Desconfianza protectora
Pero lo que muchos no entienden es que ese proyecto de país no pasa por la cantidad de propuestas grandilocuentes que te da el candidato presidencial, sino por cómo queda conformado el Congreso. ¿De qué sirve que el potencial presidente proveniente de una alternancia quiera pintar un arcoíris, si al final una mayoría en las dos bancadas te quitan los colores?
Tuvo que llegar una pandemia para que por fin nos diéramos cuenta de que nuestra tarea en lo electoral la hacíamos mal. Años y años buscando solo la cara y no las ideas. Años y años de unas listas cerradas y bloqueadas que no nos dejaron expresar como debe ser. Años y años marcando y no eligiendo de verdad.
Toda esta costumbre debe acabar y desde este año. Tenemos la grandiosa oportunidad de poder romper con el modelo el cual nos viene pisando los talones por un buen tiempo. Hoy el sistema de desbloqueo de listas con voto preferencial nos da la posibilidad de elegir exactamente a la persona apta para ocupar una silla, ya sea en la Junta Municipal como en el Congreso.
Es momento de elegir a gente nueva, una mirada fresca de cómo queremos que avance el país. A mí -que me considero un “friki” de los procesos electorales- me generan una envidia enorme y sana las campañas que hacen los partidos y movimientos de Uruguay y Chile, éste último también tendrá que ir a las urnas en unas semanas. Cada semana en Twitch sigo a Roberto, abogado y profesor, más conocido en internet como “Roberttson”, en donde se empeña día a día a informar a sus miles de seguidores sobre el proceso constituyente al cual están inmersos. La tienen difícil por la numerosa lista de candidatos/as, pero de todas formas la gente se interesa en investigar y elegir a la persona idónea. Algo que debemos replicar en nuestro país.
Como dijo Sergio Velázquez Villagra, uno de los tantos que lucharon por el desbloqueo de listas: “Estamos mal, y vamos a estar peor. La única herramienta para ponerle freno al caos reinante en el país es la alternancia”.
Siguiendo ese ejemplo, acabemos con el “kaiguetismo” de una vez por todas. Eduquémonos en lo cívico y eduquemos a los demás.
Cuando la confianza nos apuñala, nos hiere con una sonrisa, nos toma de la mano y sin ninguna intención aparente, nos hace cómplices y ser distribuidores de dolor y hasta muerte disfrazada de confianza.
En estos tiempos donde nos escudamos tras la ignorancia para llevar a cabo hechos testarudos, terquedades e incoherencias, desconfiar