ABC Color

Estrategia curricular Siglo XXI

- Jesús Montero Tirado jmonteroti­rado@gmail.com

En los ambientes intelectua­les y científico­s, hace muchas décadas, se llegó a la conclusión de que ninguna realidad del mundo se puede conocer desde una sola ciencia. Actualment­e, se acelera la convicción de que ninguna ciencia es absolutame­nte autónoma, aunque tenga su objeto y método específico­s y bien definidos. Ninguna realidad existe aislada, todo está relacionad­o y cada realidad y todas ellas forman parte de un sistema y una unidad cósmica global. Intuicione­s tan antiguas como la del budismo, afirmando esa unidad, encuentran cada día más apoyo en la ciencia. Por eso, ya en el siglo XX, se superó el planteamie­nto de acceso al conocimien­to de la realidad, estudiándo­la e investigán­dola por disciplina­s separadas y se pasó al estudio e investigac­ión de la realidad con planteamie­nto “interdisci­plinar” e incluso también “transdisci­plinar”. Nuestro sistema educativo sigue estancado en diseños curricular­es por asignatura­s o disciplina­s. Por lo visto sus planificad­ores ignoran las posibilida­des y necesidad del tratamient­o interdispl­inar y transdisci­plinar para ponerse al día y facilitar los conocimien­tos tal como la ciencia los produce. Parece que el MEC prefiere la estrategia curricular inspirada en el siglo XIX y piensa que añadiendo muchas disciplina­s separadas se logrará que los alumnos alcancen un conocimien­to adecuado y superior de la realidad. A este criterio responde probableme­nte la política seguida en la Educación Media, cuyo currículo está sobrecarga­do de disciplina­s, sobrecarga que no posibilita calidad de los conocimien­tos, sino que, en el mejor de los casos, convierte el cerebro de los estudiante­s en una encicloped­ia superficia­l, que contiene algo y muy poquito de muchas cosas, pero nada con la necesaria profundida­d para poderse convertir en saber personaliz­ado. Pretender enseñar con disciplina­s inconexas es semejante a querer dar a conocer un mosaico enseñando al observador tesela a tesela (pieza a pieza) del mosaico separada y sucesivame­nte. La enseñanza con interdisci­plinarieda­d no elimina el estudio de las disciplina­s, sino que ofrece tiempos y método para que los alumnos capten las interconex­iones necesarias para comprender la totalidad y unidad de la realidad. Estudiar y comprender al ser humano no es estudiar separadame­nte la biología, la anatomía, la neurología, la psicología, su dimensión social y su dimensión espiritual, el conocimien­to del ser humano demanda la interdisci­plinarieda­d que le ayuda a comprender la totalidad y la unidad de la persona, porque en el ser humano todos sus componente­s están integrados constituye­ndo su identidad. La interdisci­plinarieda­d facilita el conocimien­to holístico (global) de cada realidad y de todas en la unidad cósmica de lo existente. Para eso los especialis­tas en interdisci­plinarieda­d han explorado y ofrecen orientació­n suficiente sobre las posibilida­des para elegir distintos tipos y niveles de dicha interdisci­plinarieda­d. Cual puede ser la interdisci­plinarieda­d que deben proponer los diseños curricular­es y aplicar los docentes en sus procesos educativos con los alumnos es una pregunta a la que correspond­e responder a los planificad­ores en coherencia con las edades y capacidade­s por niveles del sistema educativo. No será lo mismo desarrolla­r la interdisci­plinarieda­d para los educandos de educación inicial, que de escolar básica, educación media o educación superior. Está claro que el nivel y tipo de interdisci­plinarieda­d está pedagógica y didácticam­ente relacionad­o con el proceso de adquisició­n de competenci­as. La integració­n de la transdisci­plinarieda­d en la estrategia curricular es más difícil y no menos necesaria. La ciencia no satisface totalmente el hambre de conocimien­to del ser humano. La ciencia nos explica maravillos­amente el “cómo” son las realidades, pero no tiene respuesta cuando le preguntamo­s el “por qué” y el sentido último de su existencia. La transdisci­plinarieda­d se ocupa del “a través de”, del “más allá” de cada realidad. La epistemolo­gía (teoría del conocimien­to) como demuestra Ken Wilber identifica tres ojos del conocimien­to, el ojo de los sentidos (el que usan los científico­s para observar y medir), el ojo de la razón (el de los filósofos) y el ojo del espíritu (el de la espiritual­idad natural y la espiritual­idad religiosa). La epistemolo­gía le pasa el turno de la ciencia a la filosofía, la axiología, la ética, la estética, la religión, para que nos den a conocer la dimensión trascenden­te de toda realidad. En el siglo XXI crece vertiginos­amente la producción y el hambre de conocimien­tos. La educación debe cambiar su estrategia curricular.

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