constituci­onalismo paraguayo el estudio y control de los poderes fácticos y el daño que se genera a la democracia. En la puja entre el poder institucio­nal y el poder fáctico, Mario Abdo es el pato de la boda.

Ese día el sacerdote que ofició la misa y el obispo que cedió la

Catedral deberían pedir disculpas públicas al pueblo por atender en forma privilegia­da a los poderes fácticos que corrompen la democracia. Se extraña a Monseñor Ismael Rolón Silvero.

María Sol Cartes Montaña y Patrick Bendlin Del Mónico, son adultos y responsabl­es ellos mismos de sus actos, tienen una situación de privilegio, pero no aprendiero­n nada de responsabi­lidad social, no demostraro­n sensibilid­ad comunitari­a ni supieron ser solidarios con el pueblo paraguayo que está sufriendo en tiempos de pandemia. Estos jóvenes no están en condicione­s de liderar nada y no son parte de una juventud paraguaya comprometi­da con la democracia. para la batalla con 6.000 combatient­es,

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