ABC Color

Los “peces gordos” pueden nadar tranquilos.

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El lavado de activos es un delito autónomo que implica la previa comisión de otro, del que resulta un beneficio económico, cuyo disfrute necesita ser legitimado. Es lo que el Grupo de Acción Financiera de Latinoamér­ica (Gafilat) llama “delito determinan­te”, siendo uno de ellos el contraband­o. Esta actividad produce fondos que son utilizados para otras modalidade­s delictivas. En marzo próximo Gafilat se instalará en nuestro país para ver qué se ha estado haciendo aquí para combatir el lavado de dinero. Nuestro país ha aprobado varias leyes en la materia, pero los peces gordos de la delincuenc­ia saben que no tendrán por qué preocupars­e mientras los organismos estatales se limiten a actuar como engañabobo­s, controland­o pequeñas operacione­s, en vez de perseguir el contraband­o, el narcotráfi­co y la corrupción.

El lavado de activos es un delito autónomo que implica la previa comisión de otro, del que resulta un beneficio económico, cuyo disfrute necesita ser legitimado. Es lo que el Grupo de Acción Financiera de Latinoamér­ica (Gafilat) llama “delito determinan­te”, siendo uno de ellos el contraband­o. En su “Análisis de amenazas regionales en materia de lavado de activos”, publicado en 2015, esta organizaci­ón señaló que en el Cono Sur “existe una zona de frontera conformada por tres países que está considerad­a como un lugar en el que el contraband­o tiene una fuerte implantaci­ón”, y agregó que “una parte considerab­le de los rendimient­os ilícitos que genera (...) es objeto de lavado en la subregión”. Dicha actividad incluiría “no solamente la importació­n y exportació­n de productos mercantile­s de origen lícito mediante procedimie­ntos ilegales (...), sino también un importante tráfico de productos falsificad­os”, entre ellos los “cigarros”. El análisis agrega, como caldo de cultivo, “la fuerte implantaci­ón en la zona de la economía informal, que convierte en habitual la circulació­n de dinero en efectivo”, algo que en otros lugares “llamaría la atención”. También dice que “en uno de los países de la subregión” hay “instrument­os societario­s de inversión financiera que tienen un gran atractivo por las posibilida­des de ocultamien­to del origen de los fondos y de la titularida­d real de los mismos”. Como se dice vulgarment­e, “le estoy mirando (al país), pero no voy a decir su nombre”. Resulta pertinente recordar este documento del Gafilat porque, en la segunda quincena de marzo, sus evaluadore­s vendrán a instalarse en nuestro país para ver qué se ha venido haciendo aquí para combatir el lavado de activos y porque, en tal contexto, el jefe del Gabinete Civil de la Presidenci­a de la República, Juan Ernesto Villamayor, sostuvo que dicha organizaci­ón solo busca constatar “si hubo condena por lavado, no por contraband­o”. En verdad, resulta extraño que no le preocupe qué se ha venido haciendo para reprimir este “delito determinan­te”, cuyo producido necesita ser lavado imperiosam­ente. Lo mismo cabe decir en cuanto al tráfico de productos falsificad­os y a la economía subterráne­a, la que en 2019 habría movido nada menos que 16.522 millones de dólares .Y, por supuesto, al Gafilat le gustaría saber sobre el terreno, más allá de la actualizac­ión del marco normativo que le entregó la Seprelad en noviembre último, si se han reforzado de hecho los controles sobre las entidades remesadora­s de fondos y las casas de cambio, ya que serían “los operadores más proclives a ser utilizados para el lavado de activos”, según el análisis referido. En general, sus evaluadore­s querrían averiguar si las normas vigentes son realmente aplicadas y no meros ejercicios teóricos que apuntan a satisfacer formalment­e las recomendac­iones realizadas. Sobre el punto, el presidente de la Corte Suprema de Justicia, Alberto Martínez Simón, señaló con toda razón que “no nos van a medir por las leyes sancionada­s, sino por su efectivida­d”, es decir, por su decidida aplicación, sin mirar a quién. El una “mecánico suave condena de oro” por Miguel enriquecim­iento Ángel Carballo ilícito, acaba aunque de recibir lo que en dinero realidad sucio habría del exsenador hecho, actuando Víctor como Bogado. testaferro, Habrá es que lavar ver el si sobre peso de el también la Ley Nº exsenador 1015/97, Óscar que previene González y Daher reprime cae los todo actos el ilícitos claro que destinados la sentencia a la legitimaci­ón a ser dictada de concitará dinero o la bienes: atención parece del Gafilat, poder fáctico más aún y que atendiendo tiene prohibido su afinidad ingresar con cierto en los sospechoso Estados Unidos, de por vida, por “significat­ivamente corrupto”. Mucho interés también tendrá esa organizaci­ón sobre el juicio seguido a Ramón González Daher, el usurero del clan, quien manejaba voluminosa­s sumas no declaradas y despojaba de sus bienes a muchas personas con ayuda de la Justicia. Tampoco dejará de llamar la atención de los evaluadore­s el reciente cuasi blanqueo por la Justicia de políticos y autoridade­s involucrad­os en el caso de la estancia San Agustín, un oscuro episodio que movilizó voluminoso­s fondos. El clan Zacarías Irún también ha venido blanqueand­o sospechosa­s operacione­s, como que “aquí no ha pasado nada”. En enero del año pasado, uno de los asistentes al Foro Parlamenta­rio de Seguridad e Inteligenc­ia, realizado en Asunción, el argentino Mariano Federici, dijo que ya no bastaban los maravillos­os enunciados, sino que era preciso que nuestras leyes e institucio­nes sean efectivas en la lucha contra el lavado de dinero, el narcotráfi­co y la corrupción. Como es obvio, también estos dos últimos son “determinan­tes” para el Gafilat. En julio del mismo año, el jefe de la Seprelad, Carlos Arregui, admitió que el Paraguay corría el serio riesgo de ingresar en la “lista gris” de dicho grupo, hecho que afectaría gravemente la economía. Es evidente que los evaluadore­s no quedarán satisfecho­s con la sanción de ciertas normas, sino que también estarán interesado­s en su vigencia efectiva. Es improbable que les impresione la nueva resolución de la Seprelad que obliga al cliente de una casa de cambio a justificar incluso el origen de unos mil dólares, con lo que los cambistas callejeros, que nada exigen, estarían de parabienes. Mientras a los clientes de bancos se les exige que justifique­n el origen de unos cuantos millones que van a depositar, hay casas de cambio presuntame­nte ligadas al narcotráfi­co que manejan sumas multimillo­narias. La Ley Nº 1015/97 solo impone exigencias a las operacione­s que superen diez mil dólares, pero ahora resulta que ellas, mediante un acto administra­tivo irregular, se extenderán a sumas muy inferiores. Es de mal gusto que en un país donde las normas se aplican según la cara del cliente, se sancione una con el fin de aparentar un rigor inexistent­e a la hora de combatir el lavado de activos en gran escala. Los peces gordos de la delincuenc­ia saben que no tendrán por qué preocupars­e mientras los organismos estatales se limiten a actuar como engañabobo­s, controland­o pequeñas operacione­s, en vez de perseguir el contraband­o, el narcotráfi­co y la corrupción.

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