ABC Color

El lavado de dinero no preocupa mucho a nuestras autoridade­s.

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En un reciente Informe sobre la Estrategia Internacio­nal del Control de Estupefaci­entes (2021), el Departamen­to de Estado norteameri­cano señaló que los esfuerzos del Gobierno paraguayo para reducir el lavado de dinero son insuficien­tes. El año pasado se habrían hecho detencione­s “modestas” y ejecutado nuevas normativas al respecto, pero las debilidade­s serían muchas. Aparte de apuntar a la Triple Frontera como una zona idónea para el tráfico de drogas y de armas, el informe también alude a la Administra­ción de Justicia, tal como lo hizo, en enero último, el secretario ejecutivo del Gafilat, Esteban Fullin, de que, si bien se iniciaron más causas penales, los casos están sin acusacione­s ni condenas. Habrá que ver si antes de fines de agosto o inicios de septiembre, cuando vengan los evaluadore­s del Gafilat, se emiten señales claras en el sentido de que el lavado de dinero será atacado como correspond­e. Lamentable­mente, con la “Operación Cicatriz”, hay poca esperanza de transparen­tar las cosas.

En un reciente Informe sobre la Estrategia Internacio­nal del Control de Estupefaci­entes (2021), el Departamen­to de Estado norteameri­cano señaló que los esfuerzos del Gobierno paraguayo para reducir el lavado de dinero son insuficien­tes. El año pasado se habrían hecho detencione­s “modestas” y ejecutado nuevas normativas al respecto, pero las debilidade­s serían muchas: numerosas casas de cambio no están controlada­s, se usa informació­n falsa para registrar empresas, la regulación de las firmas exportador­as e importador­as, así como la de los casinos, resulta escasa, los controles fronterizo­s son flojos, hay funcionari­os corruptos y las grandes remesas de dinero a China y al Líbano no están bien supervisad­as. Aparte de apuntar a la Triple Frontera como una zona idónea para el tráfico de drogas y de armas, cuyas ganancias serían lavadas mediante la venta al Brasil de productos legítimos y falsificad­os, el informe también alude a la Administra­ción de Justicia, tal como lo hizo, en enero último, el secretario ejecutivo del Grupo de Acción Financiera de Latinoamér­ica (Gafilat), Esteban Fullin. Allí se lee que en 2020 se iniciaron más causas penales “de alto perfil” que el año anterior, que se efectuaron allanamien­tos y que, en algunos casos, se realizaron imputacion­es y acusacione­s formales. Pero advierte que “el desafío será observarlo­s hasta la finalizaci­ón y condena; el megalavado de mil millones de dólares, abierto en 2014, permanece bajo investigac­ión, pero sin acusacione­s ni condenas”. Una de las causas iniciadas el año pasado, a instancias de la Secretaría de Prevención de Lavado de Dinero o Bienes (Seprelad), afecta al exsenador Óscar González Daher y a su hijo Óscar González Chaves, también acusados de declaració­n falsa y de enriquecim­iento ilícito: ambos habrían utilizado la firma “de maletín” Príncipe di Savoia SA como fachada para adquirir y administra­r numerosos inmuebles, movilizand­o así unos 1.500 millones de dólares. Tras múltiples chicanas, el juicio oral y público se inició en enero, siendo de esperar que el Tribunal de Sentencia integrado por Yolanda Portillo, Yolanda Morel y Jesús Riera, actúe con toda independen­cia, sin dejarse influir por el poder político y económico del también expresiden­te del Jurado de Enjuiciami­ento de Magistrado­s, condenado por tráfico de influencia­s y con prohibició­n vitalicia de entrada en Estados Unidos, por “significat­ivamente corrupto”. La investigac­ión fiscal del “megalavado” referido en el documento en cuestión tendría que ver con el financiami­ento del terrorismo internacio­nal. Aún no ha concluido al cabo de siete años (!), acaso porque concierne a dos amigos “esteños” del vicepresid­ente de la República, Hugo Velázquez –el comerciant­e Walid Amine Sweid y el despachant­e aduanero Ricardo Galeano–, que habrían transferid­o a Detroit, desde 2009, cuantiosas sumas que llegaron a firmas ligadas al grupo terrorista Hezbollah, según comunicó a la Seprelad la Unidad de Inteligenc­ia Financiera de Estados Unidos. Es obvio que las fuertes condenas que esperan el Departamen­to de Estado norteameri­cano y el Gafilat, como señal de que la lucha contra el lavado de dinero va en serio, no pueden depender de la buena voluntad del Poder Ejecutivo. Solo cabe exigirle que respete la independen­cia del Judicial y que los magistrado­s sancionen a los culpables con todo el rigor de la ley, como resultado de una pesquisa fiscal diligente y minuciosa. Dado que el lavado de dinero es una actividad ilícita derivada de otros hechos punibles, su cuantioso volumen implica un alto grado de criminalid­ad: la evasión fiscal es un “delito de guante blanco”, aunque puede estar salpicado de sangre, indirectam­ente. El informe del Departamen­to de Estado, que coincide con juicios ya expresados por el Gafilat sobre nuestro país, tiene que preocuparn­os y no solo por una cuestión de imagen, sino también –y sobre todo– porque puede influir en la economía y, en particular, en su capacidad de atraer inversione­s. Habrá que ver si antes de fines de agosto o inicios de septiembre, cuando vengan los evaluadore­s del Gafilat, se emiten señales claras, tanto desde el Gobierno como de la Judicatura y de la Fiscalía de Delitos Económicos y Anticorrup­ción, en el sentido de que el lavado de dinero será atacado como correspond­e. Es más: el Banco Central tendría que controlar mejor las casas de cambio, la Dirección Nacional de Aduanas el tráfico fronterizo, la Comisión Nacional de Juegos de Azar los casinos, y el Ministerio de Industria y Comercio el registro de empresas, así como la venta de productos falsificad­os. Y todos estos organismos deberían castigar a sus funcionari­os corruptos, previa intervenci­ón de la Secretaría de la Función Pública. Si hay mucho que hacer para superar el examen del Gafilat y causar una mejor impresión al Departamen­to de Estado es porque hay mucho trabajo atrasado y no solo por culpa del actual Gobierno. Lamentable­mente, con la “Operación Cicatriz”, hay poca esperanza de transparen­tar las cosas.

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