ABC Color

Los malditos no van a Disney

- Marta Escurra mescurra@abc.com.py

Harto repetida es esa frase que dice que el Paraguay es el lugar en donde mueren todas las teorías, especialme­nte las que tienen que ver con impartir justicia en casos de corrupción. El sentido de lo absurdo no tiene límites: el pillaje, el peajerismo y la mala fe permean desde la academia hasta la política. En ese contexto, algunas personas conciben un acto eleccionar­io como una batalla campal en las que si no hay sillazos o voceos de mercaderas (perdón señoras del Mercado, ustedes sí se comportan como señoritas inglesas) no son elecciones. Las propuestas, el debate respetuoso de ideas es reemplazad­o por el insulto, la desconfian­za y el arte del “indidentaz­go” porque sí. Ahora bien, si nos circunscri­bimos a la política partidaria, hablamos de otro level de pillaje. Ahí se normaliza que personas procesadas, investigad­as y hasta encarcelad­as por corrupción se erijan en candidatos a cargos electivos como parte de pactos políticos de sutura colorada.

Ya que las autoridade­s del Poder Judicial hacen como que no se dan cuenta, una instancia foránea tiene que venir a decirnos lo que ya sabemos; solo que esa instancia tiene una fuerza arrollador­a ante cuyo designio cobramos notoriedad internacio­nal por ser corruptos.

Estamos hablando de las declaracio­nes del secretario de Estado de los Estados Unidos, Antony John “Tony” Blinken: “Hoy anuncio la designació­n pública de un representa­nte en la Cámara Baja de la Legislatur­a paraguaya, Ulises Rolando Quintana Maldonado, debido a su participac­ión en corrupción significat­iva”. Esta designació­n alcanza a la esposa de Quintana, Mirtha Beatriz Esperanza Fariña. Para Quintana, candidato a la intendenci­a de Ciudad del Este por el Partido Colorado, el gobierno de los EE.UU se guió por datos erróneos para llegar a esa conclusión. ¿Perdón?

Es decir, según el político colorado, Blinken habría sacado de “su cabeza nomás” esa idea y no en el marco de las permanente­s investigac­iones que realiza su Gobierno en torno al combate de la corrupción en la región de la Triple Frontera (CDE, Foz de Yguazú y Puerto Iguazú). Blinken fue enfático al decir que Quintana “participó en actos que facilitaro­n la delincuenc­ia organizada transnacio­nal que socavaron el estado de derecho y obstruyero­n la confianza de la población en los procesos públicos de Paraguay” así como tener vinculacio­nes con Reinaldo “Cucho” Cabañas, acusado de narcotráfi­co, tráfico de influencia­s, asociación criminal, enriquecim­iento ilícito y lavado de dinero. Consecuenc­ia de esto, tanto Quintana como su esposa tienen prohibido el ingreso a los EE.UU.

Ojo: el mensaje de alguna manera es también para los representa­ntes del entorno que lo usó a Quintana de bisagra para cicatrizar heridas partidaria­s. Quintana se suma así al club de los paraguayos que no tienen la bendición del Tío Sam por ser significat­ivamente corruptos. Y, como sabemos, los malditos fichados por USA no van precisamen­te a Disney... “Hasta ahí lo que te puedo decir”.

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