Los malditos no van a Disney
Harto repetida es esa frase que dice que el Paraguay es el lugar en donde mueren todas las teorías, especialmente las que tienen que ver con impartir justicia en casos de corrupción. El sentido de lo absurdo no tiene límites: el pillaje, el peajerismo y la mala fe permean desde la academia hasta la política. En ese contexto, algunas personas conciben un acto eleccionario como una batalla campal en las que si no hay sillazos o voceos de mercaderas (perdón señoras del Mercado, ustedes sí se comportan como señoritas inglesas) no son elecciones. Las propuestas, el debate respetuoso de ideas es reemplazado por el insulto, la desconfianza y el arte del “indidentazgo” porque sí. Ahora bien, si nos circunscribimos a la política partidaria, hablamos de otro level de pillaje. Ahí se normaliza que personas procesadas, investigadas y hasta encarceladas por corrupción se erijan en candidatos a cargos electivos como parte de pactos políticos de sutura colorada.
Ya que las autoridades del Poder Judicial hacen como que no se dan cuenta, una instancia foránea tiene que venir a decirnos lo que ya sabemos; solo que esa instancia tiene una fuerza arrolladora ante cuyo designio cobramos notoriedad internacional por ser corruptos.
Estamos hablando de las declaraciones del secretario de Estado de los Estados Unidos, Antony John “Tony” Blinken: “Hoy anuncio la designación pública de un representante en la Cámara Baja de la Legislatura paraguaya, Ulises Rolando Quintana Maldonado, debido a su participación en corrupción significativa”. Esta designación alcanza a la esposa de Quintana, Mirtha Beatriz Esperanza Fariña. Para Quintana, candidato a la intendencia de Ciudad del Este por el Partido Colorado, el gobierno de los EE.UU se guió por datos erróneos para llegar a esa conclusión. ¿Perdón?
Es decir, según el político colorado, Blinken habría sacado de “su cabeza nomás” esa idea y no en el marco de las permanentes investigaciones que realiza su Gobierno en torno al combate de la corrupción en la región de la Triple Frontera (CDE, Foz de Yguazú y Puerto Iguazú). Blinken fue enfático al decir que Quintana “participó en actos que facilitaron la delincuencia organizada transnacional que socavaron el estado de derecho y obstruyeron la confianza de la población en los procesos públicos de Paraguay” así como tener vinculaciones con Reinaldo “Cucho” Cabañas, acusado de narcotráfico, tráfico de influencias, asociación criminal, enriquecimiento ilícito y lavado de dinero. Consecuencia de esto, tanto Quintana como su esposa tienen prohibido el ingreso a los EE.UU.
Ojo: el mensaje de alguna manera es también para los representantes del entorno que lo usó a Quintana de bisagra para cicatrizar heridas partidarias. Quintana se suma así al club de los paraguayos que no tienen la bendición del Tío Sam por ser significativamente corruptos. Y, como sabemos, los malditos fichados por USA no van precisamente a Disney... “Hasta ahí lo que te puedo decir”.