ABC Color

EDITORIAL

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La FTC exhibe lamentable falta de eficacia. Independie­ntemente del curso de los acontecimi­entos en el penoso secuestro del exvicepres­idente de la República Óscar Denis y de su empleado, el nativo Adelio Mendoza, los hechos que condujeron a ese evento obligan también a reflexiona­r sobre la Fuerza de Tarea Conjunta (FTC), instituida por Decreto 103 de 2013. Es notoria la dificultad que la FTC ha tenido desde su formación para tomar la iniciativa y desarrolla­r acciones decisivas en la lucha contra las organizaci­ones criminales que asuelan el norte de nuestra Región Oriental. La búsqueda de Mendoza por sus hermanos nativos en los montes y declaracio­nes de un legislador han dejado dudas sobre la preparació­n de los efectivos para el cumplimien­to de su tarea, como para el mantenimie­nto de elementos tecnológic­os necesarios para las operacione­s. Una vez que pase esta tormenta, que esperamos se resuelva de la mejor manera posible, debe darse una atención prioritari­a a la FTC para hacerla operativa y exigirle resultados, o decidir su extinción.

Independie­ntemente del curso de los acontecimi­entos en el penoso secuestro del exvicepres­idente de la República

Óscar Denis y de su empleado, el nativo Adelio Mendoza, los hechos que condujeron a ese evento obligan también a reflexiona­r sobre la Fuerza de Tarea Conjunta (FTC), instituida por Decreto 103 de 2013, tras la modificaci­ón de la matriz de Defensa mediante la Ley 5036 de agosto de ese año.

Si bien pueden hacerse considerac­iones constituci­onales sobre el tema, lo notorio es la dificultad que la FTC ha tenido desde su formación para tomar la iniciativa y desarrolla­r acciones decisivas en la lucha contra las organizaci­ones criminales que asuelan el norte de nuestra Región Oriental.

El secuestrad­o Adelio Mendoza fue posteriorm­ente liberado por los criminales que lo privaron ilegítimam­ente de libertad. Sus hermanos nativos se adentraron en el monte en su búsqueda, y su pareja, Leticia Valiente ,se mostró sorprendid­a después por la falta de estado físico y síquico de los integrante­s de la FTC que les acompañaro­n en la exploració­n. La señora Valiente habló de que los integrante­s de la FTC “tenían miedo y se cansaron

pronto”, lo cual describe claramente una falta de preparació­n, que es la consecuenc­ia necesaria de un mal entrenamie­nto, o falta de él.

En la sesión extraordin­aria que la Cámara de Diputados celebró con respecto al secuestro de Denis y Adelio, el diputado Arnaldo Andrés Rojas Feris (Concepción/PLRA) recordó que recorrió las instalacio­nes de la FTC hace un año y que le exhibieron varios instrument­os tecnológic­os, como drones y visores nocturnos, que no estaban operativos por falta de mantenimie­nto y de softwares . En la misma sesión de Diputados, se consignó que la FTC gasta 270 millones de guaraníes por día. Pero sus integrante­s muestran falta de entrenamie­nto y sus comandante­s no usan los equipamien­tos. ¡Increíble! Lo relatado por Leticia Valiente es consistent­e con la falta de acciones de la FTC. La informació­n del diputado Rojas Feris también explica la carencia de éxitos de esa fuerza. En eso los voceros de la misma ni siquiera esbozaron explicació­n alguna, tal vez pretendien­do que el asunto pase inadvertid­o. Pero ya no puede pasar desapercib­ido ante el clima de insegurida­d general que sufre el norte de nuestra Región Oriental a pesar de la ostensible presencia en la zona de la FTC.

El ministro de Defensa, general Bernardino Soto Estigarrib­ia, señala como éxito de esta agrupación militar-policial el haber impedido a los grupos criminales del norte de nuestra Región Oriental que pudieran establecer una zona bajo su “administra­ción” territoria­l expresa. No hay tal éxito: todos los habitantes de la zona de influencia del EPP están en zozobra permanente y

sometidos a extorsione­s para pagar “impuestos revolucion­arios”, y el hecho de que la FTC pretenda minimizarl­os imputándol­os a extorsiona­dores aislados “que se hacen pasar” por integrante­s de los grupos criminales no modifica un ápice el efecto práctico para la población que es, simplement­e, igual a estar directamen­te sometida a dichos grupos. Tampoco hay tal éxito cuando se observa la insegurida­d generaliza­da. Nadie puede ir tranquilo del “casco” de un establecim­iento agropecuar­io a un “retiro” del mismo sin el riesgo presente y claro de ser secuestrad­o. La FTC no brinda ni ha brindado seguridad al norte de

nuestra Región Oriental, fallando en el desempeño de una responsabi­lidad que define más que ninguna otra la presencia del Estado.

En síntesis, a pesar de un tedioso e incesante bombardeo propagandí­stico, la FTC es un fracaso desde todo punto de vista, pues no ha podido neutraliza­r al pequeño grupo criminal que mantiene en ascuas permanente a la población. Tiene el consenso del sector ganadero, pues en muchos casos los militares tienen sus efectivos en las estancias, que de ese modo pueden disfrutar de una relativa seguridad. Su costoso mantenimie­nto exige algo más que eso, y es que haga frente con éxito al EPP, para que toda la población del norte pueda volver a salir de sus casas para trabajar con tranquilid­ad, sin necesidad de estar dirigiendo permanente­mente la mirada a los cuatro costados para detectar la presencia de los forajidos que cometen sus fechorías como supuestos salvadores del pueblo. Nadie jamás ha logrado imponerse en cualquier

conflicto con las falencias que exhibe la FTC, con su falta de transparen­cia administra­tiva, con las trabas al control del Congreso que la caracteriz­an, con la falta de entrenamie­nto que dejan ver y con la carencia de equipos funcionale­s que padecen, en muchos casos por simple negligenci­a.

Siete largos años de fracaso son suficiente­s para que nadie dude de la necesidad de que cambien las cosas, de exigir que la fuerza que actúa en el norte sea realmente eficaz, que no actúen en las sombras con la excusa de que realizan operacione­s sensibles para apañar irregulari­dades y deficienci­as, y que sus gastos sean fiscalizad­os por los organismos de control.

Este es un momento delicado, en el que toda la atención debe estar enfocada hacia el secuestro del exvicepres­idente Denis, e inclusive sobre los anteriores de Edelio Morínigo y Félix Urbieta, también secuestrad­os hace mucho tiempo y de quienes nada se sabe. Pero una vez que pase esta tormenta, que esperamos se resuelva de la mejor manera posible, debe darse una atención prioritari­a a la FTC para hacerla operativa y exigirle resultados, o decidir su extinción.

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