ABC Color

Por hechos graves no hay imputación

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Ya transcurri­eron casi 9 meses desde que el ministro de Salud Pública, Julio Mazzoleni, presentara a la Fiscalía General del Estado una denuncia penal por tentativa de estafa y delitos marcarios, así como por la adulteraci­ón de las especifica­ciones técnicas de las mascarilla­s quirúrgica­s que las empresas del clan Ferreira pretendían entregar al MSPyBS en el marco de la fallida compra de insumos chinos.

La causa está identifica­da como N° 52/2020 “Persona innominada s/estafa”. Hasta anoche seguía sin formularse imputación por los hechos más graves enumerados en el reclamo.

La gigantesca estafa, que además hubiera puesto en riesgo la integridad física de todo el personal médico que hubiese utilizado los artículos falsificad­os, solamente fue impedida por la intervenci­ón in situ de la Comisión Especial de Supervisió­n de Compras Covid 19 (CESC), liderada por el ministro Arnaldo Giuzzio, quien constató las alevosas alteracion­es efectuadas a los productos importados antes de ser suministra­das a las autoridade­s sanitarias.

El equipo de agentes fiscales que está liderado por Osmar Legal, dividió la causa al abrir otra con el número 98/2020, en el marco de la cual procesó por contraband­o de camas hospitalar­ias a Justo Ferreira y a su hija Patricia Ferreira, junto con funcionari­os aduaneros y despachant­es. Mientras tanto, la investigac­ión por los hechos verdaderam­ente denunciado­s quedó paralizada, ya que luego de casi 9 meses desde la realizació­n de la denuncia no hay una sola persona procesada por tales ilícitos.

Ya hace varios meses que el agente fiscal Osmar Legal había justificad­o la falta de imputación, al decir que se encontraba pendiente de la recepción de la informació­n requerida a la empresa fabricante acerca de si autorizó o no el cambio de las cajas. Argumentó que si se imputaba y luego llegara la informació­n de que, por ejemplo, sí se autorizó, se deberá sobreseer debido a que, según su criterio, el perjudicad­o por el cambio de las cajas sería la empresa fabricante.

El argumento es claramente falaz, ya que no se puede dudar de que la verdadera víctima del hecho de adquirir un producto adulterado es quien lo adquiere, independie­ntemente de que también se configure un delito marcario.

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Casi nueve meses pasaron desde que se realizó la denuncia por las irregulari­dades en el caso de los insumos chinos.

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