ABC Color

“Equipo” de la Séptima

- Juan Augusto Roa jaroa@abc.com.py

La renuncia del doctor Ricardo Pont a la Dirección del Hospital Oncológico de Encarnació­n, en medio de acusacione­s de persecució­n política, desnuda una lucha sorda entre las dos principale­s líneas internas del oficialism­o (Añetete y Honor Colorado) y en la cual la suerte de Juan Pueblo es apenas una referencia en discursos de ocasión. Una suerte que muchas veces está subordinad­a a las ambiciones personales de los “líderes” partidario­s de turno empeñados en consolidar posiciones y mantener cautivo el poder público. Convengamo­s en que la política es la herramient­a idónea para intervenir en la construcci­ón de una sociedad. A través de ella se ocupan los espacios de poder, donde se toman las decisiones, para bien o para mal de la sociedad en su conjunto. El chapucero manejo de la crisis provocada por la pandemia del coronaviru­s, desde las más altas esferas del gobierno, es un ejemplo elocuente de subordinac­ión del interés colectivo a los objetivos e intereses de grupos de poder económico y político, que vieron la oportunida­d de hacer jugosos negocios y consolidar posicionam­ientos personales. En el plano local, para nadie es un secreto que en la VII Región Sanitaria se instaló un “equipo” capitanead­o por el diputado Colym Soroka (Añetete), que entró a la arena política decidido a llenar ese vacío de poder que experiment­an los dos principale­s referentes de su partido en el departamen­to, el gobernador de Itapúa Juan Schmalko y el diputado Walter Harms, ambos del movimiento Honor Colorado. La renuncia de Pont estalló como una bomba en la cara de la directora de la VII Región, Romina Sanabria. Sanabria, de opaca gestión al frente de una institució­n de superlativ­a relevancia para el momento que estamos viviendo, finalmente terminó renunciand­o al cargo, ante una andanada de críticas de diferentes sectores de la comunidad. El incidente Pont, sin embargo, no fue la primera pifiada del “equipo” instalado para administra­r el sistema de salud pública en el departamen­to. Este “grupo” está integrado por la ahora renunciant­e directora regional como mascarón de proa, complement­ado con un “asesor”, una especie de “ministro sin cartera” de la VII Región, el odontólogo Juan Lichi, y una hermana del diputado, la odontóloga Jazmín Soroka, como coordinado­ra de la zona 7 Itapúa del Instituto de Previsión Social (IPS). La primera pifiada fue cuando, apenas iniciada la crisis, en abril del año pasado, el entonces director del hospital del IPS, doctor Juan María Martínez, es forzado a renunciar. El médico había asumido una posición “políticame­nte incorrecta” para el equipo, con sus exigencias de insumos, medicament­os y equipos de biosegurid­ad para el personal de blanco que debía enfrentar en primera línea el temporal que se avecinaba. El propósito de reemplazar a Martínez por otro cercano del “equipo”, el doctor Martín Preda, fracasó ante la inesperada y atípica reacción de médicos, enfermeras de la institució­n. El fallido intento de acuerdo entre el Hospital Pediátrico Municipal (HPM) y el Ministerio de Salud Pública es otro ejemplo de manejo mezquino y afán de oportunism­o político de los actores con capacidad de decisión intervinie­ntes. La lucha por el poder es una condición inherente a la actividad política. El problema surge cuando la confrontac­ión se hace carente de ética, de honestidad de propósitos y ausencia de compromiso con el bien común. Si la política, el poder, son herramient­as para construir o transforma­r una realidad social, seamos cuidadosos entonces, de a quién entregamos esas herramient­as. Las consecuenc­ias, como estamos observando a diario, pueden ser de vida o muerte.

 ??  ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Paraguay