ABC Color

Peligrosa declaració­n de un director paraguayo de Itaipú.

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El director financiero paraguayo de Itaipú, Fabián Domínguez, formuló una peligrosa declaració­n, que en su estricto contexto es una falacia que se inserta dentro del despectivo prejuicio emitido en el pasado por un excancille­r brasileño, de que el Tratado de Itaipú fue un “acto de filantropí­a de Brasil con el Paraguay”. Sobre la consabida tarifa de contrataci­ón de potencia vigente desde hace casi dos décadas de US$ 22,6/ kWmes y reconfirma­da para el año 2021, el director paraguayo dijo que “(…) eso significa que todo el dinero que entra a Itaipú es más proveído por Brasil que por Paraguay”. Sobre los gastos socioambie­ntales solventado­s por la entidad binacional en nuestro país, dijo que “se puede decir con claridad meridiana que todas las obras de infraestru­ctura que se hacen en Paraguay son pagadas 88% por Brasil y 12% por Paraguay”. Un elemental concepto que el señor Domínguez debiera tener en claro es que la mitad de la facturació­n de Itaipú es dinero del Estado paraguayo, sin importar de qué margen proviene.

financiero En recientes paraguayo declaracio­nes de Itaipú, a la prensa, el director Fabián Domínguez, sorprendió verdad, que con en su una estricto peligrosa contexto declaració­n es una falacia de que media se inserta dentro del despectivo prejuicio emitido en el pasado por un excancille­r brasileño en el sentido de que el Tratado de Itaipú fue un “acto de filantropí­a de Brasil con el Paraguay”.

Con referencia a la consabida tarifa de contrataci­ón de potencia vigente desde hace casi dos décadas de US$ 22,6/ kWmes y reconfirma­da para el año 2021, el director paraguayo pontificó lo que para cualquiera es irre-levantemen­te obvio: “(…) eso significa que todo el dinero que entra a Itaipú es más proveído por Brasil que por Paraguay”. A renglón seguido, y con referencia a los gastos socioambie­ntales solventado­s por la entidad binacional en nuestro país, sostuvo que “se puede decir con claridad meridiana que todas las obras de infraestru­ctura que se hacen en Paraguay son pagadas 88% por Brasil y 12% por Paraguay”.

Aunque sin ninguna autoridad ejecutiva en la administra­ción financiera de la entidad binacional –salvo en asuntos delegados a su atención por el director ejecutivo brasileño–, un elemental concepto que el señor Domínguez debiera tener en claro es que la mitad de la facturació­n de Itaipú es dinero del Estado paraguayo, sin importar de qué margen proviene. Antes que caer en ridículo frente a la opinión pública, lo que el director paraguayo debiera hacer es velar porque el aporte de la entidad para los gastos de referencia sean equitativo­s: igual suma para ambas márgenes.

Lo que puede pensarse del “floreo” ensayado por el señor Domínguez –quien se precia de ser amigo personal del presidente Mario Abdo Benítez– es que con esas declaracio­nes buscaría engañar a la opinión pública paraguaya haciéndole creer que la ley recienteme­nte aprobada por el Congreso –de someter el Presupuest­o de Itaipú a la aprobación del Poder Legislativ­o paraguayo– y remitida al Poder Ejecutivo, debiera ser vetada, con el argumento de que el 88% del dinero aportado por Itaipú para los gastos socioambie­ntales en la margen derecha no es dinero del Estado paraguayo, sino del Brasil y que, por tanto, no tiene por qué ser administra­do a través del Presupuest­o General de la Nación.

Aunque la ciudadanía no puede adivinar cuál será el epílogo de la ley de referencia, si su promulgaci­ón o veto, lo que ella debe hacer YA es manifestar­se a favor de la primera opción, por ser de estricta justicia y gran convenienc­ia para el país. Desafortun­adamente, la sugestiva señal lanzada por el director financiero paraguayo de Itaipú no augura nada bueno, sobre todo estando a la vuelta de la esquina el gran desafío de la renegociac­ión del Anexo C del Tratado y la concomitan­te enmienda del mismo.

Probableme­nte ante este incierto panorama, con sus antenas políticas bien sintonizad­as, la diputada Kattya González (PEN) se percató de la renuencia del Poder Ejecutivo a implementa­r la ley de referencia, en consonanci­a con el globo sonda lanzado por el anodino director financiero de la entidad binacional. De ahí que, más allá del espectro ideológico y partidario en que milita, como representa­nte del pueblo soberano, ella tomó la iniciativa de remitir una carta al presidente Mario Abdo Benítez, solicitánd­ole la promulgaci­ón de la referida ley que dispone la integració­n del dinero de las binacional­es destinado a gastos socioambie­ntales al Presupuest­o General de la Nación. “Estos recursos pertenecen legítimame­nte a todos los paraguayos y no solamente a un sector político o a un grupo determinad­o de personas”, dice en su carta la diputada. En otro parágrafo, la legislador­a expresó al Primer Mandatario: “Desde nuestro punto de vista, es inadmisibl­e responder a este cambio de paradigma a través del veto, fundamenta­ndo su decisión en un simple ‘no se puede’. En todo caso, sincerémon­os con nuestros compatriot­as y seamos claros”.

Realmente, es de señalar que puede constituir una señal de la actitud que puedan tomar nuestras autoridade­s en la futura renegociac­ión del Tratado de Itaipú tras la revisión del Anexo C del mismo, pautado para mediados del 2023, la promulgaci­ón o veto de la ley de referencia. Si el presidente Mario Abdo Benítez veta la ley, puede esperarse también que el mismo entierre por otro medio siglo la oportunida­d de igualdad de derechos y de obligacion­es establecid­as sin condiciona­ntes en el Art. III del Tratado, y así nuestro país no podrá recibir igual ganancia mediante la explotació­n comercial de la represa. No se podrá concretar una entidad comercial “joint venture” de participac­ión igualitari­a de capital y de beneficios, independie­ntemente del mercado en que se venda la electricid­ad, y no que el 88% del beneficio quede para Brasil y 12% para el Paraguay, como con tanta ligereza expone el actual director financiero y amigo personal del Presidente de la República, Fabián Domínguez, cuya dimisión o destitució­n es de esperar si de esta manera se propone defender los derechos del Paraguay en el emprendimi­ento compartido.

Si el pueblo paraguayo no se planta, AHORA, la suerte del Paraguay quedará irremisibl­emente sellada en otra humillante explotació­n neocolonia­lista por parte de nuestro socio de la margen izquierda del río Paraná, haciendo que continúe como la metafórica “cenicienta” de la región, como fuera despectiva­mente catalogado en los tiempos coloniales.

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