La Patria a remate
La información inicial no tuvo mucha difusión, más allá del aviso oficial de rigor, que como exigencia se establece para un trámite de este tipo. Fueron algunas voces, entre ellas las de un diario digital, El Nacional, las que alertaron sobre el intento que pretendía consumarse.
El objetivo, rematar 15.000 hectáreas de una histórica estancia, de propiedad del Estado paraguayo, ubicada en suelo chaqueño.
El establecimiento en cuestión es “La Patria”, creado bajo el gobierno del coronel Rafael Franco, a semejanza de “Las estancias de la Patria”, de José Gaspar Rodríguez de Francia. Un bien histórico y cultural, creado esencialmente para generar sentido de posesión sobre el Chaco paraguayo, un año después del armisticio con Bolivia.
Su actual administrador, el Fondo Ganadero, pretendía rematar el viernes pasado la mitad de la superficie de este emblemático inmueble, ubicado a más de 600 kilómetros de la capital, hacia la frontera con Bolivia.
El presidente del Fondo, Fredis Estigarribia, alegó que se justificó el intento de vender las tierras por la ociosidad y abandono del establecimiento a cargo del Fondo desde hace muchos años, por lo que argumentó que no vio una mejor opción que vender las tierras para obtener recursos que le permitan capitalizar la institución.
El justificativo es que el dinero del remate iba a ser destinado a la concesión de créditos para productores ganaderos, que Hacienda recibiría ese dinero y lo retornaría al Fondo Ganadero para la concesión de estos préstamos.
El funcionario insistió en que la parte que se vendería es la que no tiene desarrollo alguno, constituida solo por montes y tierras no explotadas. El aviso del remate destacaba, sin embargo, sus mejores cualidades. Un terreno apto para la explotación agroganadera, potencialmente aprovechable para la siembra de sorgo, maíz, algodón, batata, poroto, maní, sandía, zapallo y muchas otras variedades más de cultivos.
Con un acuífero en la zona y pasturas con un buen potencial de germinación, y montes en los que predominan el quebracho blanco y el coronillo. Además de ser presentada como una reserva faunística de la zona. Son 15.000 hectáreas en el distrito de Mariscal Estigarribia, departamento de Boquerón, que se ofrecían con una base de venta de poco más de dos millones doscientos mil guaraníes por hectárea, o menos de cinco millones de dólares en total.
Las críticas y sospechas de que se estaba generando un mal negocio para el Estado obligaron a detener el proceso. Argumentan además los especialistas que los inmuebles son la mejor inversión y respaldo, ya que generalmente no se deprecian con el paso del tiempo, salvo circunstancias excepcionales.
Pero la pregunta central es ¿vale la pena desprenderse definitivamente de un patrimonio histórico y cultural del país por poco más de cinco o siete millones de dólares que son nada frente a los cientos y miles de millones que se contratan en préstamos o emisiones de bonos?
El título de esta columna es la respuesta, como dolorosa metáfora de administradores a los que no se les ocurre otra idea más que el empobrecimiento patrimonial, a cambio de monedas que son un poco de pan para hoy y hambre para mañana.