Ante la invasión, indígenas ñandéva de Loma son extraños en su tierra
El Estado entregó 10.079 hectáreas a indígenas de Infante Rivarola. La comunidad sobrevive en 200 hectáreas, en medio de establecimientos ganaderos que surgieron de una invasión.
La comunidad Loma, perteneciente al pueblo guaraní ñandéva, se encuentra ubicada en Infante Rivarola, en la frontera con Bolivia.
El camino enripiado que parte del fortín militar, con dirección a Pozo Hondo, conduce a la comunidad. Un cartel a la mano izquierda indica el acceso para llegar al lugar.
Unos pasos más adelante hay un portón que dice “Ganadera San Miguel”. Miguel Angel Muñoz Armas montó en el lugar un establecimiento ganadero y se presenta como “propietario” de la tierra.
La comunidad se encuentra rodeada por tres establecimientos ganaderos: dos de ellos pertenecen a los colonos menonitas Oscar Ein Ratzlaff y Kurt Friesen; el tercero es de Muñoz Armas. Los indígenas ñandéva viven en un espacio de apenas 200 hectáreas. Alrededor de 45 familias se agrupan en torno a un centro comunitario ficticio: un árbol de algarrobo con algunas sillas alrededor.
Al recorrer la comunidad el primer aspecto que impresiona es la limpieza y el orden, características que no siempre acompañan a otros poblados indígenas.
El segundo detalle es que todas las casas tienen pequeñas huertas familiares con rubros de consumo.
Alexis Martínez Meza es el líder de la comunidad: “Aquí se trabaja duro para sobrevivir. Todas las casas tienen sus huertas con regadíos. Tenemos el proyecto de montar una huerta comunitaria,
pero no podemos hacerlo aún”.
La comunidad tiene listo el lugar donde instalar la huerta comunal, inclusive la extensión de mangueras para el regadío, pero no pueden trabajar.
Ganaderos invaden la tierra indígena
Oscar Ein Ratzlaff, Kurt Friesen y Miguel Angel Muñoz Armas invadieron la tierra indígena. Montaron en tierra ajena tres establecimientos ganaderos, tomando posesión en forma ilegal de casi 10.000 hectáreas de tierra.
Miguel Angel Muñoz Armas solicitó una medida cautelar ante el juzgado de Mariscal Estigarribia.
Para los indígenas de Loma rige la prohibición de innovar, pero no para los ganaderos que invadieron su tierra.
A raíz de la medida cautelar, la ANDE no llegó a instalar en la comunidad el tendido eléctrico. Por falta de luz no pueden hacer funcionar el motor que permitirá contar con agua para trabajar en la huerta comunitaria.
De nada vale tener la semilla, los insumos, los caños y el agua misma: no tienen cómo operar el motor de la bomba.
Se podría sugerir un motor a gasoíl, pero conseguir combustible en esta parte de la frontera es un problema tremendo.
En 1984, la comunidad Loma fue reconocida por el entonces Instituto de Bienestar Rural como colonia nacional indígena, según consta en la resolución número 640/84.
En el mismo documento, el IBR entregó 10.079 hectáreas de tierra a la comunidad.
En el año 2010 aparecen los ganaderos Oscar Ein Ratzlaff, Kurt Friesen y Miguel
Angel Muñoz Arma, quienes solicitan al actual Indert comprar las tierras de la comunidad.
En el 2011, el Indert rechazó por resolución el pedido y dejó constancia de que el inmueble pertenece a la comunidad indígena.
A pesar de la respuesta negativa del instituto agrario, los ganaderos tomaron la decisión de ingresar a la comunidad donde montaron sus respectivas estancias.
Los ñandéva sobreviven en apenas 200 hectáreas siendo en realidad propietarios de las 10.079 entregadas por el Estado.
En agosto pasado concluyó la mensura judicial y salió favorable a la comunidad. Ahora resta titular el inmueble y, sobre todo, desalojar a los ganaderos.