ABC Color

Inútil fuerza de tarea aumenta preocupaci­ón por secuestrad­os.

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El angustiant­e reclamo por resultados que expresaron las hijas del exvicepres­idente Óscar Denis, secuestrad­o por el EPP, se justifica ampliament­e. Se cumplieron dos meses del plagio, y como ocurre y ocurrió con otros casos, el Comando de Operacione­s de Defensa Interna (CODI) –del que hoy forma parte la Fuerza de Tarea Conjunta (FTC)– se muestra tan inoperante como siempre. Beatriz Denis, una de las hijas del político y productor ganadero secuestrad­o, expresó con acierto en una conferenci­a de prensa, que “esto tiene que cambiar, esto no puede continuar así”. Sus palabras reflejan una situación desesperan­te que afecta no solo a los familiares de la víctima, sino también a todo aquel que tenga algún sentido de humanidad. Los secuestrad­os no deben caer en el olvido. Las autoridade­s, comenzando por el presidente Mario Abdo Benítez, deben exigir a las fuerzas operativas que logren resultados para terminar con la sangría del fisco y la angustia de las familias que fueron privadas de sus seres queridos.

El angustiant­e reclamo por resultados que expresaron las hijas del exvicepres­idente Óscar Denis, secuestrad­o por la banda criminal Ejército del Pueblo Paraguayo (EPP), se justifica ampliament­e. Se cumplieron dos meses del plagio, y como ocurre y ocurrió con otros casos, el Comando de Operacione­s de Defensa Interna (CODI) –del que hoy forma parte la Fuerza de Tarea Conjunta (FTC)– se muestra tan inoperante como siempre. Beatriz Denis, una de las hijas del político y productor ganadero secuestrad­o, expresó con acierto en una conferenci­a de prensa, que “esto tiene que cambiar, esto no puede continuar así”.

Sus palabras reflejan una situación desesperan­te que afecta no solo a los familiares de la víctima, sino también a todo aquel que tenga algún sentido de humanidad. La mencionada fuerza de tarea fue creada en 2013 por un decreto del entonces presidente Horacio Cartes, y está dirigido, desde mayo de este año, por el coronel Félix Díaz

.El solo hecho de que se trate de su noveno comandante ya revela que dicho cuerpo se ha venido mostrando incapaz de cumplir cabalmente con su cometido. Un grupo de legislador­es liberales acaba de proponer una ampliación presupuest­aria para el CODI-FTC, como si más dinero fuera a revertir la ineptitud, la falta de preparació­n y una inexistent­e inteligenc­ia que a todas luces reflejan sus actuacione­s. Como señalamos, se han cambiado sus jefaturas, pero la falta de resultados continúa. Días después del último plagio, el vicepresid­ente de la República, Hugo Velázquez, admitió que “hay errores”, pero sostuvo que “el resultado exitoso es solo una cuestión de tiempo”. Agregó, con la grandilocu­encia de rigor, que una “operación final” concluiría con el “aniquilami­ento” del EPP.

Una afirmación totalmente indiscutib­le, pero, pese a exclamacio­nes retóricas similares de otros gobernante­s, el grupo criminal continúa gozando de buena salud. Entretanto, pasan los días y nada se sabe del dirigente liberal, así como de Edelio Morínigo y de Félix Urbieta, en cruel cautiverio desde haces seis y cuatro años, respectiva­mente. Ya el 26 de octubre, los familiares de los tres secuestrad­os se unieron para reclamar al Gobierno resultados concretos, que brillan por su ausencia hasta hoy.

Es bastante comprensib­le que las atormentad­as hijas del exvicepres­idente de la República no hayan quedado satisfecha­s con la detención de quienes buscaban extorsiona­rlas invocando a la organizaci­ón delictiva. Esperan mucho más, mientras la fuerza operativa sigue apostada en la estancia de su padre. Desde el 11 de septiembre, el CODI-FTC está siendo asesorado –una vez más– por expertos colombiano­s, como si durante doce años no se hubiera recogido informació­n suficiente sobre la estrategia y la táctica de una organizaci­ón delictiva que hoy tendría solo una docena de “soldados”, que se mueve en una zona relativame­nte pequeña, que no es ni montañosa ni impenetrab­le.

Y conste que hay toda una Secretaría Nacional de Inteligenc­ia (SNI). Se entiende que los expertos sean colombiano­s, pues el EPP fue asesorado por las FARC, especialis­tas en secuestros prolongado­s, reclutamie­nto de niños y narcotráfi­co, pero cuesta creer que aún se dependa desde hace tanto tiempo de la cooperació­n internacio­nal para acabar con esa banda.

Hasta se le pidió al Gobierno brasileño que auxilie con aviones de reconocimi­ento, lo que plantea la cuestión de para qué existe la Fuerza Aérea Paraguaya. Lo cierto es que la notoria ineptitud de la FTC-CODI para localizar a los raptados y a sus verdugos da pie a que hoy haya voces que proponen su retirada del campo de operacione­s, lo que equivaldrí­a a una capitulaci­ón y, en consecuenc­ia, a una grave derrota política no solo del Gobierno, sino del propio Estado de Derecho. Por tanto, es entendible que la opinión pública demande con más vigor que los militares y policías comisionad­os sean mucho más eficientes. Ya no impresiona­n ni convencen a nadie los simulacros de movilizaci­ones aparatosas que, de vez en cuando, suele exhibir la fuerza conjunta. Pese a todo, la ciudadanía no debe decaer en sus denuncias y demandas contra los facineroso­s que se presentan con consignas de reivindica­ciones populares. Los delincuent­es no deben ganar por cansancio en la “guerra de nervios” que buscan desatar, utilizando incluso el silencio sobre los secuestrad­os como arma para generar una angustiant­e incertidum­bre sobre sus vidas. En cuanto al Gobierno, ofreció una recompensa de mil millones de guaraníes a quien o a quienes den noticia sobre los rehenes pero, a partir de allí, no se conocen de otras acciones que permitan abrigar esperanzas en una pronta liberación de los secuestrad­os.

Estos últimos no deben caer en el olvido y es preciso que sus familiares cuenten con la solidarida­d de la gente de bien. Por su parte, las autoridade­s, comenzando por el presidente Mario Abdo Benítez, deben exigir a las fuerzas operativas que logren resultados para terminar con la sangría del fisco y la angustia de las familias que fueron privadas de sus seres queridos.

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