Dramática sequia en Cuenca del Pilcomayo
La sequía golpea duro a los productores del Pilcomayo. No llueve hace un año y los campos de pastura se convirtieron en pajonales. “Estamos sobreviviendo día a día” dicen productores sin tener claro cómo enfrentar el problema.
“Estamos sobreviviendo día a día”, dicen pobladores de la cuenca del río Pilcomayo, zona en la que hace un año cayeron las últimas lluvias. Los campos de pastura son tomados por malezas y paja y casi no queda agua para los animales, excepto algunos pozos (foto), según relatan sobre la dramática situación. Hay disponibilidad de agua en el cauce de la cañada La Madrid, gracias a que la embocadura del canal paraguayo está funcionando bien, por lo cual la fauna silvestre se encuentra a salvo de tragedias como las de años anteriores.
En octubre de 2019 se registraron las últimas lluvias en la zona del Pilcomayo. Las precipitaciones permitieron contar con una reserva de agua hasta febrero pasado. En ese momento comenzó el drama de los productores, sobre todo pequeños y medianos.
Los campos dieron paso a la maleza y la pastura se convirtió en un pajonal inservible para alimentar a los animales.
La falta de lluvias se transformó en un drama para centenares de pequeños y medianos productores quienes entraron en la desesperación de ver qué hacer para salvar a sus animales.
Las alternativas son escasas y sobre todo costosas. Nirma Servín, propietaria del establecimiento 9 de Junio, en el departamento de Boquerón, señala que están haciendo lo imposible para sobrevivir día a día.
“Un año sin lluvias es mucho tiempo. En ese lapso los campos se secan, desaparece la pastura y lo único que podemos hacer es rogar por lluvias” fue su comentario.
Alquilar pastura
Agregó que “debemos buscar dónde llevar nuestros animales, alquilar pasturas y tratar de que no mueran. El primer problema es conseguir un campo que aún tenga pasto, luego viene pagar el alquiler”.
Los campos que aún tienen pasturas se encuentran en los alrededores de las localidades de Catán y La Chaqueña, unos 80 km al norte del fortín General Díaz.
Nirma Servín explicó que “en esa zona el río Pilcomayo llegó a desbordar y eso permitió que los campos pudieran tener agua. Salvo ese
sector, lo demás está seco por completo”.
El alquiler de un campo tiene un costo de G 50.000 mensuales por animal.
En el caso de doña Nirma, esto implica un gasto de G. 15 millones mensuales para salvar a 300 animales.
“No hay forma de aguantar este sobrecosto, es imposible”, lamentó.
Salvar la producción
Los pequeños y medianos productores constituyen la mayoría en el Chaco paraguayo, son personas que tienen una cantidad que oscila entre 100 y 500 cabezas de ganado.
Trabajan duro para cubrir los costos de producción y tratar de que sobre algo para llevar una vida digna.
“Los bancos no esperan. No les importa sequía ni inundación. Las cuotas se tienen que cubrir sin importar cómo”.
“Necesitamos dar de comer a nuestros animales. No tenemos forma de pagar forraje y se nos viene encima una tragedia si no llueve en los próximos dos meses”.
Agregó que “es urgente que los préstamos flexibilicen el pago. No queremos condonación ni regalo, pero sí la oportunidad de pagar en mejores condiciones porque todo se viene abajo”.
La fauna a salvo
La embocadura del canal paraguayo está funcionando a plenitud, lo que permite el ingreso de aguas del Pilcomayo a nuestro territorio.
En la temporada invernal se tiene un escaso caudal. En este momento de bajante extrema del río, mientras llegan las crecidas de verano, el Pilcomayo está ingresando en nuestro territorio.
La disponibilidad de agua en el cauce de la cañada La Madrid permite que la fauna silvestre se encuentre a salvo de tragedias anteriores.