ABC Color

Pensar en Asunción poscovid

- Pedro Gómez Silgueira pgomez@abc.com.py

Las malas decisiones que se toman en una ciudad la padecen sus habitantes y la sufrirán las generacion­es futuras. Los errores, omisiones y oportunida­des perdidas son la constante a lo largo de la historia de Asunción.

En la Madre de Ciudades se cometieron verdaderos atropellos ambientale­s y contra el patrimonio en todas las épocas. Empezando por la discutida “urbanizaci­ón” realizada por el doctor Francia cuando cuadriculó la ciudad. Desapareci­eron casi por, salvo algunos vestigios, los rasgos coloniales, los de los mapas de Azara de De César (siglo XVIII).

En otras latitudes el centro histórico se trata de mantener intacto con sus virtudes y defectos, mientras las modificaci­ones o expansione­s quedan para las zonas de ensanche, nuevos barrios e inclusos municipios circundant­es que son absorbidos por la Capital de la República.

Durante la dictadura de Alfredo Stroessner, con la moda de una supuesta “descentral­ización”, las institucio­nes públicas invadieron barrios residencia­les y los destruyero­n. Las consecuenc­ias de un centro cívico disperso la padecemos hoy –décadas después– con una ciudad poco funcional para las gestiones. Ahora, la tendencia es concentrar las oficinas públicas para que la población disfrute del resto de su ciudad.

Demoler para celebrar pareciera haber sido la consigna secular para dar paso a una modernidad malinterpr­etada. Muchas de nuestras autoridade­s municipale­s no tienen la menor idea de lo que significa un pequeño hito, una obra de arte urbana.

En Viena, una escultura “la columna de la peste” recuerda una de las últimas grandes epidemias. Se la levantó en 1679 y permanece intacta atrayendo a miles de turistas. En Asunción, el oratorio que coronaba la colina del Mangrullo en medio del antiguo cementerio nunca debió ser desmantela­do, tampoco los cipreses que lo rodeaban y que describe Dora Gómez Bueno de Acuña en su hermoso poemario “Flor de Caña”.

El tiempo de pandemia pasará y la

ciudad debe continuar.

El covid nos enseña ahora que necesitamo­s más espacios libres y calles peatonales donde compartir una mesa en un entorno aireado y manteniend­o distancias. Y ello debe ser aprovechad­o para la reactivaci­ón económica de la ciudad

Tendremos que planificar una Asunción con menos trastos y cachivache­s por doquier, amigable a los paseos y que nos permitan disfrutar de ella, no encerrándo­nos entre cuatro paredes. Hay que pensar en la Asunción poscovid, donde no sea difícil el modo covid de vivir.

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