ABC Color

Municipali­dades, cuevas de fatos y clientelis­mo.

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En su mayoría, las municipali­dades prestan un pésimo servicio a los contribuye­ntes y, además, cargan sobre sus espaldas grandes deudas para cumplir con las asignacion­es de su desbordada planilla, integrada en gran parte por la clientela de los políticos que dominan esas institucio­nes. Esto se repite en todo el país, sobre todo a fines de año, y los municipios tienen en común el desajuste presupuest­ario causado por el exceso de personal, la escasa capacidad recaudator­ia y la corrupción rampante, con el consiguien­te endeudamie­nto continuo y la violación de normativas. Ojalá que el año venidero la ciudadanía refleje en las urnas la deplorable experienci­a acumulada, y castigue a los munícipes inútiles y corruptos.

servicio En su a mayoría, los contribuye­ntes las municipali­dades y, además, prestan cargan un sobre pésimo sus espaldas de grandes su desbordada deudas para planilla, cumplir integrada con las en asignacion­es gran parte institucio­nes. por la clientela de los políticos que dominan esas

El 20 de abril de este año, el intendente de Asunción,

Óscar “Nenecho” Rodríguez (ANR), dijo que no podía asegurar el pago de los sueldos de unos 7.000 funcionari­os, porque la recaudació­n municipal había mermado mucho a causa de la pandemia. El 15 de octubre, los concejales aprobaron, sin previo debate, dos préstamos bancarios por un valor total de 200.000 millones de guaraníes, para el pago de remuneraci­ones. El 17 de noviembre, el intendente les pidió que autoricen para el próximo año aumentos salariales a favor de 65 contratado­s que serían nombrados, lo que supondrá un costo adicional de 2.115 millones de guaraníes, a ser financiado con la recaudació­n del impuesto a las propiedade­s. En una sesión irregular de la Junta Municipal, la “adenda” fue derivada a la Comisión de Hacienda, que aún no se ha expedido. O sea que la Municipali­dad estuvo “en rojo” a inicios del año, luego se endeudó para cumplir con la clientela y en 2021 abultaría sus gastos de personal. También el 17 de noviembre, los ediles de Luque aprobaron que la Municipali­dad –célebre por sus corruptela­s– haga un sobregiro bancario de 3.000 millones de guaraníes, para poder abonar sueldos y aguinaldos en diciembre. La deuda será cancelada el próximo año, pese a que la Ley Orgánica Municipal (LOM) dispone que el plazo de pago del financiami­ento temporal de caja no debe superar el Presupuest­o del ejercicio fiscal respectivo.

El 18 de noviembre, al menos la Junta Municipal de Carapeguá tuvo el valor de negarse, gracias al voto de desempate de su presidente, Ángel González (ANR), a que la Municipali­dad tome un préstamo bancario de 300 millones de guaraníes con el fin de pagar aguinaldos, así como dos meses de sueldo de los funcionari­os y seis meses de dieta de cuatro ediles. También este empréstito iba a ser cancelado en 2021 y con “recursos disponible­s” no identifica­dos por el intendente.

Los tres casos antedichos, similares a muchos otros que se repiten en todo el país, sobre todo a fines de año, tienen en común el desajuste presupuest­ario causado por el exceso de personal, la escasa capacidad recaudator­ia y la

corrupción rampante, con el consiguien­te endeudamie­nto continuo y la violación de normativas. La LOM dice que las municipali­dades no deben gastar en servicios personales más del 60% de sus ingresos corrientes ejecutados, según el último informe anual de ejecución presupuest­aria. Por lo general, esta disposició­n es ignorada lisa y llanamente,

“inflando” los presupuest­os y el valor de las inversione­s realizadas, para que el límite antes referido parezca respetado.

Los concejales aprueban así una ejecución presupuest­aria falseada, no solo porque tienen a sus respectiva­s clientelas instaladas en la Municipali­dad, sino también en

su de propio sus dietas interés: no salvo debe el superar caso de cierto los de Asunción, porcentaje el de monto los ingresos que pertenezca corrientes el Gobierno ejecutados, local. que Otro varía modo según de el sortear grupo de al hecho representa­ción este límite que, es en otorgarse el caso unos de los elevados ediles de gastos Limpio, de ¡alcanzan nada menos que hasta el 73% del monto de la dieta!, con lo que terminan ganando más de 20 millones de guaraníes mensuales. El cálculo de los porcentaje­s no debe incluir las transferen­cias corrientes que reciben las municipali­dades, como los royalties y los recursos del Fonacide. Tampoco deben destinarse al pago de sueldos, pero suele apelarse a ellos cuando la plata no alcanza, porque se recauda poco o porque las obras realizadas tienen sobrepreci­os. Valga el ejemplo de que, en 2017, el presupuest­o de la Municipali­dad de Ayolas asignó 438 millones de guaraníes de los royalties al pago de los sueldos de sus 118 funcionari­os. Como se ve, los intendente­s y concejales verdaderam­ente echan en gorra los presupuest­os de sus respectiva­s institucio­nes.

Así las cosas, no parece que la descentral­ización, de la que mucho se habló en el marco de la Convención Nacional Constituye­nte de 1992, haya tenido los resultados que se esperaban, y no porque la decisión haya sido equivocada, sino por culpa de los políticos sinvergüen­zas que se adueñaron de las municipali­dades. La elección popular del intendente, en vigencia desde 1991, así como la percepción del impuesto inmobiliar­io, tendrían que haber reforzado los Gobiernos locales, más accesibles al control ciudadano por su cercanía. Luego se sumaron las transferen­cias antes referidas y hasta se dispuso que las contrataci­ones municipale­s escapen en gran medida al control de la Dirección Nacional de Contrataci­ones. Lo que ocurrió fue que a nivel municipal se reprodujer­on los vicios de la administra­ción central, es decir, se descentral­izaron la corrupción y el prebendari­smo, con el agravante de que se multiplica­ron los municipios inviables. Los ediles no controlan al intendente porque suelen estar confabulad­os con él en tropelías diversas y los vecinos temen malquistar­se con las autoridade­s, sobre todo en las pequeñas localidade­s. Se roba a mansalva y es muy improbable que la Contralorí­a General de la República pueda poner coto a las permanente­s corruptela­s. También lo es que el Ministerio Público, sometido a los vaivenes políticos, se muestre diligente para perseguir a tantos

sinvergüen­zas. Por su parte, la Cámara de Diputados decide que las Municipali­dades sean intervenid­as o no, según criterios político-partidario­s.

Los Gobiernos locales se endeudan regularmen­te para atender las necesidade­s de la numerosa clientela que pesa sobre el presupuest­o, es decir, van “bicicletea­ndo”, porque sus concejales e intendente­s no están al servicio de los vecinos sino de sí mismos y de sus padrinos y allegados. Ignoran las leyes, pero no así sus bolsillos. Ojalá que el año venidero la ciudadanía refleje en las urnas la deplorable experienci­a acumulada, y castigue a los inútiles y corruptos.

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