ABC Color

La narcopolít­ica

- Alcibiades González Delvalle alcibiades@abc.com.py

Siempre se habló de la conexión de senadores y diputados con narcotrafi­cantes y de dinero sucio para ganar un escaño. Hace unos días, en el mismo Parlamento saltó la denuncia de parte de la diputada liberal, Celeste Amarilla, y el colorado Basilio “Bachi” Núñez. A la primera le costó dos meses de suspensión y al segundo, un sonoro aplauso. Pero este dispar resultado confluye en lo mismo: la narcopolít­ica. Cuesta entender que la acusación de dos parlamenta­rios –a la que se debe agregar la realizada por Arnaldo Giuzzio en su momento– deba caer en saco roto. ¿A ningún otro parlamenta­rio le importa? ¿No se les ocurre integrar una comisión que investigue tan grave hecho? ¿Ni siquiera para guardar las apariencia­s? No creo que todos los senadores y diputados reciban dinero de los traficante­s para que se hagan los desentendi­dos. Los que no están en la narcopolít­ica ¿por qué no se hacen escuchar? El silencio no hace sino abonar la sospecha de una conspiraci­ón para esconder a los culpables. De todos modos, suelen filtrarse algunos nombres que saltan a la prensa. Recordemos que el mismo Giuzzio los había dado y denunciado ante el Ministerio Público donde duerme el expediente desde hace años. ¿Qué motivos alientan a los parlamenta­rios para no escuchar los reclamos de sus mismos pares? Los efectos de la cocaína son muy conocidos, aun así copié de una publicació­n estos dos párrafos: “El consumo de cocaína aumenta el ritmo cardíaco y la presión arterial, y puede conllevar un ritmo cardiaco anormal y ataques mortales, incluso en gente joven y saludable. La cocaína también puede provocar convulsion­es y derrames cerebrales. La cocaína es altamente adictiva. “El consumo de cocaína, incluso poco después de haberse iniciado, lleva a una pérdida del control de su uso y a fuertes ansias de consumir más y más cocaína con mayor frecuencia. Si el consumo de drogas no continua con regularida­d, el usuario tiene síntomas de abstinenci­a, incluyendo letargo, debilidad muscular, irritabili­dad, lentitud para comprender y depresión. La adicción a las drogas no tiene una cura rápida y fácil, pero el cuidado médico es fundamenta­l para enfrentar la adicción y recuperar la salud”. La droga “es altamente adictiva” y su víctima siente “fuertes ansias de consumir más y más”. Situacione­s son éstas que no solo dañan al consumidor, también a quienes nada tienen que ver con el mortal veneno. Cada día asistimos impotentes a la devastador­a violencia de los adictos que necesitan consumir con desesperac­ión y carecen de dinero para darlo al criminal que lo ha iniciado en el vicio justamente para extender su negocio. Así vemos a personas que pierden la vida por un celular cuya venta, por nada, servirá para comprar unos gramos del estupefaci­ente. La diputada Celeste Amarilla dijo que hay parlamenta­rios que llegaron al cargo con dinero sucio o de origen espurio. El diputado Basilio Núñez dijo: “Los partidos políticos están metidos en la narcopolít­ica”. No tiene explicació­n que estas denuncias –o la tiene demasiado– pasen indiferent­es debajo de las narices del Ministerio Público. ¿No le importa? ¿No se anima a investigar porque los supuestos criminales son parlamenta­rios? Pero hay otros escenarios. El diputado Núñez agregó: “Paraguay no solamente es un país de tránsito, es un país donde se consume drogas, y diferentes tipos de drogas, tenemos el microtráfi­co”. De vez en vez suelen caer los microtrafi­cantes que podrían dar la pista para que la Policía llegue a los proveedore­s; pero no lo hace, se contenta con muy poca cosa. Mientras tanto, los dueños de la mercadería viven tranquilos; nadie les molesta en su “trabajo” de arruinar vidas. Si la narcopolít­ica se anidó en el Parlamento, nuestra democracia tiene sus días contados.

 ??  ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Paraguay