ABC Color

Causas del pirevai social

- Pablo Guerrero pguerrero@abc.com.py

Como ya lo estamos viendo, sintiendo y sufriendo, la pandemia del covid-19 aterrizó con fuerza en el Paraguay. La ocupación de camas en las unidades de terapia intensiva llegan al 75%, entre otros datos alarmantes. Pero lo peor del caso es que pasaron casi seis meses y la respuesta del Estado fue negligente, especialme­nte del Poder Ejecutivo. El Gobierno recurrió a un alto endeudamie­nto público porque no se animó a dar un golpe de timón para achicar el Estado, con lo cual se evidencia que no tiene un compromiso verdadero con la ciudadanía y el futuro del país sino con sus correligio­narios que siguen “chupando” de los impuestos. ¿Cómo se entiende que a casi seis meses todavía no estemos encontrand­o respuestas rápidas a problemas que se veían venir en el sector salud? Aquí va un ejemplo: Nos quedamos con la boca abierta cuando se expuso públicamen­te que el Instituto Nacional del Cáncer (Incan) cuenta con una sola máquina de radioterap­ia. Gracias a su director, el doctor Nelson Matsui, pudimos saber que el equipo sufrió desperfect­os y mediante una nota pedía socorro. Pasaron más de 31 años de la caída de Stroessner, de lo cuales 26 años manejó los destinos del país el Partido Colorado y solo cinco años la oposición (cuatro de Fernando Lugo y uno de Federico Franco). En todo este tiempo, no hicieron los cambios profundos que sí necesita una sociedad y pusieron énfasis en agrandar el Estado, colocar correligio­narios en puestos de privilegio­s, crear institucio­nes inservible­s para la vida del país, hacer negocios y “vender sueños”, que lamentable­mente tiene mucha demanda en un país como el nuestro. A la reforma del Estado lo metieron a propósito en un freezer porque en los tres poderes del Estado no hay coraje suficiente para tocar a los funcionari­os públicos que están de más (planillero­s y haraganes) porque tienen padrinos bien instalados en cargos de importanci­a y porque le tienen miedo a un castigo electoral más aún en vísperas de las elecciones municipale­s, previstas para el 20 de junio y el 10 de octubre de 2021. Hoy se presenta como la gran cosa que el proyecto de Presupuest­o General de la Nación para el ejercicio fiscal 2021 será sin aumentos. Más vale. Veremos cuáles son los números porque si es una fotocopia de este año, entonces tenemos que seguir preocupado­s. Y mientras debatimos números, falta de camas y equipos, la Justicia y la Fiscalía General del Estado cerraron los ojos ante una camionada de supuestas ilegalidad­es que se cometieron en temas relacionad­os a las restriccio­nes sanitarias también. Tendrían que emular a sus colegas del Superior Tribunal de Justicia de Brasil, que condenó al gobernador de Río de Janeiro Wilson Witzel por presunta corrupción en la compra de insumos, medicament­os y materiales para la instalació­n de “hospitales de campaña”, con el objetivo de combatir la pandemia del covid-19. Aquí en Paraguay al inicio de la cuarentena saltaron las irregulari­dades en la compra de insumos a tal punto que el Gobierno se vio obligado a dejar sin efecto y reclamar el dinero. Pero nadie está preso aún. Y en este tema se suma la Cámara de Diputados que sigue blanqueand­o a cuestionad­os intendente­s. Hasta incluso burlándose de los habitantes de esas ciudades que sufren directamen­te los efectos de una mala administra­ción de los recursos públicos. Pero cuando comience la campaña electoral los políticos les mimarán a sus compueblan­os con espejitos, pero ahora le están metiendo “garrotes”. Este clima de pirevai (malhumor) social le está llegando a la gente. Vemos cada vez más intoleranc­ia y nervios porque el presente no nos permite pensar en una luz al final del túnel. Ojalá que esa rabia se refleje en las urnas.

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