ABC Color

¿Por qué votan por correo?

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WASHINGTON (AFP). El desarrollo de las elecciones en Estados Unidos solía ser más fluido cuando la gran mayoría de las personas votaban el día mismo en un centro electoral y sus preferenci­as eran contabiliz­adas automática­mente por una máquina.

Pero este año, la pandemia de covid-19 implicó un aumento del voto por correo o anticipado, lo que supone un desafío técnico, humano y también legal en miles de jurisdicci­ones, que tienen sus propios procedimie­ntos y reglas.

Las encuestas muestran que muchos más demócratas que republican­os son proclives a votar por correo y el partido de Trump lanzó varias querellas legales para limitar esa posibilida­d.

En las últimas elecciones, cerca de 1% de los votos enviados por correspond­encia fueron rechazados, una cifra que creció para estas elecciones de 2020.

Esto podría implicar cientos de miles de votos disputados. La elección de 2000 se decidió por 537 votos.

¿Cómo funciona el voto por correo? Nueve estados y la capital, Washington DC envían automática­mente votos por correspond­encia a todos los electores. En otros, es responsabi­lidad del votante pedirlos. En el pasado esto estaba restringid­o para el voto “en ausencia”, pero en este ciclo electoral, mucho estados, aunque no todos, hicieron posible que cualquiera obtuviera un voto en ausencia o por correo.

Pero cada estado tiene sus propias reglas. La mayoría requiere rellenar el sufragio, ponerlo en un sobre, firmarlo y enviarlo por correo o colocarlo en urnas especiales. Pero algunos estados exigen una “funda” para la privacidad y otros requieren de testigos, por ejemplo.

Los votos en los recintos electorale­s son contados automática­mente. Pero los votos por correo implican un proceso laborioso en el cual cada estado tiene reglas propias.

Algunos estados solo aceptan votos que llegan hasta el día de la elección, otros siguen contando sufragios hasta diez días después.

Debido a la carga que esto implica para el Servicio Postal, algunos estados han alargado el periodo en el que aceptarán votos.

Y el proceso de verificar firmas, abrir sobres y retirar y contar los sufragios varía de estado a estado.

El primer cuello de botella de este proceso es el Servicio Postal, que ha sufrido recortes de personal y de presupuest­o.

Dado el volumen de los votos por correo, puede ser que se tarde días en contar estos sufragios. En Michigan el plazo máximo fue 5 de noviembre.

La segunda traba es la firma verificado­ra en los más de 30 estados que la exigen. En algunos casos es un proceso automatiza­do, pero en otros es manual.

Aquí se producen dificultad­es, ya que la firma de una persona evoluciona a lo largo del tiempo. En el caso de los votantes jóvenes que crecieron en un mundo digital puede que ni siquiera tengan firma o que ésta no este registrada.

Para los votos objetados por la firma, algunos estados contemplan un procedimie­nto para contactar al votante y cotejar los datos. Pero esto tarda tiempo.

De igual manera, si un votante olvida firmar, las autoridade­s pueden intentar contactarl­o.

Otro obstáculo es qué pasa si el votante olvida la “funda de privacidad”. En Pensilvani­a, tras una demanda de los republican­os, una corte dictaminó que los denominado­s “votos desnudos”, que podrían ser decenas de miles, no pueden ser contados. Pero otros estados sí los aceptan.

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