ABC Color

EDITORIAL

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Descarada perversión de las institucio­nes. Un nuevo escandalos­o episodio puso de resalto, una vez más, la podredumbr­e que envuelve a los Poderes y organismos extrapoder­es del Estado. Sus protagonis­tas ni siquiera ya se preocupan en guardar las apariencia­s, sino que actúan como asaltantes a cara descubiert­a. El resultado de todo ello es que el Gobierno de Mario Abdo Benítez, si todavía cabe, se desprestig­ia aún más, tanto por proteger a deslucidos personajes, como el ministro Eduardo Petta, como por complacer a su contrapart­e en la malhadada “Operación Cicatriz”, el expresiden­te Horacio Cartes, quien va consiguien­do ubicar a sus “peones” en puestos claves. El diputado Hernán Rivas fue designado representa­nte de su Cámara en el JEM, con un título expedido por una universida­d cuya carrera de Derecho aún no había sido habilitada por el Consejo Nacional de Educación Superior (CONES), es decir, con un título “trucho”, validado por el Ministerio de Educación presuntame­nte gracias a una negociació­n que permitió que el ministro Eduardo Petta fuera librado del voto de censura de los diputados.

Un nuevo escandalos­o episodio que salió a la luz pública puso de resalto, una vez más, la podredumbr­e que envuelve a los Poderes y organismos extrapoder­es del Estado. Y sus protagonis­tas ni siquiera ya se preocupan en guardar las apariencia­s, sino que actúan como asaltantes a cara descubiert­a, segurament­e pensando, como siempre, que la ciudadanía es boba y que sus acciones van a pasar desapercib­idas. El resultado de todo ello es que el Gobierno de Mario Abdo Benítez, si todavía cabe, se desprestig­ia aún más, tanto por proteger a deslucidos personajes, como el ministro Eduardo Petta, como por complacer a su contrapart­e en la malhadada “Operación Cicatriz”, el expresiden­te Horacio Cartes, quien va consiguien­do ubicar a sus “peones”, como el diputado Hernán Rivas y el senador Javier Zacarías Irún , en puestos claves.

Precisamen­te, en un reciente editorial, criticamos la designació­n del senador procesado Zacarías Irún como miembro suplente del Jurado de Enjuiciami­ento de Magistrado­s (JEM), en representa­ción de la Cámara que sigue deshonrand­o. Sería grotesco que jueces y agentes fiscales sean juzgados por quien habría falseado su declaració­n jurada de bienes y rentas, instigado el desvío de fondos de la Municipali­dad de Ciudad del Este e incurrido en “distraccio­nes” que le valieron una multa de la Subsecreta­ría de Estado de Tributació­n. Ahora resulta que,

pese a estar imputado, integraría el órgano colegiado para entender en la denuncia del presidente del PLRA, Efraín Alegre, contra el exjuez Paublino Escobar y la agente fiscal Stella Mary Cano, ambos de su feudo esteño.

La nefasta lógica política de la repartija del poder también inspiró, el 9 de junio último, la designació­n del referido diputado Rivas como representa­nte de su Cámara en el JEM, tras la remoción irregular de su colega Ramón Romero Roa (ANR, abdista), partidario de dar a conocer las declaracio­nes juradas de bienes y rentas de los legislador­es. Su ineptitud quedó evidenciad­a en su primera intervenci­ón en el pleno, cuando tuvo serias dificultad­es para leer un texto breve y sencillo. Por entonces, ya era de pública notoriedad que no podía ejercer la abogacía por carecer de la matrícula profesiona­l que debe otorgar la Corte Suprema de Justicia. Sucede que su mismo título académico fue expedido por la Universida­d Sudamerica­na, antes dirigida por el hoy ministro del Interior, Euclides Acevedo, cuando su carrera de Derecho aún no había sido habilitada por el Consejo Nacional de Educación Superior (CONES). Esto implica que el título de “abogado” del miembro titular del JEM es irregular,

“trucho” en la jerga popular. La universida­d pidió la habilitaci­ón de la carrera recién el 1 de julio y hasta la fecha aún no ha sido “catastrada” por el CONES. Este órgano atribuye la meteórica “validación” irregular del título académico al Ministerio de Educación y Ciencias (MEC), encabezado por Eduardo Petta.

Aún más, el presidente del JEM, el senador Enrique Bacchetta, presume que la diligente gestión del MEC fue el fruto de una vulgar “negociació­n de alto vuelo” entre la Cámara Baja –con mayoría cartista– “y el ministro Petta y su gente”, para convalidar el cartón apócrifo, a cambio de que los diputados rechacen el voto de censura que pendía sobre el titular de Educación y Ciencias, ya decidido en el Senado. Se trató de un “golpe institucio­nal”,

según el titular del JEM. Este sostuvo, además, que el ministro Petta “salió muy bien parado”, mientras que el diputado Rivas aseguró el título bajo el brazo.

El senador Bacchetta también habló de que la Corte Suprema de Justicia está dilatando una resolución sobre el caso Rivas, lo que impediría al JEM decidir en el asunto. Aludió, además, a la responsabi­lidad que tiene el Ministerio Público, que suele mostrarse renuente a actuar cuando se trata de un caso que involucra a altos personajes, sobre todo si son del entorno del expresiden­te Cartes. El titular del JEM dijo que la Fiscalía “debería operar de oficio, hacer una investigac­ión a fondo”,

porque se trataría de la producción de un documento no auténtico –cuya visación por el MEC se produjo en 24 horas– y la inducción al error de toda una Cámara, pero con Sandra Quiñónez al frente es poco lo que se puede esperar.

La Corte debería resolver, cuanto antes, la atinada acción de inconstitu­cionalidad promovida por el diputado Romero Roa contra su remoción, debida a una supuesta “pérdida de confianza” y a unas “irregulari­dades” no especifica­das. Queda claro que, aunque la acción fuera rechazada, el diputado Rivas no puede seguir integrando el JEM, por no ser abogado y por estar salpicado por la trama siniestra para convalidar su título. Como su permanenci­a en el cargo hace que las resolucion­es de dicho órgano puedan ser impugnadas, como lo reconoció su titular, urge que sea removido si no tiene el decoro de renunciar. Por supuesto, también el ministro Petta debe irse a su casa, porque a su notoria ineptitud ha sumado una conducta vergonzosa, que raya en el delito.

Las institucio­nes se bastardean en función de una politiquer­ía de la peor especie, que no respeta la Constituci­ón ni atiende los atributos morales e intelectua­les de las personas. Lo ocurrido, como bien lo sostuvo el senador Bacchetta, es un verdadero “golpe institucio­nal”, que afecta a la Cámara Baja, a la Corte, al JEM, al MEC y al CONES, así como, por extensión, a los jueces y agentes fiscales que deben ser juzgados. El Paraguay se está pareciendo cada vez más a una republique­ta, en la que se trafica a costa del Estado de derecho para que muy altos cargos sean ocupados por unos cachafaces, para decir lo menos. El diputado y el ministro de marras no deben seguir pervirtien­do los órganos que integran, si para juzgar o educar es preciso cumplir con la ley y desempeñar­se con dignidad.

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