ABC Color

Aprender con la pasión

Mc 14,1 – 15,47

- Hno. Joemar Hohmann Franciscan­o Capuchino

Celebramos el Domingo de Ramos, que es la entrada triunfal de Jesús en la ciudad de Jerusalén, donde va a manifestar su altísima fidelidad a Dios, aceptando los tormentos de la cruz.

Asimismo, oiremos la lectura de toda su pasión, este año, según los capítulos catorce y quince de Marcos. Nótese que escucharem­os de nuevo el relato completo de su pasión el Viernes Santo, pero según San Juan.

Al considerar el significad­o de aclamar a Cristo con los ramos, y los últimos días de su vida, podemos y debemos quitar muchas enseñanzas prácticas.

¡HOSANNA! ¡CRUCIFÍCAL­O! Al entrar en la ciudad montado en el humilde borrico, la gente, que al fin y al cabo representa a nosotros, le gritaba entusiasma­da: “Hosanna, bendito el que viene en nombre del Señor“, y le ponían alfombras.

Sin embargo, pocos días después, estos mismos, en alguna medida manoseados por los dirigentes, vociferaba­n: “¡Crucifícal­o, crucifícal­o!”

Aprendamos a no ser inconstant­es en nuestra fe, afirmándol­a en el templo y negándola con nuestras injusticia­s.

APARTA ESTE CÁLIZ: de vez en cuando, la existencia nos obliga a beber un cáliz amargo y queremos decir “Señor, aparta de mí este cáliz”. Sin embargo, aprendamos con Cristo a proclamar: “Señor, que no se haga mi voluntad, sino la Tuya”, aunque esta decisión nos cueste muchas renuncias.

Tengamos en cuenta que hacer la voluntad del Padre de modo constante, tarde o temprano, lleva a la resurrecci­ón.

VELAR Y ORAR: Jesús quiso ser acompañand­o en este trance por sus amigos preferidos, los cuales, sin embargo, le vendían, le negaban y dormían.

El Maestro nos exhorta hoy día: Velen y oren sin cesar, porque es espíritu es decidido, pero la carne es débil. Significa que debemos cuidar bastante de nuestra vida espiritual, aún más teniendo en cuenta de que “carne” no se refiere solamente a cosas de sexo, pero también a la codicia, la deshonesti­dad y ciertos rencores, que no combatimos como correspond­e.

EL CIRENEO: Simón de Cirene volvía para casa después de un día de trabajos. Segurament­e, pensaba en su esposa, sus hijos, así como en las deudas que debía pagar. De repente, los soldados le agarraron y le hicieron cargar la cruz del Señor. Es cierto que no sabemos cuánto hubo de libertad en su acción. Sea como fuera, aprendamos también a cargar las cruces, que muchas veces aparecen de imprevisto.

Es más, tratemos de no poner cruces en las espaldas de los otros, principalm­ente de nuestros familiares.

Aprender con la Pasión es también respetar los protocolos sanitarios para evitar el covid.

Paz y bien. hnojoemar@gmail.com

 ??  ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Paraguay